Un sindiós
Qué cosas tiene esto de la política. Si es que ya lo dicen esos pastores que tiene la santa madre iglesia de la cosa esta del politiqueo, que en esto de la política, los políticos y los partidos lo que ahora es blanco en un segundo se torna a negro. Y quien no hace tanto era el rey del mambo desaparece del mapa. O lo echan los mismos y mismas que lo colocaron y lo encumbraron.
Estaban tan contentos todos estos del PSOE de Castilla y León con su nuevo líder, llegado de las tierras altas de Soria, cuando de repente aparecieron los ‘tudanquistas’, dícese de aquellos que rinden pleitesía a ese dios que les señaló con el dedo divino de una buena soldada, y comenzaron a largar y largar contra el líder de las tierras altas soriano y contra el ministro Óscar Puente. Qué mala es la envidia.
Y no es que no lo hubieran hecho antes, ojo. Lo habían hecho, sólo que en esta ocasión a alguien se le olvidaba cerrar el micro y se convertía en vox populi la verdad que se escondía debajo de los falsos abrazos y de las sonrisas hipócritas con las que saludaban en el congreso de Palencia de hace poco más de un mes.
Lo del micro es la punta del iceberg contra el que ya ha chocado el nuevo PSOE de Carlos Martínez. Está por ver si, ahora, una vez destapada la caja de los truenos, son capaces de achicar las vías de agua o la nueva dirección socialista naufraga cual Titanic.
Y es que no se pueden hacer peor las cosas. Que si bicefalia, que si liderazgo compartido, que si hasta que él quiera... que si la abuela fuma. Lo que necesita el PSOE castellano y leonés es liderazgo, pero no el de postureo, sino que ejerza, que tome decisiones y que las ejecute. ¿O es que acaso nadie en el PSOE sabía que si cambias a los miembros de la Mesa de Cortes PP y VOX pueden presentar y votar sus candidatos? Claro que lo sabían porque de no ser así sobran todos.
El problema está en que ahora, suceda lo que suceda, el nuevo líder socialista quedará tocado y casi hundido. Porque sí mal lo ha hecho hasta ahora, al no ejecutar los cambios en el grupo de las Cortes desde el minuto uno que asumía la dirección del partido y a la hora de gestionar la crisis tras el escándalo desatado por el micrófono indiscreto, mucho peor es encomendarse al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, para sacar adelante el relevo de los dos críticos en la Mesa del parlamento autonómico. Y no tanto porque Mañueco se la vaya a jugar al nuevo líder del PSOE, que no será el caso, sino por la imagen de debilidad y de falta de liderazgo que demuestra Carlos Martínez, a las primeras de cambio, por el hecho de destapar las vergüenzas de su partido y por evidenciar bien a las claras que el PSOE de Castilla y León es un sindiós.