Heraldo-Diario de Soria

Investigación

Torralba podría responder a una de las grandes cuestiones pendientes de la Evolución Humana

Las excavaciones arqueológicas realizadas en el mes de julio en el yacimiento paleolítico de Torralba (Medinaceli, Soria) pone al descubierto grandes restos de elefante y elaboradas hachas de mano realizadas con sílex y caliza

Excavaciones en el yacimiento de Torralba (Medinaceli, Soria).

Excavaciones en el yacimiento de Torralba (Medinaceli, Soria).HDS

Publicado por
Susana Rubio-Jara y Joaquín Panera
Soria

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El yacimiento de Torralba tiene una antigüedad estimada de unos 200.000 años. A partir de la estratigrafía publicada por Butzer en 1965 en la revista Science, correspondiente a un sector del yacimiento, se sabía que se formó en medios de carácter lacustre y fluvial, y es en estas facies fluviales de arenas y gravas donde se sitúan las mayores concentraciones de fauna e industria documentadas en las excavaciones de Howell y tal vez en las de Cerralbo.

Los niveles en Torralba han proporcionado abundantes restos de elefante antiguo (que llegaba a sobrepasar los 4,5 metros de alzada y a pesar entre 6 y 8 toneladas), de uro o toro primitivo (con una talla de hasta 2,20 metros en la cruz y hasta 2 toneladas de peso), de una variedad de caballo identificada precisamente como Equus torralbae, de ciervo común europeo (que podría superar 1,50 metros de alzada y los 400 kilos de peso), gamo, corzo, rinoceronte de nariz tabicada, y algún resto de lobo de Mosbach, león primitivo de las cavernas, hiena y zorro.

Las herramientas de piedra que se documentan en el yacimiento se corresponden con el periodo Achelense; en el destacan una especie de hachas de mano, denominadas bifaces y hendedores, que nuestros antepasados empiezan a elaborar en África hace unos 1,7 millones de años y misteriosamente desaparecen del registro arqueológico hace unos 200.000 años, por lo que Torralba podría responder a una de las grandes cuestiones pendientes de la Evolución Humana, por qué desaparece una tecnología que nos permitió adaptarnos a ecosistemas muy diferentes y hacer frente a cambios climáticos de gran envergadura a lo largo de más de 1,5 millones de años. Además, hay herramientas que se podrían corresponder con las realizadas en el Paleolítico Medio por los neandertales, lo que supondría una de las primeras evidencias en Europa de la coexistencia de diferentes especies humanas.

Durante la campaña de 2023 se han hallado, junto a numerosas herramientas líticas entre las que destacan impresionantes bifaces y hendedores elaborados con sílex y caliza, restos de un elefante antiguo como los que se pueden contemplar en el museo “in situ” de Ambrona, donde se ha preservado desde que fueran excavados en 1963 en su posición original una excepcional concentración de restos de elefante antiguo de hace más de 350.000 años, pertenecientes a una hembra, un macho joven y uno o dos adultos. En 1993 bajo la dirección de Manuel Santonja y Alfredo Pérez-González se descubrió en Ambrona parte del esqueleto de un elefante antiguo macho adulto, formado por 86 huesos entre los que estaba el cráneo con mandíbula completa, dos defensas, la mayor parte de las vértebras y costillas, las dos escápulas, la pelvis y varios huesos largos. Estos restos de acuerdo con la Junta de Castilla y León fueron consolidados y protegidos con geotextiles y capas de sedimento en su propia ubicación con el fin de que pudieran ser integrados en una nueva estructura museográfica. En 2007 los investigadores mencionados presentaron una propuesta para realizar un centro de interpretación que integrara todos los restos faunísticos preservados “in situ”, y mediante su exposición poder comprender la vida natural y las actividades llevadas a cabo por especies humanas anteriores a los neandertales. Con las recientes excavaciones en Torralba, esta propuesta se puede complementar con la creación de un centro de interpretación en este yacimiento, que dista tan sólo 2,5 km de Ambrona, permitiendo una aproximación excepcional a las primeras ocupaciones humanas en Europa de hace entre 450.000 y 200.000 años, junto con la evolución paleoambiental y paisajística de la que informan los restos fósiles en un paisaje poco modificado desde entonces.

Estos yacimientos se sitúan próximos a la autovía Madrid-Zaragoza, a unas dos horas en coche de las respectivas ciudades, y además se encuentran en un territorio afectado por una gran despoblación, por lo que un centro interpretación moderno tendría una incidencia muy positiva en el entorno.

La singularidad de estos sitios tiene una doble vertiente, por una parte, el interés que suscita desde hace más de un siglo en la comunidad científica internacional, y por otra, la intensa emotividad que suscita la contemplación de restos de grandes animales como los elefantes en el lugar en el que han permanecido durante cientos de miles de años. El pequeño museo in situ de Ambrona constituye uno de los pocos ejemplos de museos de estas características en Europa y el único en España. Otras concentraciones de restos de proboscídeos sólo se pueden ver en yacimientos italianos. En Casal de Pazzi, a las afueras de Roma, se han construido unas pasarelas que permiten ver los restos de elefantes de hace 360.000 años, el centro además cuenta con una sala de exposición, y otra para estudio de los materiales arqueológicos; en Isernia La Pineta, que cuenta con el Museo Nacional del Paleolítico donde se ha reproducido una paleosuperficie con restos óseos de elefante, megaceros y rinoceronte, un centro de investigación prehistórico y un pabellón donde se puede observar a través de unas cristaleras las excavaciones sistemáticas llevadas a cabo; y en la Polledrara de Cecanibbio, próximo a la ciudad de Roma, donde se exhibe una paleosuperficie de 850 metros cuadrados, miles de huesos fosilizados pertenecientes en su mayor parte a elefante antiguo y bóvido de gran tamaño (Bos primigenius), que no se puede visitar por la ausencia de personal.

La intervención de 2023, llevada a cabo entre el 3 y el 23 de julio, ha sido codirigida por Susana Rubio-Jara y Joaquín Panera profesores de la Universidad Complutense, y ha contado con la participación de doctores, doctorandos y estudiantes de distintas universidades como la Universidad de Burgos, Castilla la Mancha, Sevilla, de la Universidad de Alcalá de Henares. Además, alumnos del grado de Arqueología de la Universidad Complutense han realizado sus prácticas externas y extracurriculares, así como de la Universidad Católica de Chile, dando al equipo una dimensión internacional.

Los yacimientos de Torralba y Ambrona, en los términos municipales de Medinaceli y Miño de Medinaceli respectivamente, son conocidos desde el siglo XIX, y son clave para el estudio del poblamiento europeo de especies humanas anteriores a la nuestra. En estos sitios, además, se conservan una de las mayores concentraciones de elefante antiguo de Europa, de los que parte se pueden contemplar en el denominado museo “in situ” de Ambrona.

El yacimiento de Torralba se descubre en 1888, cuando la construcción de una acometida de agua para edificios ferroviarios asociados a la estación de Torralba pone al descubierto huesos de elefante, lo que llamó de manera extraordinaria la atención, hasta el punto de que veinte años después el marqués de Cerralbo toma la pionera decisión a nivel mundial de “excavar” en el área donde aparecieron esos restos, con la intención de alumbrar las primeras etapas de la humanidad. De este modo, entre 1909 y 1911 exhuma una extensión que podría rondar los 2.000 metros cuadrados. Estos trabajos tuvieron gran trascendencia en la época, y atrajeron la visita de los investigadores más destacados del momento como E. Harlé, H. Breuil, Cartailhac, P. Wernert, H. Obermaier, o H. Alcalde del Río, entre otros. Entre 1961 a 1963, 50 años después, uno de los prehistoriadores más relevantes del momento, el profesor estadounidense F.C. Howell, retoma las investigaciones en Torralba, y excava otros 1.026 metros cuadrados. Plantea intervenciones sistemáticas en extensión, modelo que ya estaba consolidado en el estudio de la arqueología de los orígenes humanos en África pero que suponía una absoluta novedad en Europa. De este modo, Torralba se convirtió en el yacimiento paleolítico con mayor extensión excavada en el registro arqueológico mundial y en el primero en el que se podían abordar los modos de vida de especies humanas extintas. Sin embargo, a pesar de la gran extensión excavada en Torralba, las publicaciones científicas son insuficientes para comprender bajo el prisma actual del conocimiento este yacimiento. En los años 90, bajo la dirección del arqueólogo Prof. Manuel Santonja y del geólogo Prof. Alfredo Pérez-González se realizan unas catas valorativas, pero su trabajo simultáneo en el yacimiento próximo de Ambrona, y la complejidad de ambos, impide compatibilizar su investigación, por lo que se centran en Ambrona.

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