El trinquete, un espacio ciudadano recuperado (I)
Coincidiendo con la presentación al público de la restauración del trinquete, un libro 'ad hoc' publicado por el Ayuntamiento de Soria ofrece algunos hitos singulares de su larga historia

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La estructura e idiosincrasia de cualquier ciudad siempre ha venido definida por sus espacios ciudadanos, es decir, por aquellos ámbitos que han permitido la socialización e interacción de sus habitantes. Desde las estoas de las ciudades griegas, pasando por los foros, termas, teatros y circos romanos hasta los bulevares y parques decimonónicos.
La fundación medieval de la ciudad de Soria en 1119 hace que los primeros puntos de encuentro ciudadano fuesen aquellas 35 iglesias románicas recogidas en el censo de Alfonso X el Sabio de 1270, en torno a las cuales se agruparon los primeros barrios que en un proceso lento, discontinuo y dificultoso se irían entrelazando después hasta configurar nuevos espacios públicos incipientes, como las plazas mayores del Tovasol, primero, y de Pozo Alvar, después, y, cuando la ciudad ya comienza a alejarse del estratégico paso sobre el Duero, la actual Plaza Mayor y la Plaza de Herradores, cuyo persistente nombre antiguo aún se impone al más que centenario de Ramón Benito Aceña, ya extramuros de la ciudad.

Soria
Visitas guiadas al antiguo trinquete de Soria y un concierto del 16 de mayo
Heraldo-Diario de Soria
Los nuevos aires que la Ilustración exporta desde Francia a toda Europa contribuirán a la aparición de nuevos espacios ciudadanos que se irán consolidando a lo largo del siglo XIX; los cafés, círculos y casinos, que aún siguen prestando hoy día una encomiable labor cultural en nuestra ciudad, además de otros más populares como el lavadero, o el antiguo corral de comedias de los Doce Linajes reconvertido en el elegante y desaparecido Teatro Principal de la Plaza Mayor o, bastante después, los cines permanentes como el Ideal y el antiguo Teatro-Cine Avenida, también, por desgracia, derribados.
Afortunadamente, la intervención del Excmo. Ayuntamiento de Soria ha permitido evitar, casi «in extremis», el que otro de estos espacios, quizás más desconocido y singular, pasase a engrosar la ya larga y sangrante nómina de destrucciones y derribos, con la adquisición y recuperación del trinquete de la ciudad, situado en la calle Zapatería, número 12, casi oculto tras un edificio de fachada convencional levantada según el plano que se encuentra en el Archivo Histórico Municipal de Soria, en «Antecedentes de Sesiones, 5». Carpeta de 19 de
mayo de 1876, según proyecto de Nicomedes Encabo y Leonardo, por encargo del propietario, José Jiménez Lozano.
El Diccionario de la Real Academia Española define un «trinquete» como «Frontón cerrado sin contracancha y con doble pared lateral» e identifica el término como voz proveniente del francés «trinquet», «pala para jugar a la pelota». Su sinónimo más cercano sería el término «frontón», que definido cómo una «cancha de tres paredes» es un elemento muy frecuente en los pueblos sorianos para jugar a pelota a mano, ya sea en su configuración más sencilla, la de adosar una pared lateral al muro de una iglesia, o como construcción «ex novo» de buenos sillares los más antiguos o de hormigón o ladrillo los modernos, con tipologías muy variadas, desde la solidez de Covaleda hasta la elegancia del, tristemente también desaparecido en 1997, de Quintana Redonda.
De los trinquetes cubiertos tuvimos varios ejemplos en la provincia, seguramente en Arcos de Jalón y en San Pedro Manrique donde, a comienzos del siglo XX, reseña la prensa actividades simultáneas en el «frontón» y en el «trinquete» y, también, en Almazán, en la calle Caballeros y en la calle de San Pedro el Caído, del que se conservan aún algunos vestigios, como atestigua Ángel Márquez, cronista de la villa. Aún existe el de Oteruelos, inaugurado en la primavera de 1924 y que presenta un excelente estado, tras haber sido restaurado en 1998.
Todos, en cierta medida, serían herederos de aquel «jeu de paume», aquel frontón cubierto de Versalles, en el que los diputados franceses del Tercer Estado se desligaron de la nobleza y el clero y juraron el 20 de junio de 1789 un nuevo compromiso político que llevó a la elaboración de la constitución de 1791, modelo legal que se iría imponiendo, antes o después, en todos los países europeos modernos.
Sin un pasado tan glorioso, el trinquete de la calle Zapatería, coexistente o, más bien, heredero del juego de pelota aledaño a la Puerta del Rosario y a la Iglesia de Santo Domingo y del frontón levantado en las inmediaciones de la Plaza Mayor, no deja de ser un elemento interesante para conocer la vida de la Soria de la segunda mitad del siglo XIX y del siglo XX. Ni el «Diccionario» de Pascual Madoz ni el inmediato plano de Francisco Coello de 1860 recogen su existencia, pero sí aparece ya perfectamente delimitado en el plano catastral de Soria de 1868, poco antes de su primera referencia escrita, recogida en el «Boletín Oficial de la Provincia de Soria» del 13 de septiembre de 1869 que anuncia: «El que quiera tomar en arriendo el trinquete o juego de pelota cubierto, como también una mesa de billar y buenos locales para toda clase de juegos, todo bajo una entrada, sito calle de la Zapatería, núm. 12 puede avistarse con su dueño José Jiménez, vecino de esta Ciudad». Se buscaba ya arrendatario para la instalación, algo recurrente, como también veremos en el anuncio publicado en «La Idea» del 12 de octubre de 1920: «Se alquila el Juego de Pelota (Trinquete)» y, en fecha bastante posterior: «Se traspasa el trinquete de Soria. Informes, esta administración» como anunciaba el «Campo», desde 1953 «Campo Soriano» del 13 de noviembre de 1948.
El amplio espacio cubierto albergó, en principio, aquel uso lúdico y deportivo para el que fue construido y del que va dando cuenta la prensa local, como el «Noticiero de Soria» del 24 de julio de 1901 que recuerda como «el domingo último a las tres de la tarde tuvo lugar en el Trinquete de esta capital un partido de pelota a cincuenta tantos, jugando el pelotari Cirilo Marco (Navarro) a los de Soria Marcelino Sancho (Ranchito) y Gabriel Monje (Guardilla), los cuales ganaron honrosamente la partida».
Podemos imaginar la animación de aquellos partidos, con los dos pisos de gradas de madera rebosantes de público, los diestros pelotaris y el correspondiente servicio de cancha, como el que se buscaba en «El Noticiero de Soria» del 28 de mayo de 1892: «Se desea dar colocación a un muchacho de 12 a 14 años para contar en los partidos de pelota en el trinquete de esta Capital».
El apasionamiento de los jugadores se plasmaba en frecuentes desafíos y apuestas, como la que recoge «El Noticiero de Soria» del 7 de marzo de 1891: «Esta tarde a las tres tendrá lugar en el trinquete, un partido de pelota para el que están desafiados cuatro amigos habiéndose nombrado jurado y cruzándose una apuesta de algunas botellas de champagne. Promete estar animado el trinquete». Pero el exceso de ardor deportivo podía conducir también a partidos accidentados, como el que relata «El Avisador Numantino» del 2 de octubre de 1915: «En el trinquete de esta capital, hoy al medio día, se hallaban jugando a la pelota varios jóvenes, entre ellos Martín Vinuesa y Bruno Notario, y al restar un tanto el primero, lo hizo, con tan mala fortuna que la pelota fue a dar al segundo en la base de la cabeza, produciéndole la pérdida del sentido y haciéndole caer de espaldas como cuerpo inerte. Los médicos Sres. Garcés, Íñiguez y Sierra han visto al lesionado, calificando su estado de pronóstico reservado».
Como todo espacio lúdico de carácter privado, el trinquete experimentaría etapas de menor y mayor actividad y de prosperidad económica variable obtenida del alquiler de la cancha, las apuestas y otras actividades extradeportivas muy variadas. El devenir de los tiempos lo puso, ya en el siglo XX, a competir con otras nuevas actividades de ocio como el cine, aún mudo, y que, desde la primera proyección en 1897, gustó mucho en la ciudad. Así se pensó incluso en instalar en su lugar una sala de cine permanente, como señalaba «La Voz de Soria» en diciembre de 1923 -precisamente en el mismo número en el que se da cuenta de la inauguración el día 27 del Palace Cinema, sala no lejana situada en los bajos del Palacio de los Condes de Gómara y que al sonorizarse en abril de 1935 pasaría a llamarse Cine Proyecciones-, anunciando que «parece confirmarse que a principios del próximo mes de enero darán principio las obras de un nuevo cinematógrafo que llevará el nombre de Real Cinema. La cabida será de dos mil personas y el edificio será levantado en el lugar que hoy ocupa el Juego de Pelota. El empresario de este nuevo cinematógrafo es un conocido comerciante de ultramarinos y según nos informan se propone echar el resto a fin de que el Real Cinema sea el mejor salón de Soria».
El proyecto finalmente no se llevó a efecto y el público permaneció fiel al trinquete y sus partidos de pelota no sin quejarse, de tanto en tanto, como recoge «La Voz de Soria» del 21 de junio de 1930 de que «Dada la gran afición que existe en Soria al juego de pelota, veríamos con gusto que el dueño del edificio (…) hiciese en dicho local algunas reformas por encontrase éste en estado lastimoso, pues nos consta que una vez arreglado se vería la forma de traer a nuestra cancha los mejores pelotaris, que fomentarían en nuestra ciudad este deporte». Ignoramos si la petición fue atendida, pero es claro que el trinquete experimentó «importantes reformas» que «quedaran terminadas en fecha próxima», según informaba el «Campo» del 27 de marzo de 1947. Probablemente los primeros eventos que se celebraron tras la reforma son los que «con gran entusiasmo vienen celebrándose en el trinquete (…), especialmente los jueves y los domingos, interesantes partidos de pelota en los que toman parte notables jugadores de Soria, de Almarza, de Covaleda y otras localidades de la provincia. Dichos partidos son presenciados por numeroso público», tal y como daba cuenta el «Campo» del 15 de mayo de 1947. En realidad, como afirmaba un anuncio publicado en el mismo rotativo, el 3 de junio de 1947, era «El Trinquete. El lugar más fresco y divertido de la capital».
Y la diversión deportiva iría más allá de lo estival, como relataba el «Campo» del 2 de septiembre de 1947, «En el Trinquete de la calle de la Zapatería celebráronse (el domingo) interesantes partidos de pelota, destinándose los ingresos íntegros a beneficio de los damnificados de Cádiz. En dichos partidos intervinieron los jugadores Boni, Plaza, Jiménez, Recio, Oriva, Mozas y otros». Justo un año y un mes después, y como solía ser habitual en los periodos festivos, «Coincidiendo con los festejos en honor de San Saturio se celebrarán durante estos días en el trinquete de nuestra capital interesantes partidos de pelota en los que tomarán parte entusiastas pelotaris de Soria y de los pueblos de la región soriana», recordaba el «Campo» del 2 de octubre de 1948.
(Javier Martínez Romera es doctor en Traducción e Interpretación y profesor de Geografía e Historia en el IES Antonio Machado)