La máscara para entrenar la respiración
Tres investigadores de las universidades de Valladolid y León han creado un dispositivo para ejercitar los músculos y mejorar las capacidades respiratorias. Cuenta con capacidad predictiva clínico diagnóstica.

Diego Fernández, investigador en el campus de la UVa en Soria.
El Covid puso en evidencia la vulnerabilidad de los pacientes con enfermedades respiratorias. Desde entonces se ha observado un incremento de la mortalidad a causa de ellas de este tipo de patologías.
En España, los fallecidos al año por estas dolencias, sin contar con el temido Covid-19, se aproximan a 50.000. La Organización Mundial de la Salud, además de otras sociedades médicas, apuntan a la idoneidad de ejercitar los músculos para mejorar las capacidades respiratorias y así ganar en calidad de vida de los enfermos.
Los investigadores Diego Fernández Lázaro, del campus de Soria de la Universidad de Valladolid, Jesús Seco Calvo y Juan Felipe García Sierra, ambos de la Universidad de León, han creado una herramienta para facilitar el entrenamiento muscular respiratorio con capacidad predictiva clínico diagnóstica en la que han plasmado conocimientos de telemedicina.
Se trata de una máscara electrónica digitalizada de precisión para controlar el flujo de aire y facilitar el entrenamiento muscular respiratorio y de atención domiciliaria.
Esta creación ha recibido el primer premio como 'Idea innovador de negocio' del certamen 'Iniciativa Campus Emprendedor', integrado en el Plan de Transferencia de Conocimiento Universidad-Empresa y que está coordinado por la Fundación Universidades y Enseñanzas Superiores de Castilla y León. La máscara se encuentra en fase de tramitación para obtener la patente.
Un estudio realizado por Diego Fernández sobre el entrenamiento muscular respiratorio en deportistas, en el que concluyó que este ejercicio mejoraba el rendimiento y los parámetros de presión respiratoria fue el primer pilar para comenzar a crear esta máscara, dirigida a los enfermos crónicos para que puedan recuperar sus parámetros respiratorios con el entrenamiento.
El experto incide en el elevado envejecimiento de la población que desemboca en enfermedades respiratorias. Ello unido a que los tratamientos médicos en los servicios de Neumología más habituales son la medicación se hacía más que necesario ofrecer una alternativa terapéutica para mejorar la tolerancia a la fatiga, aumentar la eficiencia respiratoria y mejorar la calidad de vida.
El equipo plurisdiciplinar formado por los tres investigadores ha permitido fabricar una mascarilla electrónica con capacidad de regulación automatizada e independiente de los flujos de aire inspiratorio y espiratorio.
Diego Fernández es doctor en Fisiología del ejercicio, Jesús Seco es doctor en Medicina y Fisioterapia y Juan Felipe García es ingeniero electrónico.
El dispositivo ha nacido para ser usado en el ámbito sanitario para medir la función pulmonar y la fuerza respiratoria. Lleva incorporados unos sensores para el flujo del oxígeno y del dióxido de carbono.
El desarrollo tecnológico que se ha incorporado a la mascarilla facilita adaptar el entrenamiento muscular respiratorio de manera individual a cada usuario.
«Es una herramienta que facilita el diagnóstico en tiempo real y el entrenamiento se realiza basado en las capacidades que tiene la persona en ese momento», explica Diego Fernández.
El equipo ha elaborado un prototipo que se ha hecho con materiales fungibles, lo que facilita su ergonomía a los usuarios. Se tiene que colocar sobre el pecho y el entrenamiento se puede hacer desde casa.
El software implantado está estructurado en rangos para los gases y para las presiones, de tal manera que el dispositivo es capaz de pautar de manera automática un entrenamiento específico para cada persona.
«Lo llamamos entrenamiento pero es un trabajo de recuperación respiratoria, tanto en la espiración como en la inspiración porque tiene unas válvulas móviles de resistencia respiratoria», explica Fernández, dado que cuenta con unos orificios que aumentan o disminuyen el canal de flujo de acuerdo a las necesidades personales.
El investigador soriano recuerda que cuando se trabaja la respiración por encima del umbral causa fatiga y sensación de disnea, pero si se trabaja en el rango adecuado se mejora y se consigue la adherencia del paciente.
El creador sostiene que no existe una herramienta similar en el mercado que esté automatizada. Además de adaptar el entrenamiento muscular respiratorio a las variables personales también se pueden transmitir los datos al médico especialista. Tiene capacidad predictiva clínico diagnóstica. Su uso es «sencillo», puntualiza Diego Fernández.
La mascarilla es similar a las que se emplea para la oxigenación, pero es más pequeña y ergonómica y se puede colocar sobre el pecho, incluso lleva unos anclajes que facilitan su agarre.
Los investigadores han realizado un prototipo de la herramienta y en la actualidad gestionan la tramitación de la patente con la Red de Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación de la Universidad de Valladolid.
El telemedicina y la digitalización que se ha implantado en este dispositivo hace que esta mascarilla sea eficaz para el tratamiento de pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, ya que facilita el intercambio de información entre el usuario y los profesionales sanitarios, defienden sus inventores.
Se ha desarrollado pensando en ser empleada en el ámbito sanitario. El objetivo es introducirla, en una primera etapa, en los grandes hospitales públicos de Castilla y León (Burgos, León, Salamanca y Valladolid), y en una segunda fase hacerlo expansivo a hospitales más pequeños y al Sistema Nacional de Salud en general. «No queremos sea de venta libre, sino que sea el médico el que lo prescriba», explica Diego Fernández.
Aunque el uso sanitario y sus beneficios terapéuticos son la prioridad de los investigadores, no descartan ofrecerlo al campo del fitness recreacional, «ahora todo el mundo se pone a hacer deporte como loco a partir de los 30 y los 40 años y si quieren mejorar sus condiciones físicas pueden ser futuros usuarios», concluye Fernández.