Heraldo-Diario de Soria

La colza 'arrebata' terreno del cereal por su mejor rentabilidad

Este año se prevé superar las 52.000 hectáreas de este cultivo industrial que ha conseguido una buena nascencia y se encuentra en un estado inmejorable por las abundantes lluvias

Campo de colza en Soria.

Campo de colza en Soria.MARIO TEJEDOR

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La colza despierta el interés desde hace ya unos días en el campo por sus amarillos intensos que destacan sobre los verdes. Pero también porque cada vez se ven más parcelas de este cultivo industrial en Castilla y León, que cada año va ganando terreno a los cereales. El motivo no es otro que su mejor rentabilidad, pero también porque permite rotar muy bien con los cereales. Este año según las previsiones de la Consejería de Agricultura y Ganadería y a falta de los resultados definitivos una vez se hayan realizado las solicitudes únicas de ayudas PAC 2025, cuando se conocerá con certeza la superficie cultivada, son 51.943 hectáreas sembradas de colza en la Comunidad, una cifra ligeramente superior a la de la campaña anterior, 51.326 hectáreas, pero todavía no alcanza el récord, registrado en 2022, con 60.501 hectáreas.

Pero lo mejor de todo es que se espera una buena temporada de colza, debido a que la siembra se asentó con éxito y no se han registrado episodios de heladas en invierno durante su nascencia, de modo que ahora en plena floración se encuentra en un estado inmejorable gracias a las abundantes precipitaciones registradas durante los últimos meses, acumulando humedad más que suficiente como para el resto de la campaña.

Para Donaciano Dujo, presidente de Asaja Castilla y León, “el desarrollo de la colza en general es bueno, porque está muy bien presentada”, aunque también sostiene que le está ocurriendo lo mismo al cereal. Y aunque insiste en que es muy pronto para vaticinar, cree que «si el campo sigue así habrá buena cosecha».

Cree que es un cultivo por el que el agricultor cada vez va a apostar más porque el precio es mucho mejor que el del cereal, y dejará tierras que hasta ahora eran para los herbáceos a favor de la colza.

También para Lorenzo Rivera, de COAG Castilla y León, los campos de colza van muy bien porque han tenido una buena nascencia, «que eso ya es el 50%», ayudados además por las lluvias y las temperaturas suaves. Si sigue así en mayo se atreve a vaticinar que los rendimientos estarán por encima de los 3.000 kilos por hectárea, que teniendo en cuenta que los precios están al doble que los del cereal, es una buena cifra: «Para que nos hagamos a la idea, necesitaríamos 6.000 kilos por hectárea de trigo para tener los mismos ingresos».

Cree que por eso se animan los agricultores y sostiene que la mitad de la superficie de colza a nivel nacional se siembra en Castilla y León: «Se puede implantar perfectamente en todas las provincias y apunta a que crecerá aún más la superficie porque es una alternativa muy lógica a los cereales».

En esto mismo coincide Aurelio González, de UPA Castilla y León, quien está convencido de que habría más todavía si la sementera y la nascencia fuera igual que la de la cebada. Además de señalar que los campos «están espectaculares» sostiene que con el agua que ha caído será más que suficiente para el ciclo de la colza, aunque ya no se registren más precipitaciones.

A su juicio, es un cultivo muy interesante porque tiene unos rendimientos muy atractivos en secano, de entre 2.500 y 3.000 kilos por hectárea de media, y de entre 4.500 y 5.000 kilos por hectárea en regadío. Sin olvidar su precio, que ha rondado los 500 euros por tonelada, por encima de los del cereal. De hecho, cree que se va a situar siempre por encima de los 350 y 400 euros por tonelada, lo que le hace más atractivo que a los herbáceos.

Lo cierto es que en poco más de 20 años este cultivo industrial ha conseguido asentarse, teniendo en cuenta que en 2005 apenas se sembraron 344 hectáreas y ya se habla de casi 52.000, con Zamora y Valladolid liderando la superficie, con 10.742 y 10.075 hectáreas respectivamente, y en último lugar estarían Soria, Segovia y Ávila, con 3.600, 3.176 y 2.630 hectáreas. Burgos, León, Palencia y Salamanca, entre la franja de las 6.800 y las 4.600 hectáreas.

Así, en todas las provincias repunta este cultivo, no sólo por su precio, más del doble de hace veinte años, sino porque permite rotar muy bien con los cereales.

Sigue teniendo el ‘pero’ de la siembra, porque está muy condicionado por las fechas. Tiene una problemática fundamental agronómica, ya que precisa estar implantada, nacida y en estado de roseta (con varias hojas verdaderas) antes de que empiecen los hielos del invierno. Ello obliga a sembrar en septiembre, lo que complica la situación, porque precisa de una preparación del terreno por detrás del cereal y además que haya lluvias para que la nascencia sea rápida.

Su interés radica en el mercado creciente de los biocombustibles y en la industria agroalimentaria para la elaboración de aceite, aunque en España su consumo sigue ‘estigmatizado’ por el recuerdo de la tragedia de 1981, cuando por la manipulación de una partida de garrafas procedentes de Francia y vendidas de forma ambulante a un precio barato provocó la muerte de 1.100 personas y el envenenamiento de otras 60.000, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), de las que 25.000 resultaron con secuelas irreversibles. No obstante, ya está levantando el vuelo por su utilización para los biocombustibles, como sustituto de los carburantes habituales, y para aceite vegetal, muy valorado entre los países europeos, tal y como lo demuestran las cifras de Castilla y León, con 60.439 hectáreas.

No obstante, los gastos son similares a los que hay que invertir en el trigo y la cebada, y como siguen disparados los abonos, los combustibles y las semillas, resulta más rentable porque los precios están mejor que los de los herbáceos, de modo que los agricultores no se lo piensan.

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