A un segundo plano
Todo pasa a un segundo plano, al menos así debería ser. Cuando ocurre una tragedia de la magnitud que se está viviendo por la devastadora DANA, sobre todo en la comunidad valenciana, todo, absolutamente todo, debería pasar a un segundo y hasta a un tercer plano porque lo único que debe importar y a lo que hay que dedicar todos los esfuerzos es a ayudar y consolar a las víctimas. Así debería ser pero ya les auguro que, por desgracia, así no va a ser. Al tiempo.
Verán lo que tardan los políticos en tirarse los trastos a la cabeza. Por lo pronto, el arrendatario de la sede del PP en Génova, mientras la arrendadora madrileña le mantenga el contrato, ya se ha plantado en Valencia para cargar contra el Gobierno por aquello de quién avisa y a quién corresponde primero. Qué más dan las víctimas y el desastre. La realidad, la dura realidad, es aquella que apunta a que pese a los avisos ni unos ni otros fueron capaces de aventurar la dimensión de lo que se venía encima. Entre otras cosas, porque es muy difícil poder prever con antelación la devastación de esta DANA.
Lo que sí se puede prever es que los políticos van a comenzar a tirarse los trastos a la cabeza en menos que cante un gallo, que dice el refranero popular. El arrendatario de Génova ya ha dado el primer paso. Y aquí, en Castilla y León, va a suceder lo mismo. Eso, dejando a un lado a estos de la derecha extrema, que ya tienen la linde cogida y no la van a soltar. Están a esto de culpar a los migrantes.
Pero si esto ya se vivió. Si ya hubo un tiempo en el que el mundo se paró, obligado por una pandemia, y en la que las buenas palabras y los apoyos de los primeros días se tornaron en reproches, críticas, insultos, ataque y toda la verdulería en la que se mueven los políticos. Un historial que no permite augurar que se vayan a dar la tregua ni siquiera del puente.
Sería bueno que, al menos por una vez, estos políticos dejaran de un lado sus intereses partidistas para ir todos en una misma dirección, la de poner todas sus fuerzas en ayudar a esos territorios que llevan tres días sumidos en una tragedia contando muertos. Castilla y León, la Junta, ha hecho lo que tenía que hacer, poner a disposición todos los medios a su alcance para combatir y superar esta tragedia. Y lo mismo puede decirse del Gobierno y su movilización de efectos, ante una situación para la cual toda la ayuda es poca.
Eso es lo único en lo que se debe estar en estos momentos. Lo demás tiene que pasar a un segundo plano. Tiempo habrá para analizar qué ha sucedido y ver qué ha fallado. Pero eso será después, lo que toca ahora son las víctimas, su rescate y ayudarlas a salir y recuperarse de esta tragedia. El resto, sobra y debe ir a un segundo plano. A ver si lo cumplen los políticos. Verán como no.