Heraldo-Diario de Soria

EDITORIAL

Tudanca y el PSOE de Castilla y León, ante el espejo de la militancia

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El PSOE de Castilla y León se sitúa ante su futuro. Pero también ante el abismo de su propia supervivencia como verdadera fuerza de oposición y alternativa de gobierno, que es al lugar al que lo ha conducido su actual secretario regional, Luis Tudanca, inmerso desde hace meses en una guerra contra sus propios complejos. A la vuelta de Navidades se abre uno de los procesos congresuales más trascendentales seguramente de la historia del PSOE autonómico, que no huele el gobierno de la Junta desde hace casi 40 años. Y no lo huele fundamentalmente porque no inspira la confianza en los ciudadanos, que son los que votan. El propio PSOE no es consciente que cada vez que arremete contra el PP por gobernar sin parar esta tierra está dejando en evidencia sus propias incapacidades políticas. Y ese es uno de los primeros rubicones que tiene que afrontar y pasar, el de los complejos. Acentuados ahora con los propios complejos de un líder desubicado y desconectado de la realidad social, empresarial, económica, sanitaria y, en general, ciudadana. Un líder que no pisa las Cortes, desaparece días, semanas y meses y no tiene contacto con la verdadera realidad social. Un líder ya sólo pertrechado en un grupo de palanganeros, temerosos de perder los sueldos de cien mil euros de las Cortes por hacer poco más que nada, sólo han contribuido al hundimiento de Tudanca. Esa es la realidad en la que está instalado el PSOE de Castilla y León, que mañana celebra su café de Navidad con los periodistas en Valladolid.

Pero la solución a este horizonte incierto y el laberinto en el que ha metido Tudanca al partido corresponde, llegado este momento, exclusivamente a la militancia, como bien pregona el secretario provincial. El que procede de unas primarias, hace diez años, contra Julio Villarrubia. Primarias a las que Tudanca fue llevado en volandas por Ferraz, encarnado en aquel momento en la figura de Óscar López, número dos de Rubalcaba. Y aún así tuvo que sudarlas. Ferraz, no Tudanca, que lo de sudar no se le ha dado nunca.

Va a tener muy difícil encontrar una coartada o una excusa para no confrontar contra el alcalde de Soria, Carlos Martínez Mínguez, después de meses moralizando sobre la fuerza de la militancia y sus propios ánimos para seguir al frente de la oposición batiendo récords. Es ya una década gobernando la oposición. Frente a la unidad que solicitan los barones provinciales y el propio regidor soriano, a Tudanca no le queda más alternativa que poner a prueba sus propias convicciones y someterse al juicio de la militancia y el espejo de la democracia interna.

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