Heraldo-Diario de Soria

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Otro año más a la buchaca. Punto y final al 2024, que en Castilla y León arrancaba con los de la derecha extrema alegres y joviales apoltronados en sus sillones del Gobierno de la Junta y que echa el cierre con esos mismos enfurruñados y llamando de todo a su hasta hace no tanto, concretamente hasta que en julio pasado el que manda Santiago Abascal les exigía que se descabalgaran de sus poltronas, querido y amado Alfonso Fernández Mañueco. Y Mañueco, preocupado, nótese la ironía.

El presidente de la Junta vive sus momentos más plácidos y felices al frente del Gobierno autonómico, sin nadie que venga a alterar su descanso con exabruptos, insultos, gritos y bravuconadas. Es lo que tiene mirar a un lado y a otro de su Consejo de Gobierno y no ver a los de la derecha extrema, que ahora sangran por la herida y tratan de sacar rédito desde la oposición a lo que no hicieron desde la Junta. Ya fuera por su incapacidad para llevarlo a cabo o, sencillamente, porque lo suyo era continuar apoltronados y, de cuando en vez, soltar sus soflamas de derecha extrema para hacer que hacían o subir a X, antes twitter, acuerdos de la Junta como si fueran gracias a ellos. Más bien de todo un poco, que cuando uno se pone a gestionar comienzan a vérseles las costuras. Cuánta similitud en los mensajes con algún otro que ahora se asienta en la parte alta de las Cortes de Castilla y León, ya saben ese mausoleo que se ubica en la avenida de Salamanca vallisoletana y que seguirá de vacaciones plenarias hasta bien entrado el mes de febrero.

Y, por si esto no fuera suficiente, Mañueco ve reforzada su placidez cuando mira desde su asiento en las Cortes a la bancada de en frente, a la de la oposición del PSOE de Luis Tudanca. Oposición a Mañueco por decir algo. La realidad es que lo más duro que se escuchaba a Tudanca en este año que ahora toca a su fin eran los ataques que lanzaba contra su partido, el PSOE, y su líder, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuando le tumbaban esas primarias exprés antiestatutarias, que el ínclito Tudanca y los suyos se habían montando casi a la carta con el único fin de complicar el que alguien más pudiera plantarle cara. Tanto enfurruñaba a las huestes de Tudanca el pescozón llegado de Ferraz ante sus primarias exprés, que el líder de las huestes se lanzaba en tromba contra su partido y arremetía hasta contra Sánchez.

Mientras, Mañueco tan feliz viendo los toros desde la barrera y el tiempo desde su plácida atalaya de la Junta, desde la cual observa como la oposición ni está ni se la espera y el PSOE, este de Tudanca y los suyos, tampoco.

Y así se cierra un año, el 2024, que tras las uvas dará el pistoletazo de salida a un 2025 que arrancará con fuerza en eso de la cosa política y para el que alguno ya está con el preparados, listos...

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