TRIBUNA
La recolección de setas silvestres y su tributación, parte 2
Ya han brotado los marzuelos, nos anuncian los organismos competentes; comienza la campaña micológica.
Los más aventajados pueden disponer de sus licencias y los negocios de alojamiento pueden anunciarlo a sus clientes: por el módico precio de un viaje de metro en Valencia, podrán disfrutar de una inolvidable experiencia y llevarse además 5 deliciosos kilogramos de la variedad de setas que ustedes prefieran.
50.000 licencias recreativas x 5 Kg cada día= 250.000 Kg por X días. Más las licencias comerciales 5000 x 50 kg cada día = 250.000 Kg por X días. Más los furtivos. Viva la sostenibilidad.
Pero tratemos otro asunto, ya habrá tiempo de hablar en profundidad de esto. Ahora, al inicio del año micológico y fiscal, por cortesía de una familia aún sin becas por recolectar setas, les contaré algunas cosas.
Los recolectores con licencia comercial deben saber que el precio de las setas es muy fluctuante y varía además en función de la variedad, frescura, etapa de maduración y el cuidado en la recolección .
Deberán aportar su licencia comercial y es obligación de los compradores y su derecho como vendedores recibir una copia del documento de compra. Eso les garantiza poder demostrar sus ventas reales. Y a la Agencia tributaria también.
Podrán vender sus setas a cuatro tipos de compradores:
1- Empresas permanentes en la provincia de Soria.
Son pocas y tienen local estable. Algunas trabajan todo el año y otras en temporada.
Son exigentes con la calidad. Le pedirán su licencia comercial, tomarán sus datos y le entregarán una copia del documento de compra. Sus cuadernos de compras son fácilmente verificables para la Administración posteriormente.
Fueron las empresas afectadas por los requerimientos de la Agencia Tributaria a sus recolectores proveedores en 2022. Al no haber un registro obligatorio de las empresas de compra de setas que operan en la provincia de forma temporal o ambulante, aun siendo mayoría, a la Agencia tributaria de Soria no le constan, generando así un agravio comparativo con respecto a las empresas establecidas en la provincia.
2- Almacenes de compra por comisión.
En su inmensa mayoría solo abren en otoño. Compran setas para una empresa, que puede ser la misma o diferente a lo largo de la temporada, generalmente a cambio de una comisión. Al no comprar con su propio dinero, la calidad exigida dependerá de su profesionalidad.
Al no ser compradores directos, es más complicado para la Administración verificar con posterioridad los cuadernos de compras, si las empresas pertenecen a otra provincia o Comunidad Autónoma.
3- Compradores ambulantes no establecidos en Soria.
Compran con su vehículo en los sitios indicados por cada ayuntamiento para ello. En los pueblos sin policía local, casi todos, puede que ni quede constancia administrativa de su paso.
Es la opción ideal para recolectores sin escrúpulos, que pueden aprovechar a vender sus setas de baja calidad a última hora de la tarde, a la luz de una linterna.
Debido a su movilidad, es difícil y en algunos casos imposible verificar los cuadernos de compras con posterioridad y si se ha cumplido o no, la normativa en el registro de compra.
4- Restaurantes y comercios al por menor.
Se pueden vender a un establecimiento hasta 20 kg diarios y son exigentes con la calidad.
Les pedirán su licencia comercial y tomarán los datos de compra para la trazabilidad y la contabilidad interna. El rastro de la venta, en cambio, quedará perdido para la Agencia Tributaria, ya que al no emitir factura, la empresa no podrá aportar el gasto en sus declaraciones trimestrales de IVA
En la ciudad de Soria es el único modo de vender setas, pues el ayuntamiento no ha elaborado aún un reglamento ni establecido un terreno para la compra de setas.
El Decreto 31/2017 por el que se regula el recurso micológico silvestre en Castilla y León, en sus Disposiciones Generales, literalmente reconoce la recolección como muy relevante para el sostenimiento como renta complementaria, de amplias áreas de nuestro medio rural.
La realidad es que para el sostenimiento como renta complementaria de amplias zonas de nuestro medio rural, la comunidad recolectora no ha encontrado, con este decreto, más solución que ejercer la picaresca en sus múltiples variantes.
Las familias de trabajadores, desempleados, estudiantes y pensionistas, hacen encaje de bolillos para vender sus setas sin ser penalizados.
En el sentido griego de la palabra, nos ha quedado una perfecta comunidad recolectora de idiotas, que prefiere sortear individualmente el temporal, antes que levantar la voz, unir fuerzas para defender nuestros derechos y construir un comercio de setas justo y sostenible en la provincia.
La invitada de honor de este año, bien podría ser la Seguridad Social y convertirse en la reina de la fiesta. Podría perfectamente hacer lo que la lógica del pensamiento de la Administración considera normal y más efectivo: requerimientos, con o sin multas, a los 5000 recolectores sorianos por haber realizado una actividad económica sin cotizar en la Seguridad social. A todos no, por supuesto, porque como hemos visto, ni siquiera podría.
No se entiende que aún no lo haya puesto en marcha, salvo que tema que a los cuatro sorianos que somos nos revienten las tragaderas. Posibilidad, en mi opinión, bastante remota.
Es comprensible que los organismos oficiales y las fundaciones subvencionadas con dinero público estén pletóricos anunciando la nueva temporada. Casi hasta se entiende que a alguno de ellos, una familia sin becas le provoque la risa. La cosecha de los pobres se ha convertido en el maná de la Administración, del turismo y de las fundaciones avispadas. Y la cosa, claro, tiene su gracia.
Si la bravura sirve para algo más que para correr borrachos entre los toros, los concejos de cada pueblo y aldea deberían estar tratando este tema, sacar conclusiones y unirse para reclamar ya una normativa fiscal específica, con exenciones fiscales.
Salvo que donde yo veo gigantes, ustedes vean molinos de viento, o viceversa. Y si en algo me equivoco, disculpen las molestias.