Heraldo-Diario de Soria

MÁS SE PERDIÓ EN CUBA

Ignacio Soria

La cosa va de puentes

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Resulta irónico que con la que está cayendo en la provincia en los últimos días el ministro de Fomento del gobierno de España se apellide Puente. Sí, estos días la cosa va de puentes. Pero no de «tender puentes», que como el lector sabrá, es una frase para enfatizar la sana costumbre de entenderse y buscar una solución satisfactoria entre una o varias personas y sobre un asunto determinado. Será por el paso de los años, por la ley de la gravedad, por las copiosas lluvias caídas los últimos días o por un mal mantenimiento, pero en menos de un mes se han «cascado» –sí me permiten la expresión–, dos puentes en la provincia de Soria. Uno, y el que más repercusión ha tenido por las graves molestias que ha causado a los vecinos, el de San Esteban de Gormaz. El otro, el puente de la noble villa de Almazán y que, aunque no ha colapsado como el de San Esteban, también permanecerá cerrado por unos días para un chequeo que descarte posibles males mayores a los ya apreciados en forma de fisuras según los expertos. Y va a tener razón el dicho ese de que no hay dos sin tres, aunque en esta ocasión, el orden se ha invertido y ya hubo uno al que ahora se han sumado estos dos. Y me refiero al puente sobre el río Duero en la capital, que también necesitó de una intervención urgente hace escasos meses tras el derrumbe de uno de sus arcos a causa de la borrasca Juan en enero de 2024. Hablaba de «tender puentes», hablando de puentes y del ministro Puente. Y en el caso del puente de San Esteban, más que aplicar ese dicho de cooperación entre distintas administraciones, lo que ha habido es un portazo por parte del ministerio a la petición del alcalde sanestebeño de instalar un viaducto provisional y evitar el caos formado allí. Pero el otro Puente, el ministro, es un hueso duro de roer. La pasada semana en el Senado del reino de España, el senador popular por Soria, Jiménez Santamaría, mantuvo un rifirrafe dialéctico con Óscar Puente que volvió a constatar que del ministro hooligan y camorrero por antonomasia del gobierno nacional poco podemos esperar los sorianos. Y como en el juego de la oca: «de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente», más que avanzar de casilla, estamos retrocediendo por la inacción de un ministro más preocupado en insultar que en resolver los problemas. Y no es que lo diga yo, que también, sino que un micro mal apagado en el parlamento autonómico, –si las armas las carga el diablo los micrófonos ni les digo–, recogió hace unos días unas palabras de sus propios compañeros de partido donde constataron que no es que tengan al de los puentes y apellidado Puente en gran estima. Me dicen las malas lenguas que tras lo del micro se avecinan purgas en las filas socialistas. Pero de esto no haré sangre porque, a fin de cuentas, yo y con los míos también las sufrí. Ya lo dijo Pío Cabanillas: «cuerpo a tierra que vienen los nuestros».

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