Heraldo-Diario de Soria

Editorial

Tragedia minera pese a la desolación de la ausencia de minas en las cuencas

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Resulta dramático que pese a la inexistencia de minas, cuya desaparición dejó un panorama desolador en las cuencas leonesas y palentinas, nos vuelva a golpear, con todo el dolor, el luto y la crueldad la tragedia de la mina. En una realidad sin minas ayer perdieron la vida cinco mineros en una explosión de grisú en la cuenca limítrofe con el leonés valle de Laciana. Cinco mineros leones que quedaron a atrapados por la deflagración mientras hacían labores de investigación para una empresa que tiene la aspiración de reabrir el pozo de Cerredo, la que fue considerada una de las minas de carbón más modernas del mundo. Labores de investigación destinadas a determinar si es rentable seguir explotando las entrañas de la tierra para obtener otros minerales, las denominadas ‘tierras raras’, codiciadas especialmente en el ámbito de la tecnología y la energía eléctrica.

Es duro pensar que a la desolación del cierre de las minas se sume ahora el rostro más aterrador en uno de los accidentes laborales más graves que haya padecido Castilla y León, aunque no se haya registrado en sus latitudes.

La mina llevaba años cerrada. Desde 2018. Ahora la empresa Blue Solving había solicitado permisos para investigar si es rentables extraer grafito y otros materiales de alto valor industrial. Es una herencia de lo que fue el imperio Victorino Alonso y que llegó a dar empleo a medio millar de trabajadores. Es también una huella de la decadencia minera de las cuencas que alcanzaron el esplendor laboral y económico con el carbón.

Tras tantos años cerrada, ahora las autoridades tienen por delante la tarea de saber si los permisos que se concedieron para la investigación contaban con todas las normas de seguridad para volver a meter gente en una explotación tras casi ocho años cerrada y sin actividad. Es evidente que no. Es evidente que algo falló. El grisú siempre ha estado presente en los siniestros más trágicos de la minería asturiana y leonesa. Y es evidente que no se adoptaron todas las medidas de seguridad para detectar la bolsa de gas que previsiblemente ocasionó la explosión que se llevó por delante la vida de cinco mineros y ocasionó heridas graves a otros cuatros. La tragedia repetida por no tomarse en serio la mina.

La investigación tiene que ser rápida y no dormirse, como en otras precedentes, en la burocracia. Y las responsabilidades tienen que aflorar lo antes posible. Es el colmo de la tragedia. Es la tragedia multiplicada por dolor y desolación.

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