El silencio detenido (recordando a mi amigo José Pastor Blanco)

"No toda distancia es ausencia,

ni todo silencio es olvido"

Robert Doisneau

Ya hace cinco años que la mayor pandemia mundial del actual siglo XXI se cebó, también, en España. De ahí que el pasado mes de marzo asistiésemos a una serie de actos, noticias, comentarios, etc. sobre el "asesino" Covid 19.

Ha sido un bombardeo, estimamos, que en algunos casos absurdo, sobre lo acontecido en el año 2020 y sus consecuencias. Lamentablemente utilizado de forma "torticera" por algunos políticos para mantener el permanente enfrentamiento entre las diferentes formaciones políticas.

Durante aquel tiempo, las calles de nuestra "Piel de Toro" quedaron prácticamente vacías y en ellas susurraba el silencio.

Un mutismo que se ha hecho patente en el libro: "El Silencio detenido" obra del fotógrafo Rodrigo Pérez Castaño. Libro que se complementa con el epígrafe: "Memoria fotográfica del Covid-19 en Castilla y León y Madrid.

Un centenar de imágenes, más de la mitad corresponden a nuestra Comunidad Autónoma, nos muestran todas las capitales de provincia y El Bierzo, el resto corresponde a la "Villa y Corte".

La obra se complementa con unos breves textos del autor, de los periodistas Carlos Martín Santoyo y Matilde Monterreal y de quien esta "sábana quincenal" suscribe.

Una calidad extrema en las imágenes, como es habitual en la obra fotográfica de Rodrigo Pérez, nos refleja, de forma fidedigna, lo que fueron nuestras calles en aquel nefasto inicio de la primavera del año 2020.

Cada fotograma muestra el silencio y con él un argumento que hay que saber leer. Y dado que aquel silencio llenó nuestras vidas que mejor forma de expresión, para no olvidarlo, que la fotografía. Esa fotografía que siempre ha estado y estará como compañera fiel del mundo de la cultura y de la naturaleza como ya mostraron diferentes maestros, como el inolvidable don Miguel de Unamuno.

En aquellos silenciosos días, Rodrigo Pérez como Antonio Machado, ligero de equipaje, tomó sus máquinas Canon y se dedicó a recorrer España. "Voy conduciendo completamente solo por la carretera de La Coruña y los pensamientos se me agolpan en la cabeza", afirmaba Rodrigo y ello nos lleva a pensar en "La España vaciada más Real", como ha escrito Carlos Martín Santoyo.

Nosotros hemos tenido la oportunidad de, en unos breves folios, penetrar en la Castilla y León de aquellos meses y observar en las fotografías como el autor nos trasladó más allá del silencio. En la mayoría de las imágenes, junto al silencio, suele aparecer la figura de una persona, solitaria, que avanza por la calle camino del trabajo o de regreso a casa ¡quizás formando parte de esas personas que se jugaron su vida por salvar la de otros! Esos servidores públicos que, con su sacrificio y esfuerzo, hicieron que el drama fuese más llevadero.

El pasado día siete el Centro Cultural de la calle Canarias, en Madrid, acogió la presentación de esta monografía fotográfica y cuando estábamos pensando en qué decir, vino a nuestra mente el 21 de junio. Ese día de "la libertad", entrecomillada, ese día en que finalizó el confinamiento, pero no la lacra mortal. Esa "parca" que continuó llevándose consigo a seres queridos.

Hoy, un lustro después de la pandemia, somos conscientes de que nuestras vidas han cambiado. Sí, cambiado. Ha variado el estilo de vida, de conductas, de comportamientos, al menos así lo vemos nosotros. Y eso ha acaecido para lo bueno y para lo malo, pero somos conscientes que, al menos a las generaciones menos jóvenes, nos ha alterado la vida.

Provocó en una parte importante de la sociedad una metamorfosis que nos ha llevado a renovar, con más ilusión, nuestro afán por vivir.

Ahora, de nuevo, gracias a Rodrigo Pérez Castaño, y a la editorial Temple, hemos vuelto, por medio de las imágenes, a la realidad de aquellos momentos. Momentos que paralizaron, no siempre, nuestro quehacer diario y nos ha llevado a reflexionar, una vez más, sobre múltiples aspectos. Aspectos y conductas que nunca debemos olvidar.

Una de las imágenes que muestra el libro, en los fotogramas de Madrid, son personas aplaudiendo desde las ventanas. Aplausos que dirigíamos a los profesionales que con riesgo de su vida continuaron trabajando, algunos, hasta la muerte.

Esos profesionales a los que todos admirábamos y queríamos, esos son los mismos que ahora, en numerosas ocasiones, son acosados y agredidos, por no hacer lo que queremos, el caso más evidente es el personal sanitario.

Mucho más es lo que podríamos seguir comentando de "El silencio detenido. Memoria fotográfica del Covid-19 en Castilla y León y Madrid", pero nosotros solo queremos decir: gracias Rodrigo.

Gracias por traernos al recuerdo algo que nunca debió suceder, gracias por hacerlo mediante tu arte y gracias por el riesgo que nos consta que corriste por mantener tu profesión y tu devoción pese a una tremenda realidad.

Tus imágenes, como ya escribimos, "susurraron el silencio", ese silencio que a veces nos recordaba al "Bosque de la Paz" en la zona de Bastogne.