Heraldo-Diario de Soria

Carlos de la Casa

Madre María Antonia de Santa Teresita

Madre María Antonia

Madre María AntoniaHDS

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"Todas se han de ser amigas,

todas se han de amar,

todas se han de querer,

todas se han de ayudar"

Teresa de Jesús.

Nuestra capital, Soria, es una auténtica ciudad conventual. Un paseo por la misma nos permite visualizar una serie de conventos, o restos de los mismos, con un valor impresionante, tanto a nivel cultural como cultual.

Basta con ver el recientemente rehabilitados antiguo cenobio de Santa Clara, ahora centro cultural, o la imponente fachada del actual convento de Santo Domingo. ¿Y qué decir de las puertas de las concepcionistas?, hoy en el acceso a las dependencias de la Policía Municipal, y esa joya junto al Duero que es San Polo y la cumbre del monacato, que no es otro que San Juan de Duero.

Pero todos ellos, junto a esa valor cultural que son sus sillares nos llevan al pasado y nos muestran obras artísticas de lo que fue y sigue siendo esta ciudad, han tenido o tienen un valor cultual y este lo dan los hombres y mujeres que entregaron, en su momento, su vida a Dios.

En la plaza de Fuente Cabrejas se yergue el monasterio de las Carmelitas Descalzas, que tan bien ha sido estudiado por historiador carmelita Fray Pedro Ortega, y que fue fundado por la propia Madre Teresa, Teresa Sánchez Cepeda y de Ahumada. Cenobio conocido como "Monasterio de la Santísima Trinidad de las Carmelitas Descalzas", la fundación más grata de la propia Madre, según decía ella misma.

Hasta Soria llegó para su creación, al atardecer del dos de junio de 1581, la carmelita abulense, acompañada de una serie de religiosas como Ana de San Bartolomé, Beatriz de Jesús, Catalina de Cristo, Catalina del Espíritu Santo, María de Cristo, Juana Bautista, María de Jesús, María de San José y la hermana María Bautista. Religiosas todas ellas que dejaron su huella en la orden.

Hoy, casi cuatrocientos cincuenta años después, traemos a esta sábana quincenal a otra religiosa carmelita, que hace un año partio hacia la casa del Padre Eterno, la Madre María Antonia de Santa Teresita.

La Madre María Antonia vino a este mundo en la leonesa localidad de Fáfilas en el otoño del año 1936 y fue bautizada en su parroquia como María Antonia Alonso García,

Educada en una familia cristiana, entró a los trece años en el colegio de las dominicas de Cisneros en Palencia y allí estuvo interna hasta cumplir los 19 años, momentos en que terminó sus estudios de Magisterio.

Formándose como maestra cayó en sus manos: "La Historia de un alma", de Teresa de Jesús, y tras su lectura, como ella misma ha dicho miles de veces, decidió que su vocación era ser carmelita. Tras unos años ejerciendo el magisterio, el día 12 de noviembre de 1957 ingresó en el convento del Carmen de Soria, en donde permanecería hasta su fallecimiento.

Una vida entregada a Dios, "ora et labora". Entre las piedras que forman la casa que fundó la Madre Teresa, han transcurrido sus años de entrega a Dios, años felices, como ella nos decía habitualmente. Piedras que la vieron pasar por diferentes momentos y etapas. Tras su formación fue maestra de novicias, enfermera, sacristana y un largo etcétera hasta ser elegida priora.

Nosotros la conocimos hace décadas, gracias a su médico de cabecera, mi querido amigo el Dr. José Pastor Blanco, y desde entonces fueron años de amistad y de diálogo. No siempre estábamos de acuerdo, pero su cariño la hacía compresiva con nuestras ocurrencias e ideas.

Sus últimos tiempos fueron de sufrimiento físico y de varias intervenciones, pero ella siempre con una sonrisa en sus labios decía que le vamos hacer, estamos aquí para sufrir. Su fuerza interna y su espíritu la hacían mantenerse activa, aunque silenciosa, y siempre trabajando.

El pasado viernes, día 16, hizo un año de su vuelo hacia el Cielo, con ochenta y ocho años de edad y sesenta y siete de vida consagrada.

Vuelo que esperaba hacia tiempo, hasta el punto de llegar a decir: "A la muerte, la afronto tranquila. Y no solo ahora, sino también en las tres ocasiones en que fui operada y temían los médicos que ocurriera algo y pudiera morir. Como me había confesado y recibido la Santa Unción, estaba tranquila".

Querida amiga y Madre: en el cielo te habrás encontrado con tu amigo y médico, mi querido Pepe, don José decías tú. Dile que le echamos mucho de menos como a ti. Tu sucesora y amiga la Madre Ana María, también me ha dicho que te echa de menos.

Recientemente, y con aprobación eclesiástica, se ha editado una pequeña estampa con una oración para la devoción privada. Si alguien recibiese un favor por intercesión de la Madre María Antonia, agradeceríamos, que lo comunicase al convento de Madres Carmelitas de Soria.

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