Multitudinario entierro de Domingo Heras

 

Un despedida a lo grande es la que tuvo ayer el presidente de la Diputación y alcalde de Navaleno, Domingo Heras, en su entierro. No faltaba nadie, la iglesia parroquial se quedó pequeña para acoger a las autoridades, familiares, vecinos, y en definitiva amigos que quisieron estar presentes en el funeral del reconocido político.

Cerca de 2.000 personas, entre los que se encontraban el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, el delegado de Gobierno de Castilla y León, Miguel Alejo, y el presidente de las Cortes de Castilla y León, José Manuel Fernández Santiago, y su amiga la vicepresidenta de la Junta, María Jesús Ruiz, entre otros.

La ceremonia religiosa comenzó a las 18.30 horas. Estuvo presidida por el obispo de la Diócesis, Gerardo Melgar, y concelebrada por diez sacerdotes, entre los que estaba el delegado diocesano de Patrimonio, Juan Carlos Atienza.

Sus familiares más cercanos fueron los encargados de agradecer a todos los presentes el cariño y su presencia en el sepelio por la muerte de Domingo Heras.

«Era fácil ser amigo de Domingo Heras, se dejaba querer», manifestó Paulino Herrero, quien indicó ante los presentes que «no era sectario, cercano al mundo rural, a sus paisanos. Su debilidad era la gente de buen corazón y sencilla y en general la gente de la provincia».

Todos los asistentes lo sabían ya, pero este joven explicó que la familia Banzo se convirtió en la familia de Domingo Heras cuando se quedó huérfano a los 17 años. «Entonces lo sobreprotegimos entre todos y hoy lo enterraremos con sus padres».

José Manuel Banzo, hijo del Maño, agradeció a los presentes su compañía en «un día tan triste», a la vez que aseguró que «lo hemos hecho bien, hemos estado con él desde el principio y el día que tomó posesión como presidente de la Diputación que nos consideró como sus padres y sus hermanos, pero la suerte ha sido nuestra que lo hemos tenido como hijo y hermano».

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