SORIANOS POR EL MUNDO
Alejandro de Miguel, entregado al cuidado de menores vulnerables
Forma parte de un programa de voluntariado europeo de ayuda a niños con problemas en Polonia
Alejandro de Miguel Rubio conoce su lugar en el mundo y sabe de compromiso. Parte de un proyecto del Servicio de Voluntariado Europeo, se trata de un programa procedente de la Comisión Europea con los fondos de Erasmus +, está trabajando por espacio de un año para una organización que presta atención a niños cuyos padres tuvieron problemas con las drogas y pertenecientes al ámbito de las familias desestructuradas.
«Los niños vienen a un centro, donde les realizamos sicoterapias, juegan, hacen los deberes, talleres, les damos de merendar y muchísimas más actividades. A cambio la organización me da alojamiento y manutención», explica De Miguel.
En Gdynia, «mi ciudad», cohabitan dos casas de voluntarios, conviviendo con otros compañeros procedentes de numerosos países: España, Italia, Francia, Eslovenia, Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Turquía, Armenia, Azerbayán, «y de la misma Polonia», resume.
Fruto de su experiencia personal, De Miguel valora mucho «el buen trato y buen ambiente que hay entre jefes, coordinadores y demás compañeros de la empresa-organización. Los jefes son muy buenos, hablan e interactúan constantemente con todos nosotros los trabajadores, y son los primeros que trabajan al lado nuestro y nos ayudan en todo momento (juegan e interactúan siempre con los niños que vienen), este buen trato se nota mucho en el buen clima de trabajo, diría incluso que somos muy productivos, al hacer de nosotros este tan buen clima: noto mucha motivación tanto mía como de mis compañeros cuando venimos a trabajar día a día», afirma.
Viajero impenitente, De Miguel ya estuvo en 2011 estudiando ingles en Canadá (Toronto), durante 3 meses. «Fue una experiencia inolvidable. Estudié en una academia con gente de todas partes y culturas del mundo. Viví en una casa de una familia residente, donde las habitaciones de la planta de arriba las utilizaba para alojar a estudiantes».
Pero no fue su única experiencia: «En 2014 hice Erasmus del Ciclo Formativo de Grado Superior de Animación de Actividades Físicas y Deportivas, lo hice en Cracovia (Polonia) en un gimnasio para mujeres, donde realizábamos diferentes actividades de fitness. Viví en un piso con polacos estudiantes, experiencia que aproveché para untarme bien de la cultura polaca».
Centrado en el presente y en su tierra natal, se reconoce ‘devoto’ del equipo de fútbol de su ciudad: «Por supuesto traje conmigo la camiseta y la bufanda del Club Deportivo Numancia, al que sigo todas las jornadas vía internet».
No es su única pasión confesable. Es por ello que tiene absolutamente claro que estará de vuelta a casa para la semana de los ‘sanjuanes’, «que no me la quitan», advierte.
De corazón grande y espacioso admite que tiene muchas ganas de reencontrarse con «familia y amig@s». Seguramente las mismas que aquí ya esperan su vuelta con los brazos abiertos.
Sin dudas para saber qué es lo que más le gusta y qué es lo que no, Alejandro de Miguel adora «conocer y vivir en la cultura polaca, conocer la historia de cerca de este país. Son gente muy agradable con tradiciones muy divertidas. Conocer y convivir con otra gente de diferentes países y culturas. También las encantadoras ciudades y lugares de Polonia». En el reverso de la moneda coloca que «a las 4 de la mañana ya es de día y como no tengas unas buenas cortinas», revela con humor.
Entre sus preferencias está el ir a la playa y salir a hacer deporte, «correr por los bosques y playas. Me recuerda mucho a Soria, estas ciudades están totalmente rodeadas de bosques y dehesas, es fácil ver animales (zorros, jabalíes, por las calles y muy cerca de la gente). Como anécdota: estábamos haciendo una hoguera en una playa, y un jabalí me quitó la zapatilla por un momento».
Reconoce hacer «constantemente» comidas, barbacoas, meriendas «y quedamos para hacer muchas actividades, entre ellas, y como buen soriano salir y hacer divertidas fiestas».
A las que solo faltan unos buenos torreznos sorianos «con su buen porrón o bota cuando brota el chorro de tinto espumoso de rico sabor».