Heraldo-Diario de Soria

El soriano Gaya Nuño, salvador de una talla románica durante la Guerra Civil

El crítico de arte rescató la imagen de la Virgen de Sopeña, en San Andrés del Congosto (Guadalajara), según relata un artículo académico del investigador Josemi Lorenzo

Virgen de Sopeña, de San Andrés del Congosto (Guadalajara)MUSEO DE SIGÜENZA, REPRODUCIDO DE LA PUBLICACIÓN

Publicado por
Soria

Creado:

Actualizado:

Las destrucciones de arte y espacios sacros estuvieron a la orden del día durante la Guerra Civil. Un triste ritual el sucedido en muchas localidades a manos de las columnas revolucionarias, imbuidas de un encarnizado anticlericalismo. Estas vandalizaciones fueron ajenas a la provincia de Soria, tomada por completo por el bando golpista, que desde los inicios desencadenó una dura represión. Pero cerca de Soria, en Guadalajara, los combates y movimientos estuvieron a la orden del día. También los estragos contra el patrimonio cultural. Si hoy el Museo Diocesano de Sigüenza conserva la talla de la Virgen de Sopeña es gracias a la acción de un soriano durante aquellos días. Juan Antonio Gaya Nuño la rescató de las manos de unos milicianos, con riesgo personal, consciente del valor de la imagen románica de San Andrés del Congosto. Lo cuenta el investigador Josemi Lorenzo Arribas, quien ha publicado un artículo académico sobre este episodio.

El estudio titulado ‘Historia, avatares y salvación de la talla medieval de la Virgen de Sopeña (San Andrés del Congosto, Guadalajara)’ consta en el número 14 de la publicación ‘Vínculos de Historia’, de la Universidad de Castilla-La Mancha y puede consultarse a través de internet.

«Una persona, Juan Antonio Gaya Nuño, en condiciones más que penosas, se encargó de su salvación primero y traslado a buen recaudo después, a costa de su propia integridad física», señala el autor, quien analiza la amistad de Gaya con el médico y estudioso del arte de Guadalajara Francisco Layna Serrano. Este se encargó «de que volviera, no al pueblo pero sí a la provincia a la que pertenecía (Guadalajara) y del reconocimiento hacia el artífice de la salvación del objeto, acto arriesgado por cuanto que Gaya Nuño, que luchó en el ejército republicano durante la Guerra Civil estuvo durante todo el régimen franquista afectado por la represión, condición de proscrito que le acompañaría hasta su muerte». Layna Serrano era de ideología opuesta a la de Gaya, lo que no impidió ni el trato ni el reconocimiento. El soriano, discreto en cuestiones políticas, también guardó silencio sobre el salvamento artístico, que al parecer se extendió a otras piezas.

Josemi Lorenzo Arribas ha buceado en el archivo de Gaya Nuño y encontrado una carta de Layna Serrano sobre este rescate, así como el recorte de prensa en el que narró para ‘El alcázar’ la acción. Nada menos que en 1949 elogia a Gaya Nuño, alguien que había salido de la cárcel seis años antes y al que se mantendría en libertad vigilada hasta 1951. También en 1949 repitió el relato, de manera más abreviada, en el ‘Boletín de la Sociedad Española de Excursiones’.

«Al enterarse del asesinato» de su padre, el doctor Gaya Tovar, «Juan Antonio Gaya Nuño se hizo miliciano, se integró en el batallón Numancia y con él estuvo desde el 10 de octubre hasta el final de la guerra, que pasó íntegra en el frente de Guadalajara. Según su testimonio propio combatió como parte del IV Cuerpo de Ejército en Alcorlo y San Andrés del Congosto, localidades tomadas por los republicanos el 20 y 23 de octubre de 1936», indica el artículo sobre la presencia del soriano en el cercano frente de Guadalajara y sobre su peripecia militar. Tras salvar la talla, en el otoño de 1936 Gaya Nuño debió de entregarla de manera «informal» al Instituto Museo Valencia de don Juan, que dirigía su profesor Manuel Gómez-Moreno. El Instituto sirvió de depósito y refugio de muchas piezas del patrimonio español que pudieron salvarse así de la devastación de la Guerra Civil.

«Figúrese cuál sería mi sorpresa y cuán grata cuando al visitar los días atrás el Instituto del Conde de Valencia de Don Juan vi que estaba allí esa imagen desde diciembre de 1936, gracias a usted que pudo salvarla de la destrucción, conforme acredita un papel clavado al dorso con chinchetas», le escribió en 1949 Layna a Gaya. «Ya por aquel tiempo me dijo usted que había procurado salvar objetos de arte en la provincia mía de Guadalajara, cosa que ya presumía conociendo su cultura y elevado espíritu, pero entonces no me indicó qué obras artísticas logró conservar, ni por tanto que se debe a usted la existencia de la interesante virgencita románica de San Andrés del Congosto ¿Cómo pudo conseguir que no fuese a la hoguera en unión de los altares y demás imágenes de aquella modesta iglesia?», sigue la misiva, reproducida por Lorenzo Arribas.

En el escrito de ‘El alcázar’, el historiador de Guadalajara es más explícito. «Ya metido en averiguaciones, he sabido que Gaya, cuando los milicianos se disponían a quemarla se apoderó de la Virgencita de la Sopeña so pretexto de querer calentarse haciéndola ascuas en la lumbre de su alojamiento. ¡Gracias mil al bondadoso Gaya, tan culto como caballero, pues no en balde es soriano!», señala el artículo, donde menciona al soriano como autor de «meritísimos libros sobre temas artísticos».

El relato de Layna en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones es el siguiente: «Estando en San Andrés del Congosto, no pudo impedir que un pelotón de milicianos recién llegados quemaran en la plaza imágenes y altares; pero sí consiguió que le diesen esta Virgen románica, que aquellos pretendían llevarse como mascota, y se apresuró a entregarla a su maestro, el ilustre don Manuel Gómez-Moreno, para que fuera conservada».

Irónicamente, las destrucciones en los pueblos de Guadalajara fueron achacadas a Gaya, en compañía de otros milicianos. Josemi Lorenzo ha buceado en la Causa General instruida por el bando vencedor tras la Guerra. «Los sospechosos fueron ‘unos milicianos que en esta había destacadas del batallón Numancia llamados Ramón, que hacía de jefe, otro llamado ‘El Chispitas’, otro ‘el Gaya’ de la provincia de Soria’». Así que «parece obvio que ese ‘Gaya’ procedente de Soria al que se acusa de la destrucción de las imágenes de las iglesias [de Alcorlo y San Andrés del Congosto]» era Gaya Nuño. Algo desmentido por Layna y por la propia anotación de la talla en el Instituto Valencia de don Juan.

tracking