Vinuesa pinga sus Mayos para comenzar las fiestas

Vinuesa ya está de fiesta. En la mañana de ayer los mozos del pueblo pingaron dos pinos de 26 y 24 metros y alrededor de una tonelada de peso, en la plaza Mayor y en la plaza de la Soledad. Alrededor de el 70% de los espectadores que asistieron a las Pingadas eran visitantes, que abarrotaron especialmente la primera Pingada.

Tras el repique de campanas de la iglesia y el desfile de las peñas desde la Soledad hasta la plaza Mayor, con un retraso de aproximadamente 15 minutos comenzó la Pingada de la plaza. Los mozos se arremolinaban en torno a cinco aspas estratégicamente colocadas, empujando con todas sus fuerzas y siguiendo las órdenes del director. Este año fue el turno para ‘Chucha’, como lo conocen en el pueblo, quien apeló al amor propio de cada uno para realizar bien la Pingada. Al finalizar el acto, el director se emocionó con gran sentimiento y fue manteado por sus amigos y compañeros de aspas y de Pingada.

 

Según el maestro de ceremonias de las fiestas, Manuel Asensio, este año la Pingada de la plaza Mayor fue una auténtica «obra maestra. Ha sido una cosa que hacía años que no se veía hacer tan bien». La espectacular asistencia que registró el primer Mayo obligó a pedir a la organización que «la gente se retirara de la zona de peligro de caída, ha sido impresionante la cantidad de gente que había», relató Asensio. El Mayo se encajó en su agujero unos minutos después de las 13.00 horas, y ‘pingadores’ y espectadores se encaminaron a la plaza de la Soledad.

 

El recorrido existente entre las dos plazas del pueblo es de unos 600 metros, pero la gran presencia de bares en la calle Reina Sofía hace que el trayecto se demore entre cerveza y cerveza. Por fin toda la comitiva llegó a la Soledad para pingar el segundo Mayo, el de la cofradía de San Roque o de los solteros. El pino era algo más pequeño que el de la plaza, midiendo 24 metros y pesando algo menos de una tonelada.

 

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