Entrevista. María Poza Peñalba
«Yo para ser feliz quiero estar donde quiero estar; tener calma, que no se me amontonen las cosas»
He aquí una mujer poliédrica, amable y con hambre por la vida. Su pulso vital anda cercano a la comedia («ya la vida te trae el drama») y lo mismo vive un club de catas, que se debate en entender por qué un perro mira triste o maneja el área de documentación de la Universidad de Valladolid. Con el teatro se permite ser el resto de mujeres que habitan en ella. A veces juega a las cartas con su madre. Y cava el huerto.

María Poza.
P. En unos días estrena obra de teatro con la compañía Laimperfekta... su pulso vital hoy ¿a qué género teatral se acerca?
R. Mi pulso vital se acerca a la comedia. No lo puedo evitar, tengo que reírme. Procuro estar informada de todo, pero no puedo tomarme todas las cosas... Me dolería mucho. Tengo que sacar siempre el lado bueno a las cosas. La comedia me encanta. Ya la vida te trae el drama, no hace falta ir a buscarlo. Hacer una comedia divertida de todo es más agradable.
P. Cuénteme, ¿qué le cuenta el teatro?
R. Es la posibilidad de hacer el payaso. Soy tan cómica que el papel que me gusta es hacer de clown, de payaso. En mi vida normal tienes que hacer un papel más serio, más adulto, en cambio en el teatro puedes hacer esas gilipolleces -no pongas eso- (y qué hay de malo), que te permiten hacer más el tonto y no está mal visto.
Si es de corazón, cuesta más hacer reír, porque para hacer llorar solo es necesario poner las noticias. Ahora, si te pones a hacer un drama bien hecho, en teatro, creerte ese drama, a mí al menos me resulta más difícil. El año pasado hicimos Yerma, de Lorca, y me costaba mantener el tipo de persona apesadumbrada.
P. A la documentalista de la Universidad de Valladolid, ¿qué quedará en sus archivos dentro de cienes de años?
R. (Ríe). Muchos escritos que hago. Poesías, el amor por la lectura y los libros. Tengo una biblioteca inmensa. No sé... Esas cosas. El aprecio por buscar la información buena, veraz. A los alumnos intentamos hacer que elaboren un trabajo científico, que sean capaces de valorar, de juzgar las fuentes como fiables o no fiables. Somos completamente opuestos a la filosofía de los bulos. Si un alumno tiene que hacer un trabajo le exigimos que busque fuentes y que estén acreditadas, que sean de universidades, de institutos de investigación, no de un mindundi que ha salido por ahí diciendo cualquier cosa.
P. Eso se lleva mucho.
R. Exactamente. Todo el mundo podemos decir cualquier cosa en el bar, pero cuando estás investigando, haciendo un trabajo -me da lo mismo que sea de ciencias de la salud o de historia- tienes que atenerte a unas fuentes, tienes que investigar o pruebas o patentes... cosas fiables. No puedes inventarte los datos. En ese sentido, todos podemos opinar, pero no todas las opiniones son válidas.
P. ¿En qué consiste su trabajo?
R. En conseguir el acceso a los documentos. Ahora mismo hay mucha información gratuita, pero la información valiosa hay que pagar por ella. Está en base de datos, revistas y libros electrónicas... Acceder a esos documentos para alumnos y profesores se necesita poder hacerlo y yo facilito ese acceso. Y cuelgo en Internet la producción científica que se genera en la Universidad, que también es, porque la Universidad de Valladolid es una institución con muchísimos investigadores.
P. Dirige una protectora, es actriz amateur, documentalista de profesión, miembro del Club de Catas del Casino, ¿dónde es más usted?
R. También hago vino, aunque llevo dos años que alquilé las viñas porque mi madre se rompió la cadera y no puedo atenderlas. ¿Dónde soy más yo? Si te digo la verdad en un proyecto que estoy haciendo de un huerto-granero-jardín, en una finca que era de mis abuelos y me lo estoy haciendo todo yo: hago baldosas de cemento, estoy colocando piedras en el empedrado, retejo... Le doy a la albañilería pura y dura. Ahí soy muy feliz. Entre semana estoy deseando que llegue el fin de semana para marcharme a ese jardín-huerto para podar y plantar más árboles y flores, hacer más senderos.
P. ¿Dónde y cómo se reactiva?
R. En la protectora también. Allí recogemos animales que, por lo que sea, han perdido todo, su casa, propietarios. O los han abandonado. Son animales que necesitan muchísimo que alguien les dé una referencia de estabilidad. Y lo que hacemos es eso. Vienen desorientados y muy asustados. Algunos han sido maltratados. Llegan con una imagen del ser humano penosa. A veces es un reto volver a socializar a esos animales, que vuelvan a confiar en las personas.
P. A veces hay que parar. ¿Cómo y cuándo lo hace?
R. Depende de los días. Muchas veces no puedo parar. Aunque el día tuviese más horas, tendría que emplearlas. Cuando tengo tiempo de parar voy a ver a mi madre, que es una mujer mayor. Tiene 90 años y vive sola. Quiere que estés con ella, que juegues a las cartas y ahí descanso también.
P. Su eslogan de vida.
R. No me lo había planteado nunca. Vive y no te cuestiones y en general a casi todo que sí.
P. ¿Qué le dice la palabra error?
R. Algo de lo que se aprende mucho, muchísimo. Un acierto pasas por él y no vuelves a planteártelo. Un error te hace pensar qué ha salido mal, qué tendrías que haber hecho. Un error obliga a aprender mucho para no volver a cometerlo. Si te da lo mismo, pues no, claro. Yo procuro no volver a cometer los mismos errores, que eso no quiere decir que no los cometa, pero procuro no.
P. Transmitiendo conocimiento. ¿Documentándolo o sobre las tablas?
R. Son diferentes. Depende de qué conocimiento quieras transmitir. Pero creo que en vivo se transmite mucho más. Te lo cuento con el tema del club de catas. Tú puedes probar un poquito de vino en una copa y, bueno, te sabe a vino. Pero está la persona que lo ha hecho allí delante y te explica. 'Este vino lo hemos dejado fermentar tantos meses, ha estado tanto tiempo en botella...". Y tú todo eso lo notas en la copa, lo vives más cuando alguien te cuenta la historia de lo que hay detrás. Yo tenía un profesor de Historia que te hacía vivir la historia. En vez de ser un rollo, te lo explicaba como si todo eso fuera una aventura. Era algo vivido. Es más fácil hacer llegar viviéndolo tú.
P. ¿Qué hacemos cuando el guion de la vida supera al del teatro?
R. A veces llorar, a veces buscar compañía para hablar o desahogarte y llorar o reír en compañía. Y a veces simplemente me voy a mi jardín a cavar. Cavar el huerto, cavar un parterre quita mucho estrés de l cabeza.
P. ¿Cómo protegería al Toro Jubilo sin prohibirlo? No sacaré el titular de aquí.
R. No lo sé. Es un tema muy complicado. Son dos posturas un poco complicadas. Aunque el toro no muere, el toro sí sufre. Al estar en una protectora, soy contraria al sufrimiento animal. Pero en estos temas que están tan arraigados, hay que entender a la gente. En este tema no podría. Defiendo las tradiciones y a la ves defiendo a los animales. Entiendes los dos lados y a la vez no te gustaría estar en ninguno de ellos.
P. Yo para ser feliz quiero un camión. ¿Y vos?
R. (Segundos callada). Tener calma. Yo para ser feliz quiero estar tranquila con las cosas que hago, que el tiempo no se me eche encima y se me amontonen las cosas. Para ser feliz quiero estar donde quiero estar. No la sensación que tengo a veces, con tantas cosas en mi agenda que no estoy disfrutando de ellas porque pienso que me tengo que marchar corriendo a la siguiente. Tener un poquito más de serenidad en cada una de ellas para poderlas disfrutar porque son un gustazo.
Cuando era estudiante viví en Madrid y allí tienes que elegir: si haces una cosa no puedes hacer otra. Cuando vine aquí a Soria, aquí podías hacer todo, me refiero a actividades diferentes.
P. ¿Qué les preguntaría a los perros, Redención?
R. (Ríe). A algunos les preguntaría por dónde han pasado. Trabajamos con ellos con etólogos, con adiestradores... y no conseguimos hacernos con algunos de ellos. Me gustaría que nos dijeran por dónde han pasado, qué les ha pasado, cómo les podemos ayudar.
P. La psicología positiva y la autoayuda me cansan. ¿Me lo hago mirar?
R. Creo que sí. No dejan de ser marcos teóricos. Leer un libro te ayuda, pero solo si lo pones en práctica. Es como si tú leyeses el prospecto de un fármaco y como sabes cómo funciona ya te cura. Tendrás que tomártelo... Los libros te dan unos planteamientos, pero si no llevas eso a la práctica. Es como la gimnasia: aunque te compres unas pesas si no las usas no vas a ponerte en forma.
P. ¿Cómo desaprender, que dice alguien cercano?
R. Dicen que es más difícil. Para desaprender tienes que borrar un camino. Yo la única forma que veo de desaprender es empezar otro camino. Dicen que cuando llevas 21 días con una rutina ya se te genera. Es una buena forma de desaprender, aprender otras cosas, aunque de vez en cuando caigas en los antiguos caminos.
P. ¿Me he dejado alguna pregunta?
R. No lo sé. Lo más maravilloso que tengo es una hija. Ya es adulta, vive su vida. Es lo más maravilloso que tengo. La tuve muy joven. Si me diesen a elegir entre tener un hijo a los 20 o tenerlo a los 40, elegiría siempre a los 20. Yo a los 35 ya tenía a mi hija criada.