El banquillo también gana

El banquillo del CMA Soria también sabe ganar y ayer dio buena cuenta de Tarragona en un encuentro que se decidió con un 3-0 y que dejó muy claras las diferencias entre un equipo como el soriano, que lucha por las primeras posiciones de la Superliga, y otro, que pelea por no descender. Flores y Moltó se quedaban fuera de la rotación inicial y eran los jóvenes Folguera, Salvador y Altayó, efectivos menos habituales en los planes de Fernando Muñoz, los que tomaban la responsabilidad desde el principio. No se les encogió el brazo y demostraron que pueden contar con la confianza del técnico. Los tarraconenses confirmaron en Los Pajaritos su delicada situación en la clasificación.

 

El primer parcial comenzó con un inquietante 0-3 a favor de un conjunto catalán que salía con ganas de dar guerra. Sin embargo, el CMA se puso las pilas y no dejó que su rival se distanciase en el marcador. Los bloqueos de Altayó y de Elvis, así como los remates de Salvador y de Rocamora ponían las cosas en su sitio con un parcial de 9-0 que prácticamente sentenciaba el primer set. Tarragona desapareció del mapa y el CMA se paseaba en el primer juego para poner el partido franco a su favor.

Las facilidades encontradas en este set inicial hacían presagiar un enfrentamiento de claro color local, aunque Tarragona nunca dio el duelo por perdido en los siguientes parciales. El segundo estuvo muy igualado y por parte soriana Folguera con su saque hacía estragos en la recepción catalana. Salvador seguía firme en el remate, mientras que Altayó era el mejor en el bloqueo. El encuentro llegaba a un empate a 15, pero un saque directo de Folguera y un remate y un bloqueo de Elvis colocaban el 18-15. Parecía que se iba a romper el set, pero Tarragona sacó fuerzas de flaqueza para llegar con opciones. Rocamora, que hasta el momento había estado un tanto desaparecido, se echaba el equipo a sus espaldas para situar el 26-24 con dos acciones de remate. El CMA había sufrido para conseguir el momentáneo 2-0 ante un adversario que tenía en el brasileño Douglas a su mejor efectivo.

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