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Los jugadores del Numancia desolados tras uno de los goles del Barça B. / A. Martínez-

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Félix Tello / Soria
Soria

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Varapalo de los grandes fue el que se llevó ayer el Numancia ante el Barcelona B en un encuentro en el que los ataques fueron muy superiores a las defensas. Los diez goles anotados, media docena en la portería numantina, dejan bien a las claras que el partido fue de auténtica locura, especialmente en la segunda parte ya que al tiempo de descanso se llegó con un nivelado empate a uno. En la reanudación, llegó el desenfreno y el filial culé, jugando con pólvora, realizó un roto y un descosido a un Numancia que se suicidó al intentar jugar de tú a tú a un rival que, principalmente en las posiciones de vanguardia, tiene dinamita. Nolito, Jonathan Soriano, Dos Santos y Sergio Roberto se merendaron a un conjunto rojillo que en el golpe a golpe salió claramente en desventaja.

 

El partido prometía desde el inicio ya que frente a frente estaban dos equipos a los que les gusta jugar al ataque. Fue el Numancia el que primero puso cerco al portal barcelonista, aunque los disparos de Del Pino y de Barkero se marcharon demasiado desviados. El Barça B pecaba de lentitud en el centro del campo con Fontás como pivote en la medular. Iba a ser a balón parado como se iba a estrenar el marcador cuando el choque acababa de superar la media hora. Dos Santos ejecuta una falta y Jonathan Soriano anotaba de cabeza ante la pasividad de la zaga numantina. El Barça B golpeaba primero y el Numancia acusaba el golpe. Sin embargo, ya en las postrimerías del primer periodo, un desajuste de la zaga visitante permitía a Nagore anotar el empate tras una falta botada por Barkero. ¿Gol psicológico? El decorado nadie se lo imaginaba en los segundos 45 minutos.

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