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J. Antonio Martín de Marco

Es Medinaceli, no más

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CUANDO pisas Medinaceli se para el tiempo, su aura es atemporal en ese maridaje de culturas y credos que se palpa en el deambular por sus calles. Es uno de los pueblos más bonitos de España que, así está reconocido, dentro de un paisaje tan desolado como grandioso, subyugador en esa mezcolanza de altos cerros, sierras peladas y profundos valles que se entrecruzan y se enlazan junto, alrededor, del altillo, de ese otero que te recibe con su Arco Romano, el único de tres arcadas existente en España. Medinaceli es un no parar en la historia desde aquel castro celta que a golpe de vista se divisa cuando pisas su Castillo. Es la vieja Ocilis, la Ciudad del Cielo romana donde en sus valles mordió el polvo de la derrota el cónsul Quinto Fulvio Nobilior un 23 de agosto del 153 a. de C.; es la Medinat-Salim que estuvo regida por el poeta y caudillo musulmán Galib; es la visigótica Ciudad de la Mesa donde luego nacería el poeta autor del Mío Cid según Menéndez Pidal…, es la historia viva que sigue latiendo.

Los lectores de esta columna saben que tengo mis maestros que cito cuando acaece el asunto. Uno es don Miguel de Unamuno en cuyas obras habla del «alma castellana» cuando defendía el concepto de la «intrahistoria» latente en pueblos como Medinaceli que visitó a menudo en su búsqueda de la imbricación del paisaje con el paisanaje, lo que haría que su amigo don A. Machado le llamara «donquijotesco», así, junto. Y viendo en perspectiva a la Villa, a don Miguel le sale una desconocida vena mística, ¡quien lo iba a decir! para cantar a: «¡Medinaceli heñido en el páramo por los dedos sobreimperiales del Señor!... desde aquella cumbre del páramo de Medinaceli en ruinas, barbacana sobre Aragón en tierra castellana, veía subir al cielo de Dios a nuestra España y soñaba que el Dios del Cristo la soñaba como El se sueña: una y trina. Y con un solo Verbo y un solo Espíritu”.

¿Les suena esta música?. Pues en esta bendita tierra Medinense, su Ayuntamiento, junto a D. Carlos de la Casa, nos ha nombrado «Cronistas Oficiales». ¿Cabe más honor?. Gracias a su Alcalde don Felipe Utrilla por potenciar la Cultura en su forma de publicar estudios y libros, y gracias a los medinenses. Sabed que, como diría don Antonio, mi corazón os lleva…

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