Un parking para el Calaverón
Decía el alcalde hace unos días, que la asignatura pendiente en el barrio del Calaverón es la del aparcamiento. No le falta razón. Este céntrico barrio, que en los ochenta y noventa fue centro neurálgico de la noche soriana, ha ido con el paso de los años envejeciéndose y apagándose como una vela. Su propia fisionomía urbana, con empinadas calles y estrechas aceras en algunos tramos, han ayudado poco a atraer una población joven que huye a los extrarradios. En los últimos meses, la recuperación del antiguo convento de Santa Clara como espacio cultural le ha devuelto algo de luz. Tuve la oportunidad de visitar las obras de este edificio, y he de reconocer que me impactó ver desnudo el antiguo templo que desde fuera había visto miles de veces sin hacerme idea de lo que su interior escondía. Teníamos un tesoro arquitectónico oculto entre dependencias militares, y ahora, gracias a una majestuosa obra, se ha recuperado poniéndolo a disposición de todos los sorianos. Otro de los proyectos en ciernes para este barrio, es el de la anunciada colocación de escaleras mecánicas para mitigar la orografía de la que hablaba antes, y que, por novedosa, hará sin duda crecer la curiosidad entre la ciudadanía como ya ocurrió a finales de los ochenta en la ciudad, cuando abrieron el “Espolón 10”, y pasamos por allí —me atrevería a decir—, todos los sorianos para ver y probar, como ovejas a la sal, la primera escalera mecánica instalada en nuestra capital. Pero volvamos a la asignatura pendiente que el alcalde manifestaba, y que yo comparto en su diagnóstico, pero no así en su puntuación. El grupo municipal del Partido Popular ha venido defendiendo la idea de construir un parking subterráneo dentro del parque de Santa Clara y que podría acabar con esa asignatura pendiente. Y el alcalde, claro, como maestro implacable que es, ya ha suspendido la idea con un cero patatero, y aduciendo, que esa ocurrencia de los populares —y que a mí no me parece desacertada—, es inviable por la posible existencia de restos arqueológicos en esa zona. Y digo yo: ¿acaso no aparecieron restos arqueológicos en el parking del Olivo cuando se construyó? Pues nada más y nada menos que varias tumbas, parte de la posible pared de la antigua iglesia de San Esteban, y hasta la estructura de un Nevero, que no es moco de pavo. Y en la obra de Santa Clara, más de lo mismo, porque surgieron —yo las vi—, infinidad de tumbas de las antiguas Clarisas. Así que, si se proyectase allí un parking, en el mejor de los casos podría hacerse, y en el peor de ellos, quizás descubriéramos, como dice el alcalde, un hallazgo de tal magnitud que nos haría ser `trending topic´. Pero no. Aquí el problema es que ante una idea que puede ser buena pero que no nace de ellos, hay que eliminarla de raíz y con cierta displicencia. Imagínense que fuera al PP al que se le hubiera ocurrido poner en marcha un barco para surcar el Duero. Nos habrían puesto a caldo con ese apelativo de “ocurrencia” que con lo del parking del Calaverón utilizan. Y todo, porque en el ADN del PSOE, va implícito eso de “al enemigo ni agua”. Que oye, de todo hay que aprender…