Heraldo-Diario de Soria

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La Federación de Organizaciones Empresariales Sorianas (FOES), criticaba hace algunos días las obras en las que está sumergida la capital. La patronal soriana considera que la ciudad empeorará tras la finalización de las obras. Se referían mayormente a las de las travesías y también a la futura configuración de esa `zona fake´ de bajas emisiones —de la que ya hablé en una columna—, y que los socialistas sorianos se han sacado de la manga para bajo la excusa de no perder fondos europeos, hacer más complicada aún la vida de los ciudadanos que aquí residimos y de los potenciales que vengan a visitarnos. Quien me conoce ya sabe mi opinión sobre la actual configuración de la ciudad. El partirla en dos como se hizo hace años, abrió la caja de Pandora para el caos que ya tenemos y que a buen seguro se acrecentará. Algunos que ahora se suben al carro de esas críticas, en su día callaron y otorgaron. Pero dejémoslo así, porque aunque la memoria es imperativo mantenerla, no es menos cierto aquello de que rectificar es de sabios. Siempre me ha gustado ser justo con las críticas, aunque la línea que separa a ambas palabras sea muy fina. Y por ello, he de reconocer que muchas obras que se han llevado a cabo en los últimos años en la ciudad, sí han mejorado sustancialmente la misma mejorándola en su estética. Pero lo que subyace ante tal volumen de obras —porque parece que nos hubiera tocado el sorteo de los Euromillones, y nunca mejor dicho—, es que estamos creando y materializando una ciudad muy cara de mantener, pero con un panorama poblacional nada alentador. Hacer obras está bien; invertir en hormigón está muy bien; llenar todo de jardineras está requetebién. Pero ¡ay, amigo!, después todo eso hay que mantenerlo. Y los intereses son altos. Si todo ese gran volumen de obras viniera unido a la atracción de empresas que crearan puestos de trabajo y asentamiento de parejas que echaran aquí raíces, créanme que me callaría. Pero desgraciadamente no es así. Y frente a los delirios sanchistas de que vamos muy bien en lo económico, y que recuerdan a eso de la `Champions League´ de Zapatero (acuérdense de lo que vino después), la situación en nuestra ciudad no es nada halagüeña como el fiel termómetro comercial viene marcando. Esta semana pasada hemos sabido, cómo el año pasado y en nuestra provincia se registró el número más bajo de nacimientos de toda la serie histórica. Vamos, que nacieron 400 y pico niños frente a casi 1200 fallecidos. Juzguen ustedes y piensen: ¿quién mantendrá esta ciudad? En no pocas ocasiones y cuando como concejal esgrimía esta serie de argumentos que atacaban al discurso oficial, desde el equipo de gobierno se me echaba en cara que buscábamos volver a una Soria en “blanco y negro”. Jamás conocí tal ciudad. Pero si la mal llamada Soria en blanco y negro era aquella que destilaba un comercio fuerte y dinámico, y donde desplazarse en vehículo por sus calles no emulaba como ahora a `La Odisea´ de Homero, ¡bendita y añorada ciudad!, tuviera el color que tuviera.

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