Heraldo-Diario de Soria

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El TSJ de Castilla y León ha publicado la sentencia nº 26/2025, de 31.01.25, que analiza los recursos de apelación dirigidos contra la sentencia nº 94/2024, de 02.09.24, del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo Nº 1 de Soria que estimó parcialmente el recurso de PACMA anulando tanto el Acuerdo del Ayuntamiento de Medinaceli, de 16.10.23, que aprobaba la celebración del ‘espectáculo taurino tradicional Toro Júbilo’ para el día 11.11.23, como la Resolución de la JCYL, de 09.11.23, que lo autorizaba. El TSJ, en esencia, declara ahora la inadmisibilidad del recurso interpuesto, en su día, por PACMA contra ambos actos administrativos y, en consecuencia, no entra a examinar las pretensiones de ninguna de las partes, dejándonos a todos con la miel en los labios. No obstante, tiene el efecto de levantar la nulidad que impedía su celebración hasta que llegue la sentencia sobre el fondo del asunto.

La victoria va por barrios: (i) en primera instancia, se impuso PACMA al reconocer la sentencia el “claro sufrimiento, hostigamiento y maltrato físico y emocional a un animal, contrario a los principios de bienestar y naturaleza de ser sintiente que prevé la normativa básica del Estado y los propios principios de la UE”, lo que derivó en la suspensión de 2024, merced a la medida cautelar adoptada con apoyo en la misma, y (ii) en apelación, ganó el Ayuntamiento de Medinaceli con esa declaración de inadmisibilidad que conlleva la resurrección jurídica de esos actos administrativos. Lo mollar, lo que a muchos nos interesa, queda pendiente.

Lo procedimental está, muchas veces, reñido con lo sustantivo. No obstante, muchos asuntos encuentran su final en esas procelosas aguas generando situaciones tan ridículas como la que aquí comentamos. Todos pierden porque ninguno obtiene la tutela judicial de sus pretensiones. Todos tendrán que esperar para conocer si pesa más esa tradición milenaria que integra tanto la historia como el patrimonio cultural de la Provincia de Soria, o los sentimientos minoritarios de un PACMA que dice hacer suyos los del animal, desdeñando los sentimientos de los vecinos de Medinaceli que, mayoritariamente aún, mantienen viva dicha tradición.

Tradiciones culturales que parecen importantes, tanto en España como en la UE, a tenor de su normativa. Por un lado, nuestra Constitución (44, 46 y 149 CE) obliga a todos los poderes públicos españoles a garantizar la conservación, la promoción y el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los Pueblos de España. Por otro, el Art. 13 TFUE señala como la UE y todos los Estados Miembros deberán respetar “las disposiciones legales o administrativas y las costumbres de los Estados miembros relativas, en particular, a ritos religiosos, tradiciones culturales y patrimonio regional”. Ambos tratan de evitar que se puedan atropellar unas tradiciones que acrisolan el alma de una Europa que, no en vano, está a la cabeza mundial del Derecho.

Tengo claro que la tauromaquia, en cualquiera de sus expresiones, pertenece al Pueblo. Y solo el Pueblo puede acordar, por mayoría, su cancelación. Hasta ese momento, es obligación de todos -poderes públicos incluidos- el hacer todo lo posible para que esas tradiciones se conozcan y se vivan, atendiendo a su valor histórico, artístico y social, que, en el caso de los toros, es además el signo distintivo de España en el Mundo.

Los animales ni están, ni pueden estar nunca al mismo nivel de las personas. Los animalistas son los nuevos terraplanistas. Unos cretinos que lo confunden todo porque saben que sus presupuestos están lejos de ser aceptados por la mayoría. Por eso, precisamente, tratan de imponerlos por cualquier medio. En este caso, confunden torticeramente una tradición con una barrabasada. El Toro Jubilo es propiedad cultural del Pueblo de Medinaceli y solo ellos pueden renunciar al mismo. ¿Es legítimo hacer catequesis en sentido contrario? Por supuesto. Lo que resulta inadmisible es querer imponer su criterio por la fuerza. Desde aquí quiero reiterar mi apoyo, tanto al Ayuntamiento de Medinaceli como la Asociación del Toro Jubilo, que sentirán -como creo que sentimos casi todos- un júbilo a medias por una sentencia que, si bien supone un paso adelante, deja en el fondo la cuestión sin resolver. Toca seguir esperando.

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