EL RUBICÓN
Apoltronado
LA poltrona. Eso es lo que más le gusta a los políticos. A todos, sin excepción. Y si es para no hacer nada, mejor que mejor. Y en esto, a diferencia de otras ocasiones, no es necesario apelar a aquello de doctores tiene la santa madre iglesia, no. Esto es un hecho constatable y demostrable. Da igual que te digan los tuyos, los de tu partido, que te eches a un lado porque ya no sirves, si es que alguna vez has servido, que a la vista de los resultados en las urnas no parece. Pero claro, siempre puedes presumir de una década en la oposición. Es decir, en la poltrona a razón de más de 100.000 euros, los últimos años.
Porque eso, y no otra cosa, es lo que lleva haciendo el ínclito de nombre Luis y apellido Tudanca. Vivir en la poltrona de la oposición del mausoleo ese de las Cortes que se asienta en la avenida Salamanca de Valladolid a razón de más de 100.000 euros de soldada. Todo por quince minutos escasos de trabajo cada quince días. Y ahí quiere seguir. A él mientras el nuevo jefe del socialismo castellano y leonés, recién aterrizado de las tierras altas de Soria, lo mantenga ahí se va a quedar. Poco o nada le importa que le hayan enseñado la puerta de salida, eso sí a otra poltrona, él sigue ahí bien pertrechado en su sillón, escaño, poltrona al fin y al cabo de las Cortes, hasta que le garanticen la siguiente.
Es difícil de entender que el nuevo jefe de las tierras altas mantenga inamovible la dirección del grupo de las Cortes, que es, o así debería serlo, la punta de lanza de la acción política del partido en la Comunidad.
Ni Mañueco, que mira que de esto de estrategia política sabe un rato, habría soñado un escenario igual. VOX supurando por sus heridas y en el PSOE, el más de lo mismo de los últimos diez años. A lo que se le suma el ansia leonesista de José Antonio Diez, que lo mismo arremete contra Óscar Puente, deseándole cosas mucho peores en política que el PP, que carga contra su partido y el reciente congreso autonómico en una afrenta clara a Ferraz y a Pedro Sánchez.
En política, la coherencia no sólo se mide por defender siempre las mismas ideas, que también, sino por hacerlo allí donde crees que más concuerdas con aquello que defiendes. Si no es así, como parece que sucede con el leonesismo y su defensa de la autonomía leonesa del alcalde de León, la coherencia dice que te tienes que ir. Salvo, claro está que lo único que quieras y que estés buscando es que te echen para así poder ir de víctima. La realidad es sólo una y, por más que empeñe y se vocifere, el PSOE de Castilla y León y, los más importante, el de Ferraz no va a satisfacer los anhelos leonesistas de Diez. A partir de ahí, todo pasa por la coherencia.
Claro que para coherencia la del ínclito de nombre Luis y apellido Tundanca. La suya es la coherencia de la poltrona. Y a eso es a lo único que aspira, a seguir apoltronado en la política.