Ronda de partidos, otra oportunidad para la política y el entendimiento
Ronda de partidos que abre el presidente de la Junta tras el debate de política general, que en general sólo sirvió para comprobar lo mal que está la política en general y lo deslenguados que son algunos contra sus compañeros cuando creen que no les escucha nadie, pero les graba un micrófono de las Cortes.
El segundo partido del arco parlamentario, VOX, en un ejercicio de tacticismo, considera que, tras la pelota de papel que hizo Mañueco con la réplica de la propuesta de Mazón en el hemiciclo, ya tiene todo hablado y dialogado con el PP. Se equivoca. Está en su derecho. Para eso son las estrategias preelectorales, para equivocarse y aprender de ellas. Debería atender la llamada del diálogo. Es lo mínimo en política. A partir de ahí se puede discrepar, discutir y hasta repudiar. Pero desde la negación es difícil, por muy ofendidos que estén los de Abascal con la imprudencia de Mañueco, que, dicho sea de paso, les brindó un protagonismo inesperado en el debate sobre el estado de la comunidad. En cualquier caso, Mañueco les dijo con formas y no con palabras, que la propuesta de Mazón vale para un Mazón desesperado. Y puede que para alguna otra comunidad con más de medio mandato por delante. En Castilla y León, a un año vista, nadie se va a hacer prisionero, ni siquiera de sus más afines. Pero escuchar y dialogar es la primera de las premisas de la política civilizada.
El PSOE de Carlos Martínez Mínguez, que protagonizará el primer encuentro entre el jefe del gobierno y el nuevo jefe de la oposición, tendrá que ir con algo nuevo y diferente a lo del adelanto electoral, a la vista de que la estrategia inicial acabó hecha añicos en la pillada del micro de las Cortes. Insistir por ese camino, aparte de no aportar nada al progreso de la comunidad, supone evidenciar una falta de ideas en un partido que trata de emerger con un rearme ideológico. La política necesita y precisa algo más que estrategia y tacticismo.
En la misma medida están el resto de los partidos, incluido el del gobierno. Pero Mañueco debe también ser propositivo, no un mero espectador. Dialogar es la capacidad de ceder para encontrar entendimiento con los desiguales e incluso con los contrarios. Y la generosidad es algo que siempre se le presupone al que gobierna a la hora de buscar entendimientos y puntos de acuerdo. Por su parte Igea probará de su propia medicina, esa que tanto le ha gustado intentar administrar siempre, sobre todo cuando gobernaba: el veto.