Literatura
‘El reloj del fin del mundo’, un thriller en la mística de la Laguna Negra de Soria
La escritora y periodista Sònia Valiente publica su segunda novela ambientada en Castilla y León: «Me pareció alucinante esa magia y ese encanto tan evocador de la provincia»

Sònia Valiente en la Laguna Negra.
Paisaje machadiano para la escritora, periodista y doctora cum laude en Publicidad Sònia Valiente (Valencia, 1975), que ha recreado en la Laguna Negra de Soria, en las tierras de Alvargonzález del poeta sevillano, la novela ‘El reloj del fin del mundo’ (Plaza & Janés), un thriller muy adictivo que arranca con una cita ciegas que no llega a culminarse, seguido del hallazgo de un cuerpo sin vida de un becario, con los aditamentos de la Inteligencia Artificial, el esoterismo, una bruja novata y un sargento que lleva la investigación del asesinato.
Una novela negra ambientada en una población soriana imaginaria: Sotillo de Duero, que en realidad es Sotillo del Rincón, en la comarca de El Valle, el valle de la Mantequilla. Valiente llama a la provincia soriana ‘Paria’.
Es la segunda novela de Valiente, tras ‘Veintitrés fotografías’ , y surgió precisamente en una visita de la autora a la laguna glaciar en el año 2021. «Fue un puente largo para la Comunidad Valenciana y apenas tenía el borrador de la primera novela. Yo soy muy ‘friki’, y esta Semana Santa, por ejemplo, me voy a Atapuerca, me gusta mucho la arqueología. Iba a Soria a visitar Numancia y como soy muy receptiva fui a la Laguna Negra. Nunca había estado y me pareció alucinante, brutal, esa magia telúrica, ese encanto».
A partir de ese momento, la escritora compuso en su mente el escenario de una nueva novela. «Me vino una asociación de ideas loca, con el agua, el puente, lo asocié a los puentes de Madison, a tener a alguien idealizado. Me di una vuelta por Soria y vi una tienda de esoterismo chiquitita».
«Me volví a Valencia y tenía algo, un punto de conexión, un germen y un punto de vergüenza torera», continúa. Del mismo modo, la escritora también quiere rendir homenaje a los pueblos de la España Vaciada. «Estuve en Sotillo del Rincón alojada en una casa rural, un lugar muy evocador, flipante, las piedras, los tejados, las luces que se encendían en forma de eficiencia energética y por eso la protagonista es una funcionaria ligada a los fondos europeos».
Los personajes de la trama son Lourdes Nadal, funcionaria del Instituto Valenciano de Competitividad, recién divorciada que se enfrenta a una cita a ciegas; Lazcano, el hombre con el que se ha citado Lourdes; Alma Rey, dueña de una tienda esotérica; Pedro Triestre, sargento a cargo de la investigación del ‘caso dorado’; Isabel Linares, propietaria de un hotel rural; Izan Linares, sobrino de Isabel que trabaja como conductor de autoescuela; Roberto Costa, un becario gay que aparece muerto en el mismo lugar donde se citó Lourdes con Lazcano;y Lluvia Sanchis, una productora de espectáculos.
«Lourdes Nadal ya tiene nombre de funcionaria, casada, con una crisis de mediada edad. Se cita en Sotillo de Duero con un desconocido, una cita a ciegas. Paralelamente, el alcalde, en una localidad en la que se desangra la población, idea una instalación artística, que es el reloj del fin del mundo, para atraer a turistas. Y al final acuden los medios de comunicación pero por un asesinato, el de un becario, y Lourdes Nadal es la principal sospechosa del ‘caso dorado’.
«¿Cómo voy a dejar tirada a Lourdes allí?», como Agatha Cristie a sus personajes, que estaban atrapados. «Por eso aparece el cadáver del becario cerca de la Laguna Negra con unos rastros de sangre», señala Valiente.
El reloj del fin del mundo que narra existe realmente. La autora se inspiró en el ‘Doomsday Clock’, un reloj simbólico creado en 1947 por el ‘Bulletin of the Atomic Scientists’ de la Universidad de Chicago, que mide la proximidad de la humanidad a una catástrofe global considerando factores como el cambio climático, tensiones bélicas, avances tecnológicos y conflictos geopolíticos. En la novela, este concepto se materializa en esa instalación artística en Sotillo de Duero, que sirve como metáfora de la fragilidad humana y la incertidumbre del presente.

La autora en una pequeña cascada de la Laguna Negra.
Valiente acepta que la novela negra está viviendo en la actualidad una época dorada. «Sucede así en periodos de crisis o de polarización y lo mismo sucede con la novela romántica, con culebrones a tope. Se demanda más novela negra y la mía es más ‘jeta’ en ese sentido, porque al final todos somos Lourdes Nadal». La escritora está convencida de que el lector «va a empatizar mucho» con la protagonista.
Y como sucede en estos casos, la novela negra tiene mucha salida en las plataformas de televisión, en forma de serie o películas, y está claro que Sònia Valiente estaría encantada de que algo así sucediera. «Ojalá, aunque es complicado que eso pase porque lo primero que debe pasar es que los lectores secunden la novela para tener una segunda vida».
Como periodista, sus dos novelas negras también ofrecen un guiño a los periódicos. En su primera, la cabecera de ‘Las Provincias’, y en esta segunda, ‘El Heraldo’, de Heraldo Diario de Soria (Edigrup). «También soy periodista y según el lugar se ambienta también con cabeceras».

Portada de 'El Reloj del fin del mundo'.
Para Valiente, la novela supuso inicialmente el descubrimiento de espacios de Castilla y León que para ella eran desconocidos, y que en el caso de Soria «es verdad eso de que Soria, ni te la imaginas». Para los lectores, sumergirse en ese mundo que plantea la escritora será penetrar en un escenario vibrante.
La novela, en fin, analiza el paso del tiempo y la memoria, el deseo y los dilemas morales, la tecnología y sus límites, la Inteligencia Artificial, la España Vaciada y la incertidumbre global. Maneja un ritmo vertiginoso y con maestría el suspense, manteniendo al lector enganchado con giros inesperados y una narrativa adictiva, según críticos como Santiago Díaz, quien la describe como «un thriller inteligente y adictivo».