Heraldo-Diario de Soria

El pueblo de Soria con una ermita compartida, una leyenda milagrera y una rivalidad por quién llevaba al santo en procesión

Talla de la virgen en la ermita de los Santos Nuevos.MARIO TEJEDOR

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En los meses de verano raro es el municipio de Soria que no está convocado a una romería, bien porque tiene lugar en el mismo pueblo o porque forma parte de una concordia con poblaciones vecinas que celebra una cita de este tipo, a medio camino entre lo religioso y lo popular. El primer domingo de julio le toca el turno a una población situada en el norte de la provincia, a unos 23 kilómetros de la capital junto a la comarca de El Valle, que atraviesa la N-111.

Se trata de Almarza, que acoge la conocida romería de Santos Nuevos, en la ermita del mismo nombre, la cual comparte con la población de San Andrés. Un templo al que rodea una leyenda milagrera, en la que no falta la pugna y la rivalidad entre pueblos. Administrativamente, San Andrés forma parte del municipio de Almarza, que integran nueve núcleos.

La ermita de Nuestra Señora de los Santos Nuevos es un bonito edificio en un atractivo paraje. En el lienzo derecho hay un atrio amplio sobre el cual se sitúa la espadaña, de sillería, con tres vanos y dos campanas. Data del siglo XVI y presenta blasones de los Marqueses de Zafra, según descripción municipal.

En torno a la ermita circunda una leyenda, bien conocida en el lugar, y recogida por el escritor y sacerdote ya fallecido Florentino Zamora Lucas, miembro de la Real Academia de la Historia.

Narra Zamora Lucas, y recoge el Ayuntamiento de Almarza, la rivalidad que existía entre los diversos pueblos de la zona a mediados del siglo XVII, "pues los vecinos de todos ellos querían llevar las andas del Santo en la procesión, y hasta llegaron a discutir qué párroco debía cantar la misa". La discusión fue in crescendo hasta que un año vecinos de algunos pueblos "trataron de impedir que los de Almarza y San Andrés se acercasen a la ermita, por cuyo motivo hubo gran reyerta, con numerosos heridos". Eso hizo que en los años siguientes ni Almarza ni San Andrés acudieran a la romería, por lo que los ayuntamientos animaron a los vecinos a ir a Santos Nuevos dándoles unas monedas, pan y vino.

Ermita de los Santos Nuevos.MARIO TEJEDOR

La leyenda dice que un caballero se negó a coger el reparto en el día de la fiesta y los vecinos le obligaron a ello, tras lo cual tiró lo que le dieron y siguió su camino. Posteriormente enfermó y ningún médico daba razón del mal, hasta que el enfermo cayó en la cuenta de que pudiera ser cosa del desprecio a los Santos Nuevos, por lo que envió a sus criados a recoger la ofrenda que había tirado.

El relato de la leyenda continúa con la sanación del caballero. "Pronto cundió la noticia del milagro, y desde entonces los caminantes que por allí pasan arrojan una piedra al lugar donde estuvo la carne, formando hoy un enorme montón, como testigo de la veracidad de este suceso", relata Florentino Zamora Lucas.

No es la única ermita que hay en el término municipal de Almarza, donde también se encuentra la ermita de la Virgen de la Inmaculada, del siglo XVIII, bastante más pequeña y con esquinales de sillería a la que se añadió la sacristía en la zona del ábside. En la zona se la llama también ermita de la Soledad.

Una visita a este bonito municipio, rodeado de naturaleza y bellos parajes, aprovechando la romería que tiene lugar este domingo 6 de julio, también requiere una parada en la iglesia de Santa Lucía, muestra del gótico soriano (no se olviden preguntar por la reliquia); la Casa Palacio de la familia Montenegro (Aula de la Naturaleza del Colegio madrileño Virgen de Europa, según el Ayuntamiento); y casas blasonadas. 

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