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QUINTA ESQUINA / JOSÉ IGNACIO MUNERA AYLAGAS

«El vestuario es un poco la vida: primero tranquilidad, vorágine y vuelta a la calma»

Ya cuando toreaba a los perros le gustaba el fútbol. Amigo del centro del campo, donde las mejores jugadas, respira equilibrio y abraza al Numancia. Yiyo, hombre-utillero para todo. Entender el trabajo como una metáfora de la vida no está al alcance de muchos. Se sabe afortunado y dice que transparente. Añadimos que imprescindible.

Jose Ignacio Munera.-V. GUISANDE

Publicado por
P. PÉREZ SOLER
Soria

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Pregunta.– ¿Cuándo fue la última vez que le culparon de la desaparición de unas botas?

Respuesta.– El año pasado. Culparme de no encontrarlas. A veces cuando haces las maletas, se hacen rápido, y fue una confusión… Lo importante es que luego aparecieron.

P.– ¿Me está diciendo que hace la maleta de 11?

R.– Depende. Hago la maleta, de 11, de 18, de 23. Más luego la del cuerpo técnico.

P.– ¿Qué hay que ser antes de ser utillero?

R.– Haber estado bastante tiempo metido en el mundo del fútbol y saber cómo funciona. Has podido ser futbolista, estar ayudando de jardinero, en otro tipo de cosas relacionadas con el mundo del fútbol. Si te metes de lleno, te choca mucho todo.

P.– ¿Como qué? Quizá lleve papel y lápiz para no dejarse nada. 

R.– Se lleva todo apuntado. Te puede chocar porque podemos llevar tal cantidad de material… Por si acaso llueve, por si acaso hace frío, por si acaso… Tienes que ir preparado aunque luego muchas bolsas no utilices.

P.– ¿Y antes de ser utillero del Numancia?

R.– Que la gente te cononozca, que te gusta esto y estás preparado para hacerlo. Te tiene que gustar el fútbol y tener pasión por el club en el que estás. Si no sientes esa pasión, si no te gusta el fútbol y hacer las cosas bien, que todo esté en orden, mejor que no lo hagas.

P.– El descenso fue una sorpresa, un palo ¿y qué más?

R.– Fue una sorpresa, un palo y para toda la provincia, todos los numantinos, una gran decepción.

P.– Pensé que me iba a decir una tragedia griega.

R.– No, lo más trágico que hay en esta vida sabemos todos lo que es. Lo demás se puede solucionar de una manera u otra. No hay que dramatizar las cosas de tal manera, hay que ser positivo.

P.– Bueno, en el fútbol se dramatiza mucho…

R.– Es que te lo juegas todo a un partido y los resultados dependen de mucha gente que hay detrás. Luego, cuando estás metido dentro, ya tiendes a llevarlo todo de otra manera porque si no sería todo un sin vivir. Tienes que convivir con ello. Hay que aprender a vivir tanto con las victorias como con las derrotas. Y luego saber digerir todo, las victorias y las derrotas, para tener un equilibrio. Si no, es muy complicado.

P.– Dígame las cualidades de un buen utillero.

R.– Orden, responsabilidad y tener anticipación para ir resolviendo posibles problemas que te vayan surgiendo. Y cuando te salga un problema, que te va a salir, saber resolverlo lo más rápido posible.

P.– Cuénteme, ¿cómo de invisible se siente usted a veces?

R.– Invisible no me siento. En esta profesión mía hay que ser transparente. Llegar a hacer tu trabajo, que la gente se sienta cómoda, tenga todo para poder desarrollar su partido y tú a lo tuyo. Y cuando veas que va a surgir el problema, estar ahí para solucionarlo.

P.– Un olvido que no se perdone.

R.– Haberme despedido de personas que igual me tenía que haber despedido antes y con el tiempo y con todo lo vas dejando… pero esa gente, como sabe cómo es uno, agradece que se despidan de ella da igual cuándo. Lo importante es darse ánimos, ahora que no se pueden dar abrazos.

P.– ¿Le sacaré quién es el más rarito con sus cosas dentro del vestuario, incluido el presidente?

R.– Es que son gente normal y corriente. Las mismas rarezas que tenemos nosotros las pueden tener ellos. Es lo que digo siempre, aquí la gente es muy sencilla, muy llana.

P.– ¿A quién trata de usted?

R.– Al presidente y al entrenador.

P.– Hablemos de otros… ¿Qué diferencia un vestuario de Segunda de uno de Segunda B?

R.– Pues mira. Me estoy adaptando, son tres meses los que llevo y de momento, lo que es el vestuario, la manera de trabajar mía y la gente que ha venido, no estoy notando gran diferencia.

P.– Pensé que me iba a decir el grado de vanidad.

R.– No, eso será para los grandes. Si por algo se caracteriza este club es que ficha a personas, aparte de futbolistas. Eso no va con el perfil de gente que hay aquí y que viene por aquí. 

P.– ¿Más necesario un gol o su trabajo?

R.– Un gol. Un gol te puede dar mucho y te puede quitar mucho. Y mi trabajo, si hay algo que falla, se puede solucionar. Pero lo más importante es un gol.

P.– ¿Cómo es llegar el primero e irse el último del vestuario?

R.– Llegas el primero, tienes que montar el vestuario dentro de la calma que hay en un vestuario. Es algo bastante bonito, lo montas en calma, todo ordenado; luego sufres la vorágine del partido, altibajos, ataques, contraataques, goles, la gente vuelve, se termina de duchar, el partido sigue en el ambiente y cuando se marcha, todo vuelve a la calma. Es un poco también el significado de un partido, todo en calma, vorágine y vuelve a la calma. Es algo que se puede comparar a la vida misma, momentos de mucha tranquilidad, de vorágine, todo revuelto y regreso a la calma. Y eso es el equilibrio. Por eso te lo cuento así, encuentro ese equilibrio.

P.– ¿Quién necesita los gritos en el campo si ya hay suficiente ruido fuera?

R.– La afición es necesaria. Ahora hay que saber que no se puede. Ahora lo principal no es el fútbol, es poder continuar con la vida y a ver como nos hacemos con la pandemia. Pero la afición con el fútbol es gran parte del fútbol. Los últimos partidos que jugamos en Segunda División, que no había afición, los recuerdo con una sensación muy extraña. Campos vacíos… el primer partido que jugamos en Pretemporada en Tudela, con afición, ya era otra sensación.

P.– Fuera de los colores rojillos, y habida cuenta de la polarización que hay en el fútbol, ¿es usted madridista o blaugrana?

R.– Soy del Numancia. Soy del Numancia. Me gusta ver fútbol…, pero del Numancia.

P.– ¿No cree usted que a este país le sobran los extremos, dentro y fuera del fútbol?

R.– Sí. Sí, sí. Además, mira, donde se crea el buen fútbol es en el centro del campo. Ahí está. El término medio para todo es lo ideal.

P.– Oiga Yiyo, ¿qué diferencias hay en respirar en un pinar y en hacerlo en un vestuario?

R.– En el pinar hay más sensación de libertad, de que puedes estar más tranquilo, ver a los animales, el ruido de los ríos, el chasquido de la hierba cuando la pisas… En el vestuario el ambiente es más húmedo, más sobrecogedor porque es como si fueras a la batalla. Más tenso, que luego acabas liberando con la victoria… y ya se va pareciendo más al pinar, quitando salvedades, claro. A mí me gusta compaginar las dos cosas. El oxígeno que te pueda faltar en el vestuario, lo puedes recuperar después en el pinar.

P.– ¿De dónde viene Yiyo?

R.– De pequeño en el pueblo toreaba a los perros. De ahí. Me gustan los toros, y la cultura española. 

P.– Es usted del grupo de afortunados que trabaja donde le gusta.

R.– Sí, soy consciente. Y por eso hay que dar gracias siempre. Encontrar trabajo, que puedas vivir y encima te guste, es lo más. Es lo más. Soy muy afortunado y por eso me intento quejar muy pocas veces.

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