Heraldo-Diario de Soria

Entrevista. César Gonzalo Cabrerizo

«No se puede poner al mismo nivel al ignorante frente a siglos de conocimiento»

Sin tener claro el destino, se empeña en buscar Orígenes como si en ello le fuera la vida. Y quién sabe. Así, lo único cierto en su línea temporal es el momento presente en el que este hombre es a la vez uno y trino, en una exposición docente, sobre las tablas de un escenario o en la excavación de un castro. Con las fuerzas que le quedan emprendería un viaje en el tiempo: adivinen a qué guerra.

César Gonzalo.MONTESEGUROFOTO

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P. ¿Qué le importa más, su origen o el destino del viaje?

R. Soy arqueólogo y me interesa mucho el origen de dónde venimos, sobre todo para que nos ayude al viaje final. Por la tierra hemos pasado millones de personas, cada uno con una manera de pensar o de sentir y creo que todos nos hemos preguntado por el final de la vida. En este sentido, conocer lo que pensaron igual ayuda a conocer lo que hay después. Me quedaría primero con estudiar de dónde venimos para saber a dónde vamos.

P. De todo nuestro pasado, dormido, enterrado o expoliado, ¿qué le gustaría destapar o volver a la vida o que viera la luz?

R. Tantas cosas... No sabría quedarme con un aspecto en concreto. Si hablamos del pasado de Soria me gustaría vivir un acontecimiento histórico mundial, que fueron las guerras celtibéricas, las guerras que supusieron un cambio en el calendario que hoy mantenemos occidentalmente. Y en concreto las numantinas. Es mucho lo que sabemos, pero hay mucho también que todavía nos queda en el aire. Y sí me gustaría vivir esa épica, esa épica histórica que nos cuentan los clásicos. Me gustaría revivirla. Como buen historiador y arqueólogo, no tengo una preferencia: casi todas las guerras me fascinan, pero si tuviera que quedarme con algo, por lo que supone Numancia, sería eso. (¿Vivirlas desde dentro?). Sí, si tuviera una máquina del tiempo y pudiera ver momentos, uno de los que elegiría sería ver las guerras numantinas.

P. Hoy he leído que el Vaticano tiene una máquina retrospectiva que viaja en el tiempo. Fake new, imagino.

R. El Vaticano tiene mucho poder, pero no creo que llegara a tener una máquina del tiempo. Ojalá la tuviera y no se la quedaran, que la dieran al mundo y así podríamos conocer un poco más. Es interesante conocer nuestro pasado y si lo hacen con una máquina del tiempo fidedigna... Ten en cuenta que la historia nos la cuentan los vencedores. Y siempre hay una parte que no cuentan o que es partidista. Conocer el hecho objetivo de los acontecimientos históricos es muy complicado a veces. Y para eso estamos también los arqueólogos.

P. Es arqueólogo, docente y pisa tablas... ¿Cuál es su auténtica vocación?

R. El teatro es una de las pasiones que tengo porque me libera mucho. Pero tengo claro que lo que me da de comer ahora mismo y me siento muy a gusto y pleno es en la docencia. En el momento en que me decanté por Historia, y la especialidad de Arqueología, sabía que tarde o temprano no te queda otro remedio que dedicarte a la docencia porque es muy complicado poder vivir de la Arqueología exclusivamente. Y ahora estoy muy contento con lo que hago. Estoy feliz en el colegio y enseñando a los chicos, pero sí necesito válvulas de escape en el día a día, y el teatro para mí es una de ellas sin la que ahora mismo no sabría estar. El teatro me permite desconectar completamente.

P. ¿Qué busca usted buscando huellas, restos, piedras..., más allá de lo arqueológico, de la datación o la pieza?

R. Lo que busco es conocimiento. Hay que tener información veraz, buena, que nos permita no cometer errores y seguir avanzando y creciendo. Ahora estamos en una excavación en un castro en Las Cuevas de Soria, junto con otros compañeros (Antonio Chaín, Francisco Rodríguez y Daniel Méndez). Es de la Edad del Hierro y poco es extrapolable las sociedades de esa época con la actual, pero sí nos enseñan cositas, siempre hay algo de lo que aprender. Y lo que buscamos es ampliar conocimiento. Nos hemos dado cuenta que es necesario seguir investigando, conocimiento, avanzando para poder interpretar mucho mejor nuestro pasado. Las excavaciones de años atrás son algo limitadas. Ahora, en el siglo XXI, tenemos mucha ciencia que podemos utilizar y eso es esencial. Tener visiones nuevas, interpretaciones distintas, actualizadas, es necesario para el mundo científico actual.

P. Orígenes es una palabra con fuerza. ¿Qué le evoca a usted?

R. Me evoca búsqueda del pasado. El proyecto Orígenes estaba centrado en una zona, entre Izana y Las Cuevas de Soria, donde hay tres yacimientos, de más de mil años y de tres épocas diferentes, pero queremos saber si las gentes que allí han estado son las mismas o han ido moviéndose de una asentamiento a otro. Lo que buscamos es ver las movilidades de estas gentes, los patrones de asentamiento y si son las mismas personas.

P. Hay algo de misterioso en la Arqueología. ¿O no?

R. Siempre hay algo de misterio que es interesante. A todo el mundo le gusta la Arqueología, ¿cómo no le va a gustar? Tiene un punto muy interesante, a la gente le gusta conocer el pasado. La Arqueología tiene algo que llama la atención, ha pasado por momentos y civilizaciones fantásticas, como la egipcia, la Mesopotamia, la romana..., que tienen un punto muy atractivo.

P. Nos empeñamos en buscar lo que fuimos y ni siquiera sabemos a dónde vamos.

R. Toda civilización llega a su fin y la nuestra llegará también. Estamos en un mundo globalizado y una civilización muy occidentalizada, en la que prima el consumo, el capitalismo, el libre mercado. Es la que nos toca vivir y no nos queda más remedio que adaptarnos a ella. La experiencia nos dice que las civilizaciones perduran un tiempo, siglos, pero al final se acaban.

P. Ahora que está reciente el gran apagón, ¿qué apagaría para no volver a encender?

R. ¡Ostras! Algo que está haciendo mucho daño. Yo apagaría los móviles, volvería otra vez al teléfono de cable. Yo he vivido las dos etapas, el surgimiento de los móviles y de Internet. Apagaría los móviles, esta herramienta que tenemos ahora y que nos ha vuelto muy dependientes. Lo estamos viendo en educación. Los chicos tienen una dependencia brutal de la tecnología. La vida viene así, los niños nacen con un móvil en las manos y un ordenador... Nosotros hemos vivido los libros más que ellos y cuando teníamos que hacer un trabajo íbamos a la biblioteca a la enciclopedia. Sería impensable que tuvieran una vida sin móvil; no saben hacer, divertirse, entretenerse sin mirar una pantalla.

P. ¿Quién acierta más, el profe, el actor o el arqueólogo?

R. Es complicado. Me equivoco como profe, como actor y como arqueólogo. Pero por mi día a día, quizá acierto más como profesor. Quizá más.

P. ¿Y quién se equivoca menos?

R. Como profesor creo que he llegado a una dinámica en la que me siento cómodo. Son muchas horas y hay más aciertos que errores, que los hay, lógicamente.

P. ¿Cuál está más infravalorado y por qué?

R. Creo que la Arqueología está pasando por una época cruda y mala. Ahora no hay proyectos de investigación. Nosotros tenemos la suerte de tener una administración detrás que nos está respaldando el proyecto, que es la Diputación de Soria, pero llevamos unos años en que no hay ni un solo proyecto de investigación. Se ha frenado muchísimo. Yo me puedo dedicar a la Arqueología porque tengo un trabajo detrás que me respalda y me permite vivir. Si tuviera que plantearme ganarme el sustento con la Arqueología sería inviable. No hay proyectos arqueológicos de investigación, ni de excavación.

P. ¿A qué puede deberse el desapego de lo político hacia esta materia?

R. Hay una línea política actualmente que deja la Arqueología a un lado y eso trasciende a otros aspectos. Ahora en Soria hay dos empresas arqueológicas. Si hubiera trabajo, habría cabida para más, pero es que no. En Soria hay más de 5.000 yacimientos arqueológicos y en Castilla y León, cientos de miles. Se podría vivir perfectamente del patrimonio que tenemos, pero ahora mismo no es el punto fuerte. Todo lo contrario. 

La Arqueología se ha quedado en un lugar en que apenas cuenta y no hay ningún interés. Si no tenemos un respaldo institucional es difícil mantener una profesión que es importante y puede ser motor de esta región que mira cómo está. Castilla y León no tiene industria, no tiene mar, pero tiene patrimonio, tanto natural como cultural. Y si no apoyamos esto tenemos un problema.

P. Vamos al puro teatro. ¿En qué papel de la realidad se siente más cómodo?

R. Donde más cómodo y a gusto estoy es con mi familia, siempre, siempre. Tengo la suerte de tener una familia muy unida y estupenda. Los mejores momentos de mi vida son con mi familia. Y con mis amigos, claro. Siempre que puedo intento estar con ellos, en el día a día es complicado. Ahora que llega el Día de la Madre y tenemos reunión familiar, estoy deseando que llegue porque es cuando mejor me encuentro.

P. ¿Para qué desafío utilizaría su fuerza?

R. ¿Para qué desafío? Yo tengo un reto como profesor. Me duele mucho que esté quince días explicando un tema en clase, un concepto, una idea... y que luego venga un personaje, en una red social, en un vídeo de dos minutos, y me tire por la borda todo el trabajo que he estado haciendo. Me gustaría, y echaría todo el resto, en que no hubiera tanta mala información tan, tan, tan influenciable. Ahora mismo tengo que decir en clase a mis alumnos, explicar en varias sesiones, el por qué la tierra no es plana, por ejemplo. Esto jamás. Jamás pensé que esto se podía dar en el siglo XXI y con toda la información que tenemos al lado. 

Todo el mundo tiene derecho a la expresión, evidentemente, pero lo que no puede ser es que pongamos en el mismo nivel de información al ignorante frente a décadas y siglos de conocimiento. No pueden tener el mismo peso. Utilizaría mi fuerza para que estas informaciones, que aparecen constantemente, no tengan el peso que actualmente tienen. No puedo eliminar la libertad de expresión que, lógicamente, todo el mundo debe tener, pero sí haría algo para que esa libertad no se confunda con la libertad de que lo que dices va a misa. 

Es lo que peor llevo de esta era tecnológica, en la que hay mucha basura y no hay manera de que no llegue a los chavales, a todo el mundo.

P. Yo le digo tres nombres y usted les asigna un papel de teatro o película.

R. Carlos Martínez, alcalde de Soria: Fuenteovejuna, de Lope de Vega. Benito Serrano, presidente de la Diputación, Antígona, de Sófocles; Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, Enrique IV, de William Shakespeare. Tres obras de teatro imprescindibles.

P. ¿Qué recuperaría del teatro para incorporarlo a la vida 'real'?

R. El teatro da muchas cosas para la vida misma. Lo que nos hace es ponernos en la piel de muchas personas y personajes. Lo que sí incorporaría del teatro para el día a día es la empatía, el intentar meternos... interpretar otros personajes que jamás seríamos. En esta sociedad cada vez más polarizada no nos ponemos en la piel de otras personas. Como actor, nos ponemos en la piel de muchos personajes y esto es algo que sí me gustaría que la gente viviera. Que viviera otras realidades, otros mundos, otras sociedades y culturas... para no estar encerrados en nuestro mundo, ni comprender otras realidades que hay al lado y no vemos. Me gustaría que todo el mundo fuera un poco actor, sobre todo de personajes distintos y diferentes, para ganar en empatía.

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