Heraldo-Diario de Soria

SANIDAD

El Defensor del Paciente califica de “ridícula” una sentencia del TSJ

Esta condena a una mutua a pagar 17.000 por un tratamiento erróneo / El trabajador sufre ahora una neuropatía diabética y le fue declarada su incapacidad permanente

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Ical
Soria

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El Defensor del Paciente ha calificado de “ridícula” una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León por la que se condena a la mutua Fremap a indemnizar con 17.000 euros a un trabajador diabético al que se recetó un antiinflamatorio con corticoides no recomendado para personas que sufren esta enfermedad metabólica.

En la sentencia se pone de manifiesto que hubo mala praxis en la administración del fármaco 'Inzitan' por parte de la médico de la mutua, quien administró al menos 13 inyectables, más allá de los límites máximos recomendados y si controles para conocer los posibles efectos adversos en un paciente diabético.

De todas formas, en el fallo se declara que no queda probado que la neuropatía diabética que sufre el paciente hoy y que le provocó una incapacidad permanente, tenga su origen exclusivamente en aquel tratamiento incorrecto, admitiendo la posibilidad de que pueda tener también su origen en las complicaciones tardías asociadas a la diabetes del paciente, que no pueden descartarse.

Desde el Defensor del Paciente también se destaca que el informe clínico de la médico de cabecera del paciente, facultativo que controla su diabetes periódicamente desde su diagnóstico, se pone de manifiesto que que hasta el tratamiento con 'Inzitan' el afectado tenía controlada su enfermedad con antidiabéticos orales, sin necesidad de administración de insulina, que ahora sí precisa, y sin afectación ninguna a nivel físico.

La presidenta del Defensor del Paciente, Carmen Flores, pide que el sistema sea reformado para que “evitar que la justicia no repare el daño causado en todos los casos de negligencia médica. Muchas veces, la asistencia de las mutuas trae consigo este tipo de errores médicos al estar sometida a criterios economicistas”.

Por su parte, el afectado asegura que “me han arruinado la vida a un coste ridículo” y relata que “ahora no siente ni el frío ni el calor en las extremidades. Antes trabajaba manejando maquinaria pesada que requiere una gran precisión; ahora apenas tengo coordinación en piernas y brazos”.

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