Los trastornos afectivos suponen alrededor del 50% de las consultas de salud mental en Castilla y León

Los trastornos afectivos suponen alrededor del 50 por ciento de las consultas de salud mental en Castilla y León y un 25 por ciento de los ingresos en las unidades de hospitalización psiquiátricas. Además, el 53 por ciento de las personas que presenta un trastorno depresivo sufre otro trastorno mental asociado. De hecho, el año pasado, 20.000 personas fueron diagnosticadas de depresión en Castilla y León en las unidades de salud mental, según los datos de un estudio de la Asociación Castellana y Leonesa de Psiquiatría & Lundbeck.

Asimismo, la organización recordó que la depresión -trastorno depresivo mayor- es una enfermedad mental crónica que representa una de las principales causas de discapacidad en Europa, según la OMS. Además, indicó que es el trastorno mental más frecuente en España y Europa y se caracteriza por su alta recurrencia y cronificación. También precisó que tristeza o pena no son sinónimos de depresión.

Al respecto, el doctor Ángel Luis Montejo, presidente de la Asociación Castellana y Leonesa de Psiquiatría, afirmó que “en la actualidad hay un sobre-tratamiento de los problemas de la vida diaria y, por tanto, un mal uso de los antidepresivos”. “Hay que acudir al médico de atención primaria cuando el estado anímico o cognitivo de la persona tenga una duración superior a dos meses, cuando los síntomas principales del humor afecten de tal manera que haya cambios en la vida de esa persona”, dijo.

Esto explica, a su juicio, que la enfermedad cuente todavía con una elevada tasa de infradiagnóstico -en torno al 50 por ciento según estudios internacionales- y, por tanto, muchos pacientes no están tratados adecuadamente y, por otro, el consumo de antidepresivos se ha triplicado en los últimos diez años en nuestro país siendo indicados para enfermedades distintas a la depresión. “Hay que educar a la población en qué es depresión mayor y qué no es depresión, insistir en que los acontecimientos vitales como duelos, problemas con el trabajo, no son una depresión, a no ser que se acompañen de síntomas intensos y duraderos”.

Ancianos y jóvenes son dos grupos de población especialmente vulnerables con respecto a los trastornos del ánimo, según el doctor Montejo. “En Castilla y León hay una población anciana importante y es una franja de edad donde aparecen episodios de depresión, por lo que es necesario incrementar los recursos en geriatría y atención especializada. También vemos un incremento en la población juvenil, sobre todo de ansiedad. Una ansiedad que debe ser bien abordada porque puede desembocar en una depresión”, expuso.