Cuéllar encierra a sus últimos toros con tranco acompasado

Mientras en la finca Carmona, donde Pepe Mayoral hermanó y encabestró a los Núñez de Aguadulce durante las últimas semanas, dos de los ejemplares eran especialmente problemáticos en sus salidas a las rastrojeras, ayer por los pinares cuellaranos se mostraron de lo más solidario en la formación del grupo de bóvidos.

Desde la suelta a las 8 de la mañana, hasta las 9 y media pasadas, los caballistas y los cientos de aficionados que se apostan en los tesos para contemplar el discurrir de la comitiva de equinos y astados pudieron disfrutar de escenas de excelente sabor campero.

Al paso, con la lentitud de las cosas bien hechas, con una tranquilidad que inundaba las secas tierras que circundan la villa mudéjar por el sureste, el encierro fue ganando terreno salvando con ritmo acompasado cada accidente orográfico que presenta el tramo campero.

Hasta la mitad del descenso del embudo las monturas, comandadas por Pedro Caminero y Pepe Mayoral, amortiguaron los ánimos de los bóvidos con pulso y garrochas firmes, para después abrirse y permitir que la comitiva tomara velocidad con una entrada a las calles que fue recibida con los aplausos de la multitud.

Cuéllar no sólo ha renovado su compromiso con la antigüedad de sus encierros; también ha confirmado que son los mejores encierros del mundo.