Los forenses no ven arrepentimiento en el acusado de matar a su mujer

La segunda jornada del juicio contra Jonathan de la Fuente, autor confeso de la muerte de su pareja, Mónica Berlanas el 6 de octubre de 2016 en Arévalo (Ávila), estuvo marcada por los informes de los médicos forenses, según los cuales no se observa arrepentimiento por parte del acusado.

Los cuatro forenses interrogados en la mañana de ayer llegaron a esta misma conclusión, a la vez que coincidieron en señalar que De la Fuente no sufría alteración alguna de la personalidad.

Describieron al acusado como una persona «fría», que tiene «dificultades para empatizar y sentir culpa», así como un «buen nivel de conciencia» de lo que hace. Además, uno de ellos señaló que «nunca tuvo amigos íntimos» y que, según el propio acusado le relató, se sentía «excluido en la escuela y se reían de él».

«No presenta arrepentimiento, salvo por las consecuencias sobre sus hijas», señaló uno de los forenses, mientras que otro corroboró lo que otros testigos señalaron: el rechazo a que las niñas, que se refieren a su padre como Jony, pudieran irse con la familia de Mónica.

Además de referirse a su «discurso victimista» y al «relato frío de los hechos», también señalaron que el acusado se consideraba «celosillo» y «rencoroso».

Tras descartar que sufriera ninguna alteración de la personalidad, el abogado de la defensa recordó que De la Fuente estuvo 11 años en tratamiento psiquiátrico y psicológico.

Uno de los momentos más impactantes se produjo con la reconstrucción de lo sucedido y la proyección de durísimas fotografías del lugar de los hechos. Durante ese tiempo, el acusado no pudo levantar su mirada del suelo, mientras familiares de él y de la fallecida no podían evitar las lágrimas.

Previamente, una vecina de Mónica Berlanas, describió cómo la hija mayor de la pareja, que presenció la muerte de su madre, se dirigió por el pasillo del portal hacia ella «corriendo, nerviosa y vomitada».