Heraldo-Diario de Soria

Expulsada una niña con discapacidad de un campamento de Salamanca

Desde Diverbo aseguran que han mostrado «su mejor voluntad» para que Inés se quedara

Inés, expulsada del campamento, en una imagen reciente.-- EL MUNDO

Inés, expulsada del campamento, en una imagen reciente.-- EL MUNDO

Publicado por
E. LERA VALLADOLID
Soria

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nés, de 11 años y con necesidades educativas especiales, sufrió «un episodio de discriminación» el pasado fin de semana al ser expulsada del campamento infantil de inglés Aldeaduero, ubicado en la localidad salmantina de Saucelles –en pleno Parque Natural Arribes del Duero–, por las quejas de las familias de las niñas con las que compartía habitación.

La pequeña, que acaba de terminar 5º de Primaria en el Colegio Sagrado Corazón de Madrid, tiene «un retraso madurativo de dos años e inferior motricidad a la de sus compañeros», pero acude a clase en su curso. Por este motivo, sus padres no dudaron en enviarla a la actividad. De hecho, la primera opción era que viajara a Londres durante 15 días, sin embargo, las fechas «no cuadraban bien», declaró ayer José Villar, padre de la afectada, quien dejó claro que denunciaran a la empresa Diverbo.

El campamento empezó el pasado viernes y ese mismo día a las 23:00 horas Carolina Gómez, madre de Inés, recibió la primera llamada de la coordinadora para decirle que «no se hacía con la niña porque tenía un comportamiento extraño». Puso como ejemplo que «tardaba demasiado en ducharse». Más tarde, recibió una segunda llamada en la que se informaba de que las madres de las niñas con las que compartía estancia se habían quejado de «cuidar a una discapacitada», ante lo que la monitora afirmó a la madre encontrarse «entre la espada y la pared».

Villar relató que antes de apuntarla hicieron los 350 kilómetros que separan su lugar de residencia del campamento para informar a los organizadores de la discapacidad del 33% que sufre su hija. «En todo momento nos dijeron que no pasaba nada», declaró. Pero pasó. A las 24 horas las dos posibilidades que ofrecieron desde Diverbo fueron sacar a la niña del campamento o ponerla a dormir con una monitora. «Esta última opción era inviable porque nosotros siempre hemos apostado por la integración».

En este sentido, el padre de Inés insistió en que su hija es «autónoma, juega, habla, se viste, se ducha y no tiene ningún problema a la hora de seguir el ritmo». La cuestión es que los organizadores, a sabiendas de la situación, quisieron «eliminar cualquier tipo de conflicto» y expulsar a la niña, aseveró. En esta línea, dijo que el motivo que les dieron desde la empresa fue que la menor «no se adaptaba al nivel exigido» de inglés.

Los padres de Inés no entienden nada. Y la pequeña mucho menos. «Estaba feliz, muy contenta», reconoció para, a continuación, añadir que ahora está «hecha polvo» y les ha preguntado en varias ocasiones si «era por mi culpa, por no ser normal». Ahora se encuentra en Barcelona con sus abuelos maternos. Y eso que tras conocer esta situación muchas empresas se han puesto en contacto con la familia para ofrecerles una plaza en sus campamentos.

Quieren denunciar esta situación. No comprenden cómo en pleno siglo XXI se produce «una injusticia social» de esta magnitud. «Es un paso atrás», lamentó. Por esta razón, Carolina Gómez pidió a la monitora antes de que su pequeña se subiera al autobús que «bajo ningún concepto le informase al resto de niñas de las características de Inés porque la iban a etiquetar de entrada y no iba a tener la opción de que las demás vieran que ella ríe, baila y es igual que el resto».

No sólo se comunicó a sus compañeras de habitación, a las que, tal y como expuso, se las pidió que la «echaran una mano para cuidarla porque tiene una discapacidad», sino que la información llegó a las madres de los participantes en el programa Pueblo Inglés, quienes decidieron pedir su expulsión porque «todo el año conviven con niños discapacitados y que al llegar al verano querían disfrutar del campamento sin estar con estos niños de las características de Inés».

Villar la única razón que ha comentado a su pequeña para explicarle esta situación es que «existe gente muy buena pero también gente mala y hemos topado con gente que no tienen empatía ni capacidad de entender lo especial que es ella».

Desde Diverbo, lamentaron «profundamente» la situación que se ha producido con la familia de Inés, ya que todo se ha hecho «por el bien de la niña». «No hemos expulsado a Inés, ni la hemos discriminado. Su madre nos informó de que estaba dignosticada de retraso motor y del lenguaje. Una vez iniciado el campamento, nos hemos dado cuenta de que Inés necesitaba, en nuestra opinión, una atención especial. Hemos intentado ayudarla en la integración al grupo con un refuerzo en la ayuda que le podíamos ofrecer, con una monitora dedicada a ella de forma exclusiva para facilitar su integración, que además se ofreció de manera gratuita a la familia. Hemos demostrado nuestra mejor voluntad para conseguir que Inés se quedara con nosotros», explicaron en un comunicado remitido a última hora de la tarde de ayer. 

El campamento cuesta 1.700 euros, una cantidad que, según subrayó Villar, aún no ha sido devuelta.

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