Heraldo-Diario de Soria

Patrimonio

Hallazgo rupestre en Valonsadero, el único con tres manos pintadas

El Ayuntamiento presenta el nuevo abrigo tras renovar los 36 paneles informativos de las demás estaciones. Gómez Barrera asegura que sólo hay ocho de este tipo en toda la península  

El nuevo abrigo rupestre de Valonsadero - Mario Tejedor

El nuevo abrigo rupestre de Valonsadero - Mario Tejedor

Publicado por
IRENE LLORENTE YOLDI
Soria

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El Ayuntamiento de Soria presentó en la mañana de ayer un nuevo hallazgo rupestre en Valonsadero de más de 5.000 años, que destaca por la excepcional aparición de tres manos. De hecho, es el único abrigo de lo 36 que hay indicadas en la ruta del monte en el que figuran unas manos pintadas. El historiador Juan Antonio Gómez Barrera aseguró además que de las más de 2.000 estaciones de este tipo en la Península, apenas en ocho aparecen manos.

El Ayuntamiento ha protegido el abrigo, que fue encontrado el pasado mes de septiembre por la agente medioambiental Esther Moreno, y ya cuenta con un nuevo atril y panel informativo en una inversión que ha permitido sustituir todos los de la ruta para mejorar su imagen, en algunos casos deteriorada por la intemperie y los años, y renovar su información. Actualmente se cuenta con 36 estaciones pictóricas y la de ayer presentada se convierte en la más reciente tras el hallazgo hace una década de las pinturas de Peña Comadres.

La concejala de Turismo, Yolanda Santos, junto con la concejala de Medio Ambiente, Lourdes Andrés, el experto Juan Antonio Gómez Barrera y la agente medioambiental de Valonsadero, Esther Moreno, visitaron ayer por la mañana las nuevas pinturas rupestres halladas en Valonsadero, un inédito abrigo tanto por su antigüedad como por las manos pintadas que se encuentra en dirección del camino de Pedrajas.

«Tenemos que agradecer de forma especial la colaboración del profesor Gómez-Barrera que nos ayuda de forma altruista con este trabajo, que es complicado, minucioso y que requiere mucho tiempo y esfuerzo. Nos ayuda a acercarnos a estas pinturas esquemáticas con unos panales que nos permiten entender la relevancia de lo que estamos viendo», explicó Yolanda Santos, quien recordó que las pinturas BIC son uno de los recursos más demandandos por los visitantes. «Quiero animar a los sorianos también a visitar este hallazgo ya que no deja de ser fascinante que en 2020 aparezca este abrigo en un monte que pensábamos que conocíamos mucho y no deparaba más secretos», señaló.

Juan Antonio Gómez Barrera destacó la labor sobresaliente de los agentes medioambientales de Valonsadero, y se refirió en particular a Esther Moreno quien descubrió la nueva pintura en septiembre del año pasado: «Ahora nos tenemos que felicitar de que el monte cuente con un Ayuntamiento que lo cuida y con unos agentes que saben qué son las pinturas, que las conocen, que ayudan a preservarlas». Además, también consideró clave actuar con rapidez ya que «se detectaron en septiembre y, en octubre, menos de un mes después, ya estaban con una verja protegidas».

En relación con el descubrimiento hace menos de un año sí que reconoció que «puede llamar la atención que en un lugar como Valonsadero haya aparecido este abrigo, pero es pequeño y seguramente ha estado cubierto de maleza y durante mucho tiempo por hollín que gracias a las lluvias se ha ido limpiando. Las pinturas se han ido regenerando», explicó el profesor, que ya se había referido al último hallazgo en un artículo publicado en este periódico. Ademas, constató que el vallado de estas estaciones de arte rupestre según han ido apareciendo desde 1980 y la prohibición de hacer fuego en las últimas décadas han sido medidas importantes para poder preservarlas.

Para Gómez Barrera la excepcionalidad de este abrigo radica en que «aparecen por primera vez las manos, tres manos. Esto no significa que pudiera haber en todo el monte más abrigos con manos, ya que desde el siglo XII se ha sacado piedra en una infinidad de canteras, pero la realidad es que en los que ahora tenemos datados no se repite este elemento». 

A este respecto, recordó que hasta 1960 se extrajo piedra del valle de San Millán que se usó en la mayoría de los molinos, en el muro de La Dehesa, el Palacio de los Condes de Gómara, la cárcel o el edificio de la Subdelegación de Gobierno, lo que hace que se pudieran eliminar restos pictóricos con la extracción de rocas. Pero, estas manos, además tienen un importante valor dentro del mapa nacional. «En la península hay unas 2.000 estaciones rupestres como éstas, pero sólo en ocho hay manos dibujadas».

El trabajo posterior a su descubrimiento y protección se centró en estudiar las pinturas para comparar con otros lugares. La imagen incluye tres manos y también un cérvido, además de una representación femenina teniendo en cuenta la complejidad de interpretar estas pinturas tan esquemáticas. El abrigo también tiene como singularidad unos óxidos con formas en un lateral lo que también invita a pensar en que «el pintor o pintora de Valonsadero pintaba por algo y creemos que en este caso son esas líneas que pueden simular un río o una fuerza del aire». Así, indicó que las pinturas se conservarán y con el paso del tiempo se irán conociendo más aspectos de estos tesoros.

La agente medioambiental Esther Moreno intervino también para explicar cómo fue el hallazgo, ya que encontró las pinturas realizando un informe de árboles trasmochos. «Incidiendo el sol de mañana en el abrigo, me llamó la atención el color y las siluetas y realmente, el hecho de ver manos, hizo que dudara sobre las pinturas. En ese momento, hice unas fotos, se las mandé a Gómez Barrera y comenzamos con la labor de investigación que ha concluido con esta puesta en valor».

Aunque no fue hasta 1951 cuando se pone de relieve este recurso arqueológico sí hay constancia de imágenes previas de Marino Zaforas en los años 40 de las estaciones aunque no aparecen en la cata arqueológica de Blas Taracena en 1941. Estas pinturas rupestres de Valonsadero fueron dadas a conocer una década después por Teógenes Ortego en1951, pero en realidad fueron descubiertas por Bruno Tierno unos años antes. Juan Antonio Gómez Barrera lleva estudiándolas desde finales de los 70.

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