Nuevo libro. Las esculturas descabezadas del pórtico de la ermita de Tiermes

El singular pórtico de la ermita de Santa María, su valor histórico-artístico y su traslado forma parte del libro 'Vuelta al pórtico de Tiermes' en el que cinco historiadores han plasmado los estudios realizados sobre la triada escultórica descabezada que resultar ser una de las piezas singulares del románico soriano.

La publicación reúne los estudios de Carlos de la Casa, doctor en historia y jefe del Servicio de Cultura de la Junta de Castilla y León, Manuela Domènech, historiadora, Eusebio Dohijo, doctor en Geografía e Historia, Marisol Encinas, historiadora del arte y Pablo Yagüe, restaurador.

El conjunto escultórico se encuentra en el interior de la ermita después de que se realizase un minucioso trabajo de traslado al encontrarse en una hornacina en el frente interior meridional de la galería porticada. 

Su reubicación en el interior se planteó por motivos de seguridad y para evitar expolios, explica De la Casa.

La nueva publicación que ahora ve la luz cuenta con tres partes. En la primera se aborda la historiografía en la que se ha elaborado una síntesis con lo que numerosos estudiosos se han referido a estas esculturas, sobre las que se ha escrito sobre sus inscripciones y sobre su significado. 

Precisamente de estas inscripciones puede interpretarse que Domingo Martín realizó la galería en el año 1182 y además colocó una inscripción para solicitar limosna.

Una segunda parte del libro aborda la descripción, desde el punto de vista artístico, del pórtico de la ermita de Santa María de Tiermes, que es uno de los edificios que más bibliografía ha aportado al yacimiento de Tiermes, al ser el único que se conserva en pie.

Características de las esculturas

Una de las características más reseñables de la triada de esculturas es que no se trata de bustos exentos adosados a varios sillares del fondo de la hornacina, sino que cada una de ellas es una figura tallad en relieve sobre piedra caliza que le sirve de soporte en su parte trasera, según explica la historiadora de arte, Marisol Encinas.

Aunque una de las características más singular es que se trata de figuras que están descabezadas «y no hay manera de saber si se debió a un evento accidental o se hizo de manera consciente», señala Encinas, que también señala que «no hay manera de asegurar que las tres se descabezaron en un mismo momento , lo que sí parece es que el golpe se hizo de arriba hacia abajo o viceversa» .

La tercera parte de la publicación aborda los criterios y los tratamientos realizados por los restauradores para realizar el traslado del conjunto escultórico del pórtico de la ermita al interior de la misma. 

Además de garantizar su seguridad, los expertos consideraron que esto permitiría su conservación a largo plazo.

Las esculturas se colocaron enfrente de la puerta principal, dado que esta ubicación favorece la iluminación natural directa que recibe de las ventana superiores de la ermita.