El Zaragoza, más efectivo

El Numancia no pudo presentarse ante su afición con un triunfo y cayó derrotado por 0-2 ante el Real Zaragoza en la décimo sexta edición del trofeo Caja Duero. El conjunto soriano fue de más a menos en el encuentro y los maños, que llevan más rodaje en sus piernas, aprovecharon los despistes y errores defensivos locales para hacerse con la victoria.

El encuentro sirvió para seguir viendo un esbozo que Juan Carlos Unzué quiere imprimir al equipo soriano. Un esbozo que irá mejorando a medida que se vayan acumulando minutos de juego o, mejor aún, de competición. El primer apunte de ese esbozo está relacionado con la salida del balón. Siempre que se puede se juega desde atrás con los centrales bien abierto para que el pivote baje a recibir a la frontal. La prueba funcionó en un primer momento pero no deja de tener sus peligros. Los centrales o bien el pivote reciben cerca del área y ahí, cualquier error, en forma de despiste o mal pase, puede ser fatal y más cuando se actúa ante un Primera. Eso fue lo que le ocurrió ayer al equipo y por ahí llegaron los tantos del Real Zaragoza. En el 0-1, Nagore dejó pasar un balón, Boris no llegó a controlar y en la frontal apareció Bertolo para marcar poco menos que a placer. El 0-2 fue una situación similar. Víctor Andrés dio un mal pase, Culebras no llegó a cortar y en un balón largo a Marco Pérez, habilitado por Boris, llegó el segundo. Lafuente, al igual que su compañero en la primera parte, estaba vendido. No fueron estos los únicos despistes defensivos, despistes típicos de un equipo en fase de rodaje durante la pretemporada que se deben seguir trabajando.

La segunda premisa en el juego es la posesión de la pelota como mejor medio para generar peligro en la meta rival. El equipo lo hizo y lo hizo bien en el arranque del encuentro hasta el punto de sorprender al Zaragoza. Nagore leyó bien las líneas de pase y Barkero, Mario o Nano tocaban en la parcela ancha del terreno de juego. Durante los primeros 10 minutos, el equipo dominó el encuentro aunque, eso sí le faltó algo de profundidad en algunas fases y Diego Antón, muy voluntarioso, dio en ocasiones la sensación de encontrarse en una isla.

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