El Numancia sigue varado

El Numancia continúa varado y después del pobre empate a cero de ayer ante el Mirandés acumula nadas más y nada menos que cinco jornadas sin conocer la victoria. Dos puntos de los últimos quince posibles es el balance de un equipo rojillo que sigue inmerso en problemas clasificatorios. Ante el Mirandés tenía una oportunidad de oro para reengancharse a la senda de las victorias, pero una vez más los males de los sorianos hicieron acto de aparición. El equipo de Pablo Machín, que con la entrada de Nagore y Bedoya en el centro del campo buscaba más ideas y más combinación, volvió a naufragar con un juego demasiado plano y que puso las cosas muy fáciles al rival. A ello hay que unir que el portero Goitia estuvo sobresaliente y que Juanjo, que pecó de lentitud, perdonó el tanto del triunfo en el tiempo de descuento. Fue un regalo de la defensa del Mirandés que el delantero cántabro del Numancia no supo aprovechar. Lo más sencillo hubiera sido golpear a puerta, pero Juanjo intentó el recorte y la duda está en si fue barrido por el defensor. Una acción polémica que bien pudo acabar en penalti.

 

Juanjo tuvo en sus botas los tres puntos en uno de esos encuentros de fútbol para olvidar por los méritos de unos y otros. Fue un partido malo, pero fue el Numancia el que llevó el peso del juego, especialmente en una primera parte en la que el meta del Mirandés se tuvo que emplear a fondo. Después de unos primeros 15 minutos insulsos y con poco que ofrecer para el espectador, Cedrick tuvo el 1-0 con un remate de cabeza a centro de Natalio que desbarataba Goitia con una mano prodigiosa. El congoleño era de lo poco que se salvaba en un Numancia que no trasmitía sensaciones de poder doblegar a un rival directo como el Mirandés.

El conjunto de Miranda de Ebro no existía en ataque con dos ex numantinos como Goiria y Díaz de Cerio que pasaban desapercibidos. Los rojillos lo intentaban y pasada la media hora de juego era Juanma el que obligaba a Goitia a lucirse tras un disparo lejano. Sin tiempo para más finalizaba una primera mitad demasiado espesa por parte local.

Las prestaciones lejos de mejorarse empeoraron en la reanudación. Tal fue el desconcierto y la falta de ideas de los dos bandos que hasta el minuto 18 de la segunda parte no llegaba el primer disparo a portería. El Numancia había ido de más a menos y el Mirandés se conformaba con el punto en Los Pajaritos. Díaz de Cerio se había quedado definitivamente como una isla en la punta del ataque, pero el donostiarra estuvo a punto de liársela a su ex equipo con un disparo que estuvo cerca de sorprender por alto a Herrerín.

Pasaban los minutos y el panorama no cambiaba. El Numancia realizaba ataques muy cómodos para la zaga burgalesa, mientras que el Mirandés era feliz con el empate. Cuando todo parecía ya visto para sentencia, Juanjo se encontraba un regalo de Carnaval pero los últimos metros se le hicieron eternos. Era casi un mano a mano con el portero que se fue al limbo. Pudo ser penalti, pero el ariete rojillo lo tuvo todo a su favor para disfrazarse de héroe y al final se quedó en villano.