Heraldo-Diario de Soria

C.D. NUMANCIA

El Numancia canta los 50

Munir sostuvo a un equipo rojillo que en el juego fue mejor que el Llagostera

Cicinho, que no tuvo su tarde, intenta superar a un jugador del Llagostera.-Área 11

Cicinho, que no tuvo su tarde, intenta superar a un jugador del Llagostera.-Área 11

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Pere Serra / Palamós
Soria

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Munir sostuvo al Numancia. Bien en defensa y poderoso en el centro del campo, se mostró sin embargo yermo en el juego de ataque. Los de Anquela apenas encontraron resquicios para hacer gol y se tuvieron que conformar con un empate que no pone demasiada gasolina en su objetivo de lograr una plaza en la fase de ascenso. El Numancia fue un equipo demasiado académico, muy pulcro, pero falto de garra ante un rival que se desató en algunos momentos y que estuvo más cerca del triunfo final.

Comenzó el partido con un ritmo bajo, sin que ninguno de los dos equipos pudiera gobernar el partido con autoridad. El Numancia jugaba con precaución, intentando no cometer errores ante un Llagostera sorprendente y que se había mostrado muy fuerte en el Municipal de Palamos.

Combinaba bien el Numancia y poco a poco imponía su fútbol preciso y rápido, moviendo el balón de banda, con apoyos constantes y buscando la profundidad, lo que era lo más difícil. Tenía más posesión el Numancia, que basculaba más por la izquierda donde Ripa y Vicente se entendían bien. Iñigo Pérez, por su parte, lo intentaba con pases largos, pero faltaba algo más para generar ocasiones de gol. La posesión del Numancia resultaba estéril. Hasta dos minutos estuvo de rondo el equipo de Anquela ante la tímida presión de los locales, que esperaban el fallo para a la contra.

El Llagostera, siempre peligroso en la estrategia, también lo fue al contragolpe y su oportunidad más clara fue en un disparo de Juanjo Expósito que se estrelló en el larguero. Otro remate del Llagostera, en lo que pudo haber sido un gol olímpico, también se estrelló en el larguero. Iñigo Pérez fue el mejor rematador del Numancia. Su primer disparo salió fuera por muy poco mientras que el segundo obligó a René a emplearse a fondo. Los dos equipos habían intentado hacer un fútbol de control, más en el caso del Numancia, pero el excesivo tacticismo evitó que hubiera más jugadas de gol. El problema del Numancia es que su superioridad en el centro del campo no era capaz de reflejarla en el área.

No cambió el panorama en la segunda parte, con cierto desorden en ambos equipos y poca imaginación para ganar metros. El Numancia seguía jugando de forma académica, con balones rasos y juego de toque, pero no tenía verticalidad, más allá de acciones puntuales de Isidoro, que se mostró muy incisivo por su banda.

Pero con la entrada de Perea en la filas locales sufrió el Numancia. Se aceleró el partido por momentos y cuando eso sucedía era el Llagostera el que le ponía más revoluciones, lo que provocó más de un apuro, pese al buen partido de la defensa y, sobre todo, el sobresaliente desempeño de Munir, que completó un gran encuentro, evitando el gol cuando el Llagostera estuvo cerca de conseguirlo.

Anquela tuvo que cambiar a Ripa por molestias dando luego entrada a Natalio por un Cicinho bastante desdibujado. El partido se rompió por momentos pese a que el Numancia intentaba mantenerlo en unos parámetros ortodoxos, con la pausa de Iñigo Pérez en la conducción y echándose de menos un mayor protagonismo por parte de Julio Álvarez, que no intervenía demasiado en el juego. Tampoco le llegaban muchos balones a Sergi Enrich y el Numancia no lograba llegar con claridad al área catalana, donde su defensa ejercía con gran solvencia.

Con el paso de los minutos fue el Llagostera el que se quitó las cadenas y el que se desmelenó más en acciones que rompieron el orden establecido. Munir realizó un paradón a disparo de Perea y poco después el portero soriano evitó otro gol tras un cabezazo de Aimar en una de las jugadas más claras del partido. La seguridad de Munir fue la gran baza de un Numancia yermo en ataque en los momentos más delicados del partido.

No consiguió el equipo de Anquela crear ocasiones de gol en la recta final del partido, en la que siguió sin romper el guión de su fútbol ortodoxo y demasiado aseado. Le faltó al Numancia algo de osadia para abandonar su fútbol de posesión improductivo que únicamente le condujo a mantener el empate inicial.

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