El Tour 2016 será eminentemente montañoso y con más contrarreloj

Con solo una sorpresa el Tour 2016 ha comenzado a andar este martes en París. Subido al caballo de la montaña, bajo la esencia de la Vuelta a España y su festival montañoso, aunque sin tanta cuesta salvaje, la próxima 'grande boucle' tendrá grandes jornadas de ascensiones, unos Pirineos enormes con protagonismo catalán y unos Alpes alejados de los denominados monumentos de la cordillera, que excluye nombres clásicos y míticos como el Galibier o el Izoard.

Desde el marco del Mont de Saint Michel, el segundo lugar de peregrinación turística en Francia después de París, hasta los Campos Elíseos, con bonificaciones en las etapas, con trampas a modo de muro en Normandía, con visita al Macizo Central (estación de Le Lioran) el Tour bajará lo más rápido posible hasta los Pirineos donde se subirán --en esta cordillera, sí-- clásicos como el Tourmalet, el Aspin y el Peyresourde, con las visitas casi obligada a Pau y Luchon, el estreno del lago de Payolle, al lado del Aspin, y la gran jornada en esta cordillera, la etapa adelantada por este diario que partirá desde Vielhapara llegar a Arcalis y cruzar el Val d'Aran y el Pallars, a través de la Bonaigua y el Cantó, antes de penetrar en territorio Andorrano con Beixalis y La Comella (la única novedad a lo adelantado) antes de terminar en Arcalis.

Habrá visita estelar a la Provenza, con la ascensión a su 'Gigante', el Ventoux, en 14 de julio, como paso previo por los montes del Jura antes de afrontar unos Alpes extraños, que giran alrededor del Mont Blanc y con una cronoescalada de 17 kilómetros --la contrarreloj posterior al Ventoux tendrá 37 kilómetros, ni muy larga ni muy corta--para terminar, a un día de Paris con la ascensión y posterior bajada a la complicadísima Joux Plane, un trazado cargado de montaña donde Chris Froome tendrá un escenario para intentar lucirse ante la oposición de Nairo Quintana y Alberto Contador, quien anuncia su última participación en el Tour antes de retirarse tras la Vuelta.