Valverde, ¿Giro, si, Giro, no?

La tertulia ciclista de este otoño, con las bicicletas en fase reposo, solo gira con un dilema, después de que Nairo Quintana, en Colombia, franco en palabras y amigo de las declaraciones largas, sacase a la luz pública las intenciones de su equipo, el Movistar, de llevar a Alejandro Valverde al Giro, como jefe de filas, en una carrera donde el corredor murciano nunca ha participado, pese a su edad (35 años), pero que implica el sacrificio competitivo del Tour y la renuncia evidente a la Vuelta.

El corredor murciano, tradicionalista en su calendario ciclista, no es partidario de variar en el 2016 un programa competitivo que esta temporada le ha vuelto a convertir por segundo año consecutivo en elnúmero uno mundial, debido a su tremenda regularidad de febrero a otoño y con importantes victorias como las conseguidas en la Flecha Valona y la Lieja-Bastoña-Lieja sin olvidar, ni mucho menos, latercera plaza conseguida en el Tour, su único podio en la ronda francesa.

Valverde, siempre habia estado enemistado con el Tour, donde desgracias, caídas, despistes y un sinfín de mala suerte, le habían conducido una y otra vez a posiciones y rendimientos alejados de su infinita clase. Pero este año todo cambió, precisamente en la primera ocasión en la que acudía a la 'grande boucle' sin la presión de los galones como jefe de filas, cargo que ostentó Quintana, segundo en París, por detrás de Chris Froome y por delante de su compañero murciano.

 

El espejo de Contador

Por esta razón, Valverde considera que a los 36 años (la edad que tendrá en julio del 2016), lejos de comenzar su declive como deportista, se encontrará en una plenitud que, cuanto menos, le permitirá volver a asaltar el podio del Tour, razón por la cual quiere repetir participación en la prueba. Y, sobre todo, quiere llegar a la carrera sin el lógico desgaste por un Giro que se anuncia ya como un duelo descomunal entre Vincenzo Nibali y Mikel Landa. Además, la evidencia del imposible que supone ahora afrontar ambas carreras con vistas a la general, demostrado con Alberto Contador (ganó el Giro pero luego llegó demasiado cansado al Tour) es un freno para disputar la ronda francesa con mínimas perspectivas de objetivos.

El equipo estudia la posibilidad de llevar a Valverde al Giro, aunque se contemplan otras alternativas. El freno también se ve en los Juegos Olímpicos, ya que la prueba en ruta llega justo después de acabar el Tour, con un circuito que se adapta a las habilidades de Valverde. Y, por último, la presencia del murciano en Italia significaría su exclusión en la Vuelta, la carrera que más le gusta, donde mejor rinde y donde se siente más ídolo de la afición. Movistar sufriría en la prueba sin el concurso de su mejor estrella local. También el objetivo Giro-Vuelta, se intuye como muy complicado y sin mucha lógica al prescindir Quintana de su mejor escudero para afrontar la victoria. La relación entre ambos es perfecta.