De Soria al cielo

El inicio de la XXV Vuelta Ibérica de Aeronaves Ligeras tuvo un marcado acento soriano. El Aeródromo de Garray fue el escenario en el que 13 avionetas tomaron ayer la salida en la primera etapa de la prueba, una etapa que conducía a los pilotos hasta el Aeródromo de Coscojuela en Huesca.

Lo más madrugadores, los que habitualmente hacen su recorrido por las márgenes del Duero, se vieron ayer sorprendidos por el paso de las 16 aeronaves a 200 metros de altitud por esa zona de la capital. Ese fue el homenaje, acordado con el Ayuntamiento, que los participantes de la Vuelta Ibérica rindieron ayer a la capital al recorrer el perímetro de la misma. «Todos los participantes dieron una pasada al perímetro de la capital. Se hizo a unos 700 pies siguiendo la margen del Duero y pasando por el Parador o el campo de fútbol», explica Antonio Pinero Lázaro, secretario de la Asociación Española de Pilotos de Aviación Ligera (Aepal) que organiza la prueba junto a su homónima portuguesa y que tiene su origen en Soria al ser fundada en 2001 por Marcos Chuliá.

Del Aeródromo de Garray partieron finalmente 13 aeronaves en la que había 21 tripulantes que llegaron en la jornada del sábado y fueron recibidos en el Consistorio por el concejal de Deportes, Ángel Hernández. «La verdad que hemos estado muy bien en Soria», indica Antonio Pinedo. Ésta Copa Ibérica consta de seis etapas en la que se recorren los cielos de España y Portugal. A medida que van transcurriendo las mismas se van incorporando aeronaves y en total son 24 las aeronaves ligeras que tomen parte en la misma hasta acabar el sábado en el Aeródromo de Los Oteros en León. Las etapas oscilan entre los 300 y los 400 kilómetros de distancia (las más larga de este año es de 450) y la media de velocidad de las aeronaves es de 220 km/h siendo oscilando entre los 140 la más lenta y los 300 las más rápida la velocidad de los que participan este año.