Heraldo-Diario de Soria

C.D. NUMANCIA

Jornada de 'difuntos'

Un Numancia desconocido pierde con claridad ante el Girona de Pablo Machín

Acuña intenta golpear un balón a una acción ofensiva del Numancia.-ÁREA 11

Acuña intenta golpear un balón a una acción ofensiva del Numancia.-ÁREA 11

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ALBERTO RIPOLL / GIRONA
Soria

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El Numancia salió escaldado de Montilivi, donde ganó la temporada pasada. Nada que ver con lo sucedido ayer, donde se vio posiblemente al Numancia más inofensivo y pobre de recursos de toda la temporada. Dos goles en los diez primeros minutos fueron el atenuante para apenas competir en un partido en el que el Girona dominó de principio a fin. Los rojillos, después de su peor partido de la temporada y lejos de la imagen de otros desplazamientos, entran en zona de descenso.

Si otras veces había sido el Numancia el que se había adelantado en el marcador en los primeros minutos, esta vez sucedió al contrario y a los siete minutos ya estaba en desventaja en el marcador después del gol de Álex Granell, que remató solo dentro del área tras un buen pase de Borja. No fue eso lo peor, sino que tres minutos después, marcaba de nuevo el equipo gerundense, esta vez por medio del ex valencianista Portu y en una jugada casi calcada, otra vez con Borja como asistente y con remate dentro del área. Tres minutos fulgurantes ponían el partido muy cuesta arriba para los de Jagoba Arrasate, que habían pagado su falta de intensidad y concentración.

No reaccionaba el Numancia mientras el Girona buscaba el tercero. Se mostraba irreconocible el equipo soriano, que había fallado en defensa y se mantenía pasivo, sin generar juego y sin poder llegar al área del Girona. Arrasate pretendía que su equipo tuviera el control del juego y que fuera protagonista, pero la ausencia de Julio Álvarez le dejaba menos opciones de conseguirlo. Jugaba a placer el Girona, que apenas encontraba resistencia en el Numancia más endeble de la temporada. Se veía venir el tercero, que llegó a ocho minutos del descanso a cargo de Pere Pons y que dejaba el partido casi sentenciado. Otra vez un remate desde dentro del área, en esta ocasión con Sandaza como asistente.

El Numancia fallaba estrepitosamente en defensa y en ataque quedaba lastrado por sus imprecisiones en las acciones de Mateu, Pablo Valcarce y Del Moral, que no acertaron a definir con acierto ninguna de las jugadas que elaboraron con más ansiedad que precisión. Sin poder marcar el gol que hubiera metido al equipo en el partido, legó al descanso.

Tras la reanudación, el Numancia salió con una novedad, la de Callens por Iñigo Pérez, un defensa más por un centrocampista, lo que no parecía a priori una apuesta ofensiva para buscar el empate, sino todo lo contrario. Y así se pudo ver en los primeros minutos, con un Girona que estuvo cerca de hacer el cuarto y un Numancia resignado a su suerte y sin apenas cruzar el centro del campo. Pasaban los minutos y no había señales del Numancia, que intentaba mejorar en su trabajo defensivo para evitar la goleada. El Numancia pasó a jugar con tres centrales, para buscar más profundidad con la subida de los laterales Medina y Luis Valcarce. En el caso de Medina, fue uno de los jugadores más incisivos del Numancia.

Pasados veinte minutos, Arrasate decidió jugar sus dos últimas bazas con todo ya perdido y apostó por incorporar dos jugadores de ataque, Jairo y Acuña, para buscar con su frescura la oportunidad de por lo menos acortar distancias en el marcador. Pero con un centro del campo desdibujado y sin control, el Numancia apenas tenía el balón y Marc Mateu tenía que hacer la guerra por su cuenta cada vez que recibía algún balón ante la falta de apoyo. La presencia de Acuña, que volvía a enfrentarse al que fuera si equipo, se dejó notar y la brega del paraguayo le daba un plus de intensidad a un equipo que no lograba encontrarse con su mejor versión y que tenía muchas dificultades para inquietar a un Girona que en esta segunda parte se dedicó a gestionar su ventaja con criterio y un fútbol pausado.

Sobraron los últimos quince minutos como sobró todo el segundo período en el que el Numancia nunca creyó en la posibilidad de conseguir el empate. Tampoco hizo concesión alguna el Girona, que mantuvo el control sin pasar por situaciones de apuro. Sin cohesión ni armonía en sus líneas, el Numancia jugó a ráfagas y se entregó a acciones individuales, como una gran galopada de Unai Medina que acabó estrellando su remate en un defensa del Girona, una jugada aislada y de impotencia que reflejaba el mal partido del Numancia en el que Acuña pudo haber hecho el gol del honor a dos minutos para el final, pero su remate fue detenido por el guardameta local.

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