Heraldo-Diario de Soria

EL CAMPEÓN LUCHINELLI ELOGIA A MARC

"Márquez no se rinde nunca, no busca excusas y ha cambiado MotoGP"

El italiano Luchinelli, campeón de 500cc en 1981 (Suzuki), asegura que nadie conoce el límite del catalán y que, aunque parezca increible, aún puede ser mejor. "Si pudiese decirle algo, le diría, anda Marc, con lo que te diviertes, lanzales un hueso, de vez en cuando, a los demás para que se entretengan", escribe Marco

Marc Márquez celebra, en Buriram (Tailandia), la conquista de su octavo título mundial.-ALEJANDRO CERESUELA

Marc Márquez celebra, en Buriram (Tailandia), la conquista de su octavo título mundial.-ALEJANDRO CERESUELA

Publicado por
EMILIO PÉREZ DE ROZAS
Soria

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Campeones hablando de campeones. Campeones escribiendo sobre campeones. Mejor, campeones juzgando, analizando, elogiando a campeones. La Gazzetta dello Sport ha escogido, para despedir el año, a dos campeones del mundo de F-1 y MotoGP, mejor aún, de 500cc, las poderosas bestias de los años 80, para que reflexionen sobre los dos actuales mejores pilotos del mundo y, casi, casi, de la historia, el británico Lewis Hamilton (Mercedes, F-1, 34 años, seis veces campeón del mundo), y el catalán Marc Márquez (Honda, MotoGP, 26 años, ocho veces campeón del mundo), del equipo Repsol Honda. Los 'escritores' son el británico Damon Hill, campeón de F-1, en 1996, con Williams-Renault, y el italiano Marco Lucchinelli, campeón de 500cc, en 1981, con Suzuki.

Hill considera que su compatriota es el mejor y va camino de convertirse en invencible gracias a su enorme talento, pero no solo en la pista sino también, también, en los entrenamientos y fuera de los circuitos. Lucchinelli, en un texto impecable, repleto de elogios y, sobre todo, de juicios sabios y acertados, cree que el muchacho de Cervera (Lérida), que se ha convertido en el piloto de la década, bueno, como Hamilton, tiene un montón de secretos y razones por las que está arrasando desde que pisó, por vez primera, un circuito del Mundial: No se rinde nunca, es una esponja, aprende cada día, no busca excusas y, además, está reescribiendo la MotoGP, ha cambiado MotoGP, por su estilo de comportarse desde el viernes al domingo, po su pilotaje tan agresivo.

Luchinelli, que corrió para Suzuki, Honda y la italiana Cagiva, que debutó en el Mundial en 350cc de la mano de una Yamaha y que ganó seis grandes premios de los 87 que corrió, considera que Márquez lo hace todo fácil porque, partiendo de su enorme talento, ha sido capaz de cambiar el rumbo de su deporte, de reescribir la MotoGP con su estilo agresivo, como, en su momento, hizo Valentino Rossi al que lleva camino de superar en cuanto a sus fabulosas cifras. Márquez es un auténtico espectáculo en todos los sentidos.

UNA AUTÉNTICA ESPONJA

Lucchinelli, como suele comentar Emilio Alzamora, manager de Márquez, cuando le preguntan sobre las virtudes de Marc, coincide con el campeón de 125cc del 99 que Marc es una auténtica esponja porque, además, ha tenido la suerte de nacer en la época moderna, es decir, ha podido ver correr en televisión, en videos, a los campeones de siempre, ha podido estudiar los circuitos antes de correr en ellos gracias a la Play Station y ha absorbido todo lo importante para poder actuar con contundencia en la pista.

En su texto, el campeón de Suzuki (después de Marco solo Franco Uncini, Kevin Schwantz y Kenny Roberts Jr. han podido coronarse con la Suzuki en 1982, 1993 y 2000) cuenta como él observaba en la pista y solo en la pista a Barry Sheene, Giacomo Agostini y Kenny Roberts padre para aprender. Sin embargo, Marc ha desayunado, comido y cenado moto desde niño, por lo que explica casi desde que nació, aprendiendo de los mejores, especialmente de Vale, del que, posiblemente, ha aprendido, incluso, a responder a los periodistas.

BUSCAR SIEMPRE EL LÍMITE

Lucchinelli, como todo el paddock, como los 2.000 habitantes del parque cerrado del Mundial, no sabe responder a la pregunta de cuál es el techo de Márquez. Ignoro cuanto bueno, bravo, es Marc técnicamente, solo sé que me parece un piloto que pilota por encima de los problemas y, desde el viernes al domingo, siempre, siempre, está entre los tres primeros buscando el límite en las curvas lentas, por eso se cae tanto, pero, después, por eso gana porque se ha preparado mejor que nadie al límite. A Lucchinelli no le interesa demasiado reflexionar sobre si la Honda de Marc es o no la mejor moto, es o no una moto dura, difícil, física, el campeón italiano solo sabe que en sus manos parece la mejor de la parrilla. En ese sentido, elogia que haya habido grandes premios en los que se ha caído cuatro veces y, el domingo, ha ganado.

Respecto a cuáles son las cualidades del ocho veces campeón del mundo, del muchacho que amenaza los récords de Giacomo Agostini y Valentino Rossi, Lucchinelli considera que la fuerza de Marc está en no rendirse nunca. Muchos, tras ser vencido en tres ocasiones en la última vuelta, en la última curva, por Andrea Dovizioso, hubiesen, tal vez, cambiado de estrategia. Marc, no, Marc le ha devuelto la jugada al que le ha vencido en la misma última vuelta o curva.

AÚN PUEDE SER MEJOR

Lucchinelli elogia que Marc jamás se lamente, jamás culpe a nadie ni a nada, ni a la moto, ni a los neumáticos, de sus derrotas o caídas, jamás busque excusas. Y, en ese sentido, por increíble que parezca, señala el italiano en su texto, creo que todavía puede ser mejor de lo que es, pues es muy joven y ya tiene la malicia de los grandísimos campeones. En ese sentido, hay que recordar que Alberto Puig, director deportivo del equipo Repsol Honda, ya comentó, en diciembre del 18, que veríamos un Márquez mucho mejor en el 2019 por difícil que sea de creer. Y acertó: de los 19 grandes premios disputados en el 2019, Márquez ganó 12, quedó segundo en otros 6 y se cayó en Austin (Texas, EEUU).

En uno de sus últimas párrafos, Lucchinelli se atreve a hacer una broma y explica que si pudiese, le diría venga, Marc, con lo mucho que te has divertido, lánzale de vez en cuando un hueso a los demás para que se entretengan. Como queriendo decir, no quieras ganarlo siempre todo. Claro que, antes de estas últimas líneas, Lucchinelli ha reconocido en su elogioso texto que cuando eres joven y ganas, ganas, ganas solo quieres seguir ganando, ganando y ganando.

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