Heraldo-Diario de Soria

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Más de 8 horas corriendo por Aspace

Pakito Alonso completa los 80 kilómetros del reto solidario organizados por el CD Desafío Urbión para ayudar a las arcas de la asociación

Pakito recibía el reconocimiento a su esfuerzo a su llegada a Covaleda. DESAFÍO URBIÓN

Pakito recibía el reconocimiento a su esfuerzo a su llegada a Covaleda. DESAFÍO URBIÓN

Publicado por
FÉLIX TELLO
Soria

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«Las piernas parece que sí se quejan un poco». Con estas palabras Pakito Alonso resumía su aventura de completar los ochenta kilómetros solidarios entre Soria y Covaleda para recaudar fondos a beneficio de Aspace (Asociación de Parálisis Cerebral de Soria). El reto, organizado por el C.D. Desafío Urbión, arrancaba ayer a las 8.30 horas y finalizaba a las 16.45 horas en la plaza Mayor de la localidad pinariega. 8 horas y media de carrera con terreno escarpado y con la exigencia de hacer cumbre en el Urbión. Pakito desafió a la distancia y al calor para ser el héroe de la jornada.

Este leonés de 30 años se considera de Covaleda por los cuatro costados y a la hora de referirse a la exigencia de la carrera la deja en un segundo plano para centrarse en el motivo solidario. «Era una buena oportunidad para aportar nuestro granito de arena», señalaba. Además, debido a la pandemia, al no haber competiciones en el calendario el reto era una importante inyección de motivación para plasmar sus entrenamientos. «Es la distancia más larga que he corrido», explicaba. Y hablando de competiciones, hoy debería disputarse una nueva edición de la Desafío Urbión que se queda en el limbo debido al coronavirus.

Casi dos maratones entre pecho y espalda y Pakito todavía tuvo arrestos para ayudar a sus compañeros del Desafío para recoger toda la intendencia puesta en marcha en la plaza de Covaleda, por cierto, un escenario y una población que respaldó a Pakito y a todos los organizadores con una importante afluencia de gente. Aficionados y aplausos a lo largo de un recorrido que se iniciaba en la nueva sede de Aspace en Soria capital y que pasaba por Garray, Hinojosa de la Sierra, Vilviestre de los Nabos, Vinuesa, Laguna Negra, Picos de Urbión y Duruelo de la Sierra.

Pakito daba sus primeras zancadas en la capital con puntualidad casi inglesa y a las 8.30 horas arrancaba motores. Jaime y Héctor iban a sus primeros acompañantes. Ya en Hinojosa se unía Sergio. Guillermo tomaba el relevo en el Club Náutico como fiel escudero y en Vinuesa se sumaban Ricardo, Rodrigo, Quique y otro Sergio. Los primeros 45 kilómetros hasta la localidad visontina fueron vertiginosos con una media de cuatro minutos de media cada mil metros.

La carrera iba disparada, aunque por delante quedaba lo más complicado, la subida a la Laguna Negra y al Urbión. «Los 17 kilómetros entre Vinuesa y la Laguna Negra han sido los peores, lo he pasado mal por el calor», indicaba el protagonista del día. Joe y Cristina escudaron a Pakito hasta los más de 2.200 metros para hacer cumbre en el Urbión . «Lo subimos muy rápido después de habernos recuperado del anterior tramo hasta la Laguna», apuntaba. El descenso hasta Covaleda pasando por Duruelo de la Sierra contó con una amplia comitiva para respaldar a Pakito. Sergio, Iván, María, Cristina, Rodrigo, Joe, Ricar, Quique, Lucas y Carlos también completaban el círculo con un cuarto de hora de adelanto sobre el horario previsto inicialmente por la organización. 

Aspace recibía apoyo a través del deporte y más concretamente del C.D Desafío Urbión, que ideaba alternativas ante la imposibilidad de llevar a cabo la marcha senderista que año tras año viene realizando el club a beneficio de Aspace. La próxima semana se conocerán las cantidades recaudadas para una asociación que ha visto peligrar tanto la construcción de su nuevo centro como la propia asistencia actual que da a los socios, al verse triplicados los gastos y haber tenido una merma en sus ingresos a consecuencia de la crisis sanitaria.

Más de diez litros de agua

Jornada veraniega de las importantes y altas temperaturas que hicieron que Pakito Alonso tuviera que poner especial celo en la hidratación. Un fallo de cálculo podía dar al traste con el reto y había que cumplir a rajatabla lo marcado. Más de un litro de agua por kilómetro para no deshidratarse y para completar los ochenta kilómetros con totales garantías. Agua y también alimentos para reponer las numerosas fuerzas que se iban quedado en el camino. Hidratos de carbonoa través de pasta y barras energéticas que mantuvieron a Pakito con las fuerzas necesarias para llegar a Covaleda. Ahora unos días de descanso activo y más entrenamientos por la comarca de Pinares, aunque sin competiciones en el horizonte.

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