Heraldo-Diario de Soria

FÚTBOL

Las Calderas del impulso

El Numancia consuma el ascenso a Segunda el Domingo de Calderas de los sanjuanes de hace 25 años, una revolución en la trayectoria del club soriano, que le ha guiado en el cuarto de siglo siguiente

Imagen del partido entre el Numancia y el Recreativo disputado el 29 de junio de 1997 recogida del libro 'CD Numancia. Diez años de gloria'.

Imagen del partido entre el Numancia y el Recreativo disputado el 29 de junio de 1997 recogida del libro 'CD Numancia. Diez años de gloria'.

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LUIS HDEZ. CASADO
Soria

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La revolución futbolística del CD Numancia cumple un cuarto de siglo. El Domingo de Calderas de 1997 el club soriano abandonó su condición de equipo aspirante al ascenso al fútbol profesional por el ansiado desembarco en el hábitat de los equipos señalados entre los mejores. Un impulso muy buscado y añorado durante demasiado tiempo para alcanzar una posición superior (casi 50 años desde su anterior estancia de dos campañas, 1949-50 y 1950-51, en Segunda división) en el mundo del fútbol por el que deambuló en categorías menores hasta ascender a Segunda B el curso 1988-89. Una auténtica travesía del desierto. Desde ese momento, el Numancia buscó el cambio radical, que encontró el Domingo de Calderas de 1997 en una exitosa fase de promoción de ascenso frente al Manchego de Ciudad Real, el Nàstic de Tarragona y el Recreativo de Huelva, desde la dirección del técnico gallego, Antonio Gómez. 

Una campaña antes, el conjunto soriano rompió moldes con su participación en la Copa del Rey. El modesto y humilde, aunque no ausente de ambición, equipo soriano se deshizo a doble eliminatoria de tres clubes de Primera, Racing de Santander, Sporting de Gijón y Real Sociedad, además de poner en serios apuros al Barcelona de Johan Cruyff en los cuartos de final con un empate en Los Pajaritos, 2-2, y una derrota honrosa, 3-1, en el Camp Nou tras adelantarse en el marcador con el rememorado gol de Barbarin. Esa temporada, el conjunto dirigido por Miguel Ángel Lotina no se clasificó para la promoción de ascenso aunque se asomó a los duelos de altos vuelos y se ganó una fama que hoy todavía es recordada y emulada cuando arranca cada curso el torneo copero. Un espejo en el que fijarse para todos los clubes modestos. 

La temporada del giro copernicano no comenzó de la manera deseada. El Numancia encadenó una racha de resultados poco prometedores para su clasificación entre los cuatro primeros del Grupo II de Segunda B con el técnico Javier Yepes, que duró 14 jornadas (seis victorias, cinco derrotas y tres empates), al frente del banquillo. Antonio Gómez le sustituyó. El equipo enderezó el rumbo y hasta el final de la competición, entre la liga regular y la promoción de ascenso, únicamente sumó dos derrotas más. Terminó en segunda posición la liga y se encuadró en la promoción de ascenso con tres rivales con los que no perdió en los seis partidos disputados de la serie del play-off. Ganó en Soria al Nàstic, 1-0, y empató en Tarragona, 1-1. Igualó en Ciudad Real, 0-0, y venció al Manchego en Los Pajaritos, 2-1. Y empató en Huelva, 3-3, consumando el ascenso a Segunda con una victoria en Soria el Domingo de Calderas ante el Recreativo, 2-0. La génesis de lo que posteriormente se ha vivido y experimentado por diferentes generaciones de numantinos, agraciados espectadores del ciclo más glorioso de la trayectoria del club soriano hasta la fase oscura y ominosa de los dos últimos años con dos descensos consecutivos. En este período, Numancia ha completado un total de 23 temporadas en la LFP con 19 campañas en Segunda y cuatro en Primera. 

La llegada del Numancia a Segunda no resultó fácil en su temporada del reencuentro. La permanencia la logró en la jornada final con un empate ante el Hércules con Paco Herrera en el banquillo, sustituto de Antonio Gómez, destituido en el transcurso de la temporada. Miguel Ángel Lotina regresó a Soria para dirigir al equipo en la campaña 1998-99 con un resultado inesperado e inimaginable: el ascenso a Primera. El club soriano había pasado en dos temporadas de luchar por ingresar en el fútbol profesional a mirarse cara a cara con los equipos de mayor jerarquía del fútbol español. Su primera experiencia en la máxima categoría resultó todo un éxito. Andoni Goikoetxea mantuvo al conjunto rojillo entre los mejores en una campaña para el recuerdo con tres descendidos de primer orden superados: Atlético de Madrid, Sevilla y Betis. Lo que se inició un Domingo de Calderas con una explosión de júbilo encontró continuidad en los siguientes años festejando la afición cada final de campaña, ascensos o permanencias, como nunca antes había realizado y se recordara en tierras sorianas. 

Si bien el golpe del descenso de Primera a Segunda en la campaña 2000-01 moderó el ímpetu del club numantino, con el tiempo y la perspectiva de lo vivido le otorga un mayor valor a lo alcanzado durante este último cuarto de siglo. El Numancia se consolidó como uno de los habituales de Segunda pese a las dificultades por sus limitaciones económicas y de masa social frente a sus rivales. Ascendió en dos ocasiones más, 2004-05 con Quique Hernández como entrenador, y 2008-09 con Gonzalo Arconada, certificando el título de campeón de Segunda. Los descensos las temporadas posteriores no empañan su trayectoria, que demuestra ambición y rebeldía, truncadas por un último ciclo desfavorable. El ascenso a Primera RFEF se entiende como el impulso para recuperar las mejores sensaciones de un relato complicado de repetir o igualar. Frenada la deriva desfavorable, la recuperación pasa por regresar al punto de partida como en aquel inolvidable Domingo de Calderas del 97.  

 

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