Heraldo-Diario de Soria

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Investigación al servicio de la empresa

El Centro Tecnológico Attico dispone de 16 investigadores en Valladolid, que desde 2005 realizan proyectos de transformación industrial y competitividad para más de 80 clientes

Plantilla de investigadores de la Fundación Áttico dedicada al apoyo técnico, transformación industrial y competitividad-Leticia Pérez / ICAL

Plantilla de investigadores de la Fundación Áttico dedicada al apoyo técnico, transformación industrial y competitividad-Leticia Pérez / ICAL

Publicado por
J. Benito Iglesias/ ICAL
Soria

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El anonimato y la tranquilidad que otorga un amplio chalé de tres plantas reconvertido en oficinas a las afueras de Valladolid, desde el que se divisa una magnífica vista de la ribera del Pisuerga, encierran un duro trabajo donde la investigación al servicio de la empresa es el principal pilar. Allí se ubica la Fundación Attico, cuyo centro tecnológico del mismo nombre se dedica a apoyar con distintos proyectos latransformación industrial y la competitividad empresarial de sus clientes.

“Nacimos en 2002 de la mano del principal promotor, la empresa burgalesa Transformados Siderúrgicos, que cedió una oficinas en el desfiladero de Pancorbo junto a un espacio natural de gran belleza”, rememora el director general Francisco Javier Rodríguez. En 2004, ya en Valladolid, Attico modificó la fórmula jurídica adaptando legalmente la actividad heredada de la asociación sin ánimo de lucro en el campo de la Investigación, el Desarrollo y la Innovación (I+D+i).

Sin desaparecer la asociación -hasta que liquidó su actividad poco tiempo después- nació la Fundación Attico que primero operó más de un año en el Centro Tecnológico de Boecillo y desde 2005 en el Camino del Cabildo en Valladolid, donde se mantiene una década después con la voluntad de desarrollar una estructura viable y sostenible. “Se gestiona parte del presupuesto que el cliente dedica a investigación y nos confía para desarrollar proyectos. A partir de ese momento se aporta calidad y utilidad en los servicios, mejorando los productos de la empresa beneficiaria. El objetivo primordial pasa por situarla como líder en el sector donde opera”, indica.

La plantilla de 16 investigadores -de entre 30 y 51 años de edad- está integrada por hombres y mujeres a partes iguales “sin haber buscado la paridad”, según sostiene su responsable, y la experiencia profesional acumulada oscila entre los siete y los 25 años. Los empleados proceden de lugares tan dispares como Venezuela, Colombia, Barcelona, Madrid, Zaragoza o Valladolid.

Tres de ellos son doctores y 12 titulados universitarios, respondiendo a perfiles académicos muy variados como matemáticos, físicos, químicos, ingenieros industriales, de telecomunicaciones e informáticos. “Son personas procedentes de carreras técnicas y, a través de la demanda existente, realizan proyectos de investigación aplicada que permiten desarrollar valor para la empresa, creándose equipos de trabajo con un perfil mixto”, arguye el máximo responsable de Attico.

Buen arranque

“El arranque fue rápido e importante coincidiendo con la bonanza económica en el país, entre 2004 y 2008”, apunta. A su vez añade que en los inicios se hicieron contratos temporales e indefinidos “para poder absorber las oscilaciones de las puntas de trabajo”. La actividad máxima se produjo en 2008 al gestionar desde el centro tecnológico 8,9 millones de euros de los 51,5 millones que presupuestaron sus clientes en I+D+i. La etapa de recesión hizo descender los contratos, aunque en los últimos tres años el número de trabajadores es estable y adaptado a las necesidades actuales.

“No hacemos ninguna publicidad de nuestra actividad ni llevamos a cabo acciones comerciales”, asevera el director general, al tiempo que sostiene que los encargos de proyectos de innovación para mejorar la competitividad parten del boca a boca. “Se nos conoce mucho más fuera de nuestra autonomía que dentro y los nuevos clientes se enteran de que existimos hablando con otros para los que hemos trabajado. Tratamos de fomentar el efecto tractor de las grandes empresas con las pequeñas para abordar tanto proyectos ambiciosos como otros que lo son menos, aprovechando las sinergias que van surgiendo”, expone Rodríguez.

Las clientes proceden en buena parte de Cataluña, Madrid y País Vasco -donde se genera mayor actividad económica- además de Castilla y León, Aragón o Galicia, y los trabajos más solicitados y en los que Attico se ha especializado son los relacionados con las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), control de sistemas, eficiencia energética y energías alternativas. “En suma hacemos cosas muy diversas que crean valor empresarial”, expone.

El director general del Centro Tecnológico Attico destaca que entre los proyectos más ambiciosos hubo uno en 2010 que estuvo en la vanguardia tecnológica y fue promovido por la Clínica Barceloneta, ubicada en Barcelona. “Logramos aislar una señal de control unívoca obtenida mediante la interpretación de la actividad cerebral. A partir de ahí se desarrolló un lenguaje para comunicación y órdenes, junto a una asistencia domótica en un entorno para pacientes asistidos. De esta forma, un enfermo totalmente dependiente sólo con pestañear y sin necesidad de hablar puede encender o apagar la luz, avisar al servicio de enfermería o cambiar de canal en la televisión”, concreta.

Ámbito de negocio

La colaboración con las empresas, pymes y grandes grupos empresariales con los que la Fundación viene trabajando en I+D+i representa un notable equilibrio sectorial. Algunas de las compañías más conocidas son las compañías de seguros Catalana Occidente y Mutua Madrileña; Plásticos Durex; la cadena de supermercados Lupa; General Óptica; o las constructoras Gobercons, Forcimsa y Marco Obra Pública. La dilatada experiencia de Attico viene avalada por la calidad de los resultados de sus proyectos, que en buena parte han dado lugar a productos innovadores propiedad de las empresas con las que se ha colaborado y que son explotados de forma muy satisfactoria.

En 2014 se gestionaron 2,1 millones de euros de los 10,4 millones presupuestados en I+D+I por las empresas que contrataron los servicios del Centro Tecnológico vallisoletano desde varios puntos del país. En el caso del tejido empresarial de Castilla y León, la cantidad invertida para este tipo de proyectos fue de 1,9 millones y el dinero gestionado por Attico de 800.000 euros. En cuanto al alcance económico generado con la actividad investigadora de la Fundación, se cifró en 1,5 millones de euros el pasado año, cuyo desglose fue de 1,1 millones para desarrollo tecnológico; 300.000 euros en investigación científica; y 100.000 euros en transferencia tecnológica.

En porcentajes, el trabajo desarrollado por Attico fue en un 65 por ciento para proyectos nacionales; un 22 por ciento en investigación científica; un 8 por ciento al trabajo para consorcios empresariales; un 3 por ciento para articular procesos productivos innovadores; y un 2 por ciento al fomento de I+D+i. Por sectores, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se llevaron un 34,38 por ciento de los proyectos; la electrónica y los bienes de equipo un 31,25 por ciento; la automoción un 21,88 por ciento; y la intermediación financiera el 12,50 por ciento.

Asamblea General y Patronato

La gestión del Centro Tecnológico Attico se rige por una Asamblea General y un Patronato que integran la Fundación, además de la parte ejecutiva que se delega en la dirección general. “Por un lado, están los miembros de la asamblea y, por otro, el Patronato que está formado por tres personas independientes entre sí que rotan, y anualmente sale de la presidencia el más antiguo con la aprobación de cuentas. Luego cada año se elige un nuevo miembro en elecciones a doble vuelta”, expone Francisco Javier Rodríguez.

Como miembros de la Asamblea General con origen castellano y leonés -además de personas físicas como el propio director general- figuran la empresa burgalesa Transformados Siderúrgicos; Potencia y Control de Electrificaciones de Boecillo, compañía dedicada a sistemas de automatización y especializada en automoción; la empresa de Ingeniería Mecánica ECM de Valladolid; la consultora de dirección de construcción AOC; y la constructora Forcimsa.

Destaca en esta organigrama la colaboración como socio de la Fundación General de la Universidad de Salamanca a través de un convenio. “Esta entidad ejerce como miembro de pleno derecho en la Asamblea General, con una colaboración activa con los distintos grupos de investigación. Se trata de aprovechar las sinergias y de facilitar la incorporación de personal investigador universitario a la hora desarrollar actuaciones de I+D+i conjuntas”, manifiesta Rodríguez.

La financiación del Centro Tecnológico Attico es privada en un 98,43 por ciento con los recursos propios generados. La pública, con un porcentaje de 1,57 por ciento, procede únicamente del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). Esta entidad pública empresarial dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad impulsa con distintas líneas de ayuda la innovación y el desarrollo tecnológicode las empresas españolas.

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