Heraldo-Diario de Soria

Investigación sobre producción de aceites de los jarales

Una investigación en la que participa el Ceder-Ciemat de Soria permite estudiar el rendimiento de producción de aceites esenciales de los jarales del sistema central y relacionarlos con la meteorología.

Luis Esteban, investigador del Ceder-Ciemat en Soria.

Luis Esteban, investigador del Ceder-Ciemat en Soria.MONTESEGUROFOTO

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La jara es una especie con importantes efectos alelopáticos (producción de compuestos bioquímicos) que coloniza los suelos forestales ácidos y que es muy predominante en la cuenca mediterránea. 

Se trata de un arbusto que por sus compuestos puede resultar de gran interés en la industria para la obtención de bioproductos, a lo que se suma su utilidad como biocombustible.

El Centro de Desarrollo de Energías Renovables Ceder-Ciemat de Soria estudia científicamente esta especie forestal desde el año 2014. El centro trabaja en distintos proyectos de investigación que permiten aportar luz sobre la valorización de la especie, desde su uso como biomasa hasta otros productos de mayor interés como aceites esenciales o goma de ládano.

Las primeras investigaciones del Ceder se centraron en las posibilidades de la jara (Cistus laurifolius) como combustible y de esos estudios se observó que cuenta con buenas posibilidades, se peletiza bien y también responde bien a la combustión en calderas industriales, incluso tras un periodo de almacenaje en el exterior en climas como el soriano.

Pero, «no resulta viable económicamente desbrozar los jarales», explica el investigador del Ceder, Luis Esteban, que añade que tras realizar un estudio económico del rendimiento del producto final no salían las cuentas, «eso fue lo que nos hizo cambiar de filosofía en nuestra línea de investigación» y comenzar a estudiar los compuestos de la jara que se pueden destilar como son los aceites esenciales y que tienen demanda en la industria.

Uno de esos proyectos de investigación en el que trabaja el centro soriano en la actualidad y que concluirá en los próximos meses es Biocistus 4.0 en el se estudia el cultivo de la jara pringosa y su explotación sostenible con criterios de circularidad. 

Para ello se lleva a cabo una extracción de aceite esencia y oleorresina y biomasa lignocelulósica en jarales de las poblaciones de Hiendelaenciana (Guadalajara) y Berzosa de Lozoya (Madrid) para estudiarlos.

Un equipo multidisciplinar de investigadores que coordina el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra) y en el que participan el Ceder-Ciemat y la Universidad Politécnica de Valencia trabajan en este proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, a través de la Agencia Estatal de Investigación, que pretende poner en valor especies como la jara pringosa (Cistus ladanifer) para la obtención de bioproductos de valor añadido.

En la actualidad existe una actividad industrial que se dedica a la explotación comercial de los aceites que se extraen de la jara pringosa, ubicada sobre todo en matorrales silvestres del sur de España, y se cosechan en los meses más cálidos para destinarla a aceites para perfumería y cosmética.

Los objetivos de la investigación son, primero, «conocer bien la especie», explica Luis Esteban, que subraya que se desconoce el rendimiento del aceite esencial, que se encuentra en las ramillas del arbusto, la dinámica de su producción y cómo le condiciona la meteorología. 

En segundo lugar, aportar luz sobre el proceso de mecanización en la recolección con el fin de perfeccionarla, «había mucha incertidumbre sobre este trabajo que generalmente se viene realizando de manera manual», puntualiza el investigador del Ceder y, en tercer lugar, seleccionar individuos de la especie para clonarlos y ver las posibilidades que hay para cultivar una especie que en la actualidad crece de manera silvestre.

Después de tres años de investigación, el proyecto concluirá en los próximos meses y el equipo puede plantear algunas evidencias, tras el análisis de los datos recabados en el primer año de recolección de jara territorios del sistema central. 

La más destacada es que tanto el calor como el frío favorecen producción de metabolitos secundarios de la planta, que son los que producen los aceites esenciales y las gomas, dado que se trata de un mecanismo de defensa de la planta ante estas condiciones ambientales, sin embargo, durante inviernos y primaveras lluviosas se ha observado que la producción de los aceites de jara es menor, «cuando hay otoños secos con heladas e inviernos fríos la cosecha es buena», explica Luis Esteban.

También se han conocido los ciclos productivos de los jarales en el sistema central, donde la planta florece en mayo-junio y en agosto o septiembre comienza a producir hasta el mes de febrero, un periodo distinto y más largo a cómo se comportan los del sur del país, donde la recolección comienza en julio y termina en diciembre.

La investigación conlleva un trabajo de campo, del que se encarga el Ceder que consiste en la recolección de 80 kilos de jara cada 15 días para su destilación, de la que se extrae el porcentaje de aceite esencial sobre la biomasa. Los aceites que salen de esta destilación se analizan en el laboratorio con el objetivo de definir también su composición.

Se ha abierto una línea de colaboración con el Instituto Politécnico de Braganza (Portugal) para analizar las propiedades farmacéuticas de estos destilados, si tienen poderes antibacteriano o antioxidante, entre otros.

En cada zona de muestreo de las jaras silvestres que se cosechan en Guadalajara y Madrid se han instalado estaciones meteorológicas en la que a diario se recogen variables de pluviometría, humedad relativa, viento, humectación folial (rocío), insolación, temperatura ambiental y del suelo en superficie y a varios centímetros por debajo.

Además se toman imágenes espectrales con vuelos de dron para relacionarlas con el rendimiento de aceite esencial de los jarales.

Los investigadores estudian la relación de los resultados de las destilaciones, con los datos recogidos de las estaciones meteorológicas y del dron para establecer modelos predictivos de la producción en los jarales.

La recogida de datos concluirá en junio y posteriormente los socios que forman parte de esta investigación elaborarán las conclusiones finales de un proyecto en el que se recaban conocimientos sobre la puesta en valor de una especie nativa, como es la jara pringosa, para la obtención de bioproductos dirigidos al mundo de la cosmética, pero también a la alimentación y a la agricultura orgánica.

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