LA SITUACIÓN JUDICIAL DEL EXPRESIDENTE
Expectación en Brasil ante la posible liberación de Lula
Un juez del Tribunal Supremo emitió una orden que lo beneficia, pero que puede ser anulada. El exjefe del Estado se encuentra preso desde el pasado 7 de abril
Las horas de Luiz Inacio Lula da Silva en una celda de la sureña Curitiba podrían terminar horas antes de que la justicia brasileña entre completamente en receso veraniego. Marco Aurélio, uno de los jueces del Tribunal Supremo Federal (STF), dictaminó que queden en suspenso las órdenes de detención de las personas condenadas en segunda instancia. La defensa del ex presidente consideró que su aplicación lo beneficiará y por eso pidió que sea liberado. Pero para que eso suceda, Brasil espera el inminente pronuciamiento del presidente del STF, Dias Toffoli. Algunos medios de prensa sostienen que Toffoli es partidario de rechazar el planteo de Aurélio. Por lo pronto, decenas de manifestantes comenzaron a reunirse alrededor de la cárcel a la espera de una resolución.
La dirección del Partido de los Trabajadores (PT) y los mismos abogados de Lula han sido tomados por sorpresa: no esperaban a estas alturas del año un dictamen de esta naturaleza. Brasil solo se prepara para ungir al ultraderechista Jair Bolsonaro como nuevo jefe de Estado, el 1 de enero. Lo que no ha provocado en la defensa sorpresa es la rapidez con la cual el Ministerio Público Federal apeló el fallo de Aurélio, dejando en manos de Toffoli que Lula salga de la cárcel o festeje la llegada de 2019 en su casa. Para su abogado, Cristiano Zanin, debería imponerse la segunda opción porque se ha restablecido “el principio de la presunción de inocencia consagrada en la Constitución”.
Aurélio había considerado que los principios de la Carta Magna deberían estar por encima de una mayoría coyuntural en el STF. “Cuando tomé posesión de mi cargo en este Tribunal, hace 28 años, juré cumplir con la Constitución Federal, observar las leyes del país”, dijo.
Desde 2016, el Tribunal Supremo ha decidido en tres ocasiones distintas que el encarcelamiento es posible después de una condena en segunda instancia. Pero el caso Lula volvió a tensar la situación. El fundador del PT se encuentra detenido desde el 7 de abril, después de que el Tribunal Regional Federal IV Región (TRF4) le impusiera una pena de 12 años y un mes de prisión por delitos de corrupción pasiva que no fueron debidamente probados durante el juicio.